Estuve seiscientas horas fuera.Quizá pensando,
Quizá huyendo de mi realidad.
O simplemente haciéndome la dura.
Que increíble es el mundo.
Cuando pones toda tu confianza en alguien y le llamas "amigo",se supone que es algo eterno,algo hermoso,algo mutuo.
Pero al final terminan siendo todos unos hijos de puta,que no harán ni la cuarta parte de lo que tu ya has hecho por ellos.
Entonces te alejas,pero ahí para ellos ya eres mala persona.
Me di cuenta de varias cosas en estas seiscientas horas:•He sido amiga de personas que actualmente me dan asco.
•El hecho de cambiar amistades cambia la forma de ver la vida.
•Las mentiras son como cicatrices en tu alma.Ellas te destruyen para siempre.
•Las mejores cosa de la vida no son cosas,sino momentos,emociones,recuerdos y lecciones.
Lo que está sucediendo es que somos muy tercos como seres humanos,y no aceptamos nuestras culpas,nuestros defectos.
Eso es bastante inútil.
Siento que existe la necesidad de un cambio,al menos en mi vida.
Necesito irme lejos,alejarme,cambiar las caras,conocer más gente y descubrir el mundo.
Porque las cosas podrían empeorar y terminaría asesinando brutalmente a todo el mundo.Y por supuesto,mi nivel de paranoia llega a esos extremos y más.
Si supieran todo lo que ha rondado por mi cabeza las últimas seiscientas horas pensarían que necesito ser internada urgentemente.
Estoy en ese momento en el que soy jodidamente feliz,pero aun así tengo la necesidad de apartarme del pasado.Y no por complacer a nadie,al contrario,esto es por complacerme a mi misma.Es mi necesidad,y cuando es una necesidad la prioridad es grande y vale por mil.
¿Qué sentido tendría seguir escribiendo sin tener conflictos en mi cabeza?
La ahora psicópata: -Vx
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Diario de una adolescente al borde
Non-Fiction←Creen que no soy capaz de hacer cosas...Pero no me conocen→