Afternoon » njh

Capítulo veinte y nueve

— ¿Qué tal éste vestido? — Jade lo alzó en su mano colgándolo del gancho. — Te sentaría bien. Deberías probártelo.

— ¿Para qué me compraría un vestido así? — lo señalé con desinterés — No tendría dónde lucirlo...

— ¿Y... — Jade sonrió malévola — quién dijo eso?

Fruncí mi ceño mientras Jade corrió a saltitos hasta otro estante de vestidos. ¿Con qué locura venía ahora? ¿Iba a volver a abandonarme o a ponerme en la boca del lobo?

— ¡La noche de brujas está a la vuelta de la esquina! — anunció — Y ya tengo el lugar perfecto en donde podríamos pasarla genial. Entonces éste vestido vendría perfecto para el disfraz que tengo armado en la cabeza.

— Alto — me reí secamente deteniéndome — Jade, no quiero que nada malo pase en la fantástica noche de brujas. — dije con mi tono más sarcástico — ¿Qué tipo de fiestas son las que hacen en una noche de brujas? Las que no nos convienen. ¡Bien pensado!

— ¿Por qué eres tan anticuada? — dijo cayéndosele los hombros — ¡Tienes que empezar a comportarte como alguien de tu edad! ¡Es hora de divertirnos! La pasaremos bien y nada se saldrá de nuestras manos... Además, es una invitación haciendo otra invitación. — se rió nerviosamente — La verdad es que no quería ir sola.

Suspiré. Aquí vamos... — Dime que no es él mismo del festival. ¿Lo arrastraste hasta acá?

Pero la sonrisita que Jade estaba escondiendo mirándome de reojo me lo contestó todo.

— ¡Se llama Robert Cox! — exclamó entusiasmada.

— Qué nombre más mari...

— Es todo un guapetón y quiero que me lo apruebes. — guiñó un ojo en mi dirección — Vamos, ¿qué tal éste vestido?

— Ni si quiera estás convenciéndome de nada, ¿lo sabes? — dije escéptica cruzándome de brazos.

— El punto es que terminaremos yendo juntas, ¿lo sabes? — me hizo burla imitando mi tono — ¡Quiero que resaltes todo eso que escondes bajo esos jeans aburridos! Vamos, ¿qué colores dijiste que te gustaban?

— ¡Éste jean es mi favorito! — dije fingiendo estar ofendida — Y a mí también se me olvidaron mis colores preferidos. Además, no pienso congelarme del frío por enseñar mis...

— Esas piernas de pollo frito podrían matar a cualquiera de un infarto, y haré que las luzcas. Para eso necesito que el vestido te ahorque las caderas...

Arrugué la cara cruzándome de brazos — ¿Piensas disfrazarme de prostituta?

— ¡Aquí está! — me ignoró y me jaló del suéter — ¡Vamos!

   Después de matar el tiempo en los probadores, Jade salió con tres piezas diferentes y yo con el jodido vestido que me obligó a probarme -después de la docena, claro.- Pensé que iba a lucir peor de lo que me vi. No me quedó nada mal aunque no estuviera acostumbrada a ponerme vestidos así. Siempre había una primera vez... El punto es que Jade me había convencido de ir a la fiesta con ella. Quería pensar que todo saldría como ella misma me había dicho pero siempre que salíamos juntas, yo iba con el mal presentimiento encajado en la garganta. Y ésta vez, era peor. ¿Una noche de brujas? Joder...
   Cuando salimos del centro comercial, cada una se fue por su lado. Marcaban las seis y treinta de la tarde y si no me apresuraba llegaría tarde a mi turno especial en el restaurante. La superiora había hecho un trato con Jade y yo. Consistía en ir a trabajar esos días en los que las cosas se apretaran demasiado en el restaurante a cambio de el doble de nuestro sueldo. ¡Éramos sus únicas empleadas leales desde que nos habíamos graduado de preparatoria! ¿Qué más podía hacer por nosotras? Bajarnos las estrellas, claro. Hoy era sábado y tenía que pasar por el trabajo.