Capítulo treinta y ocho

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— ¿Perdiste la cabeza?

— ¿Te parece que estoy bromeando? — bufó — Dylan, sería lo mejor para ambos.

— ¿Cómo crees... — fruncí mi ceño quitándome sus manos de encima lentamente — ¿Estás escuchando lo que estás pidiéndome? Quieres que me escape contigo... — estuve a punto de reírmele en la cara por solo habérmelo planteado — ¡Quieres que me escape contigo!

— ¡Vamos, joder Dylan! — se quejó — ¡No es complicado! ¡Es mucho mejor que estar pidiéndome explicaciones!

Apreté mucho mi mandíbula conteniéndome las ganas de partirle la cara. Quería descargar mi fuerza de alguna manera pero no sabía cómo. Lo más que pude conseguir fue empujarlo lejos de mí.

— ¡Estás loco!

Si antes no podía entender nada ahora ni si quiera lo intentaba. ¡Además de no parar de pensar y suponer! Ariel falleció hace menos de lo que Exton y yo tuvimos una conversación sin gritarnos. No podía creer que ya no volvería a verla...con él. Una de las razones por las cuales tanto discutíamos. Ahora me sale con el cuento de querer salir corriendo como un cobarde. ¡Queriendo llevarme a mí con él! ¿A qué cojones se debía todo esto? ¿Cuándo iba a decirme algo respecto a Ariel? Suspiré llamando la atención de Exton. Me apoyé de la isla de la cocina, dándole la cara a él. Me masajeé las sienes tratando de mantener mis riendas en orden.

— Vas a volverme loca... — dije negando con la cabeza — ¿Por qué están pasando tantas cosas? ¡¿Por qué mi vida está cambiando tanto?!

— Y seguirá cambiando. — espetó, ambos conectándonos la mirada al unísono — Por eso necesitamos irnos, Dylan. Y así parará de hacerte daño.

— ¿Y qué sabes tú de lo que me está haciendo daño? — bufé — ¡Tú eres el primero de la lista! ¡Tú y toda tu mierda! ¿Y así quieres llevarme contigo?

Exton detuvo su aliento y volvió a morderse el interior de la boca. Desvió su mirada y me dio la espalda. Esperé haberle atinado exactamente como él lo hace cada vez que me pasa por alto todo lo que quiero saber. ¡Así me hace sentir! ¡Todo esto ya estaba empezando a dolerme! Era demasiado a la vez para soportarlo. Y todo porque él no había sabido decirme las cosas desde un principio.

— Dylan — me llamó sin darme la cara — N-No es... No es tan fácil, ¿sabes? Tú sabes que quiero contártelo, que quiero decírtelo pero no puedo. Lo único que voy a remarcarte es Dylan: no importa lo que siga pasando, voy a seguir cuidándote y protegiéndote como lo he venido haciendo desde el primer día.

¿Qué?

Me levanté de la isla enderezando mi postura y tragué saliva. La mano izquierda comenzó a temblarme.

— Exton...

— Es todo — dijo pasándome de largo.



Con el paso del tiempo pensé que podría olvidarme de las cosas. Aunque todo concurría con normalidad, todavía no podía limpiarme la cabeza. Iba en las tardes a la biblioteca del pueblo para estudiar y trabajaba en las noches. Nada fuera de lo común. Recuperé la comunicación con Jade y Roy y a veces nos hacíamos llamadas o preferíamos los textos cuando no podíamos vernos seguido. Se me había olvidado lo aburrida que era mi vida...desde que empecé a dejar de notarlo.
Desde que le había rechazado la oferta a Exton, las cosas ya no eran las mismas. Incluso él se veía cambiado. Si me los encontraba en alguna esquina era pura coincidencia, porque ya no lo veía tan seguido como antes. Incluso sospeché que dejó de seguirme. Ambos perdimos rastro del otro, y seguía sin tener su número celular. ¿Qué quería? Sabía que eso iba esperarle sino abría la boca antes de que fuera demasiado tarde. Bueno, él tiempo se agotó.
Lo más increíble fue que dejé de encontrarme con los Scott también. No había rastro de nadie. La muerte de Ariel dejó un profundo misterio entre toda ésta gente. Yo suponía muchas cosas solamente no tenía la manera de cómo comprobarlo. Exton no asistió a su funeral ni en sus últimos momentos. Le restó mucha importancia, bien cumpliendo su palabra. Todo estaba resultándome extraño. Sentía que no podía fiarme ni del propio aire que estaba respirando.

Afternoon » njh Donde viven las historias. Descúbrelo ahora