Capítulo treinta

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— ¡Joder! — grité respingándome.

Me giré con un mohín esperando encontrarme con el responsable, pero tuve que entornar mi mirada para tratar de descifrar la cara de la silueta que me habló. Estaba mojándose en la lluvia y cuando dio unos pasos en mi dirección se refugió debajo del techo. El pelo rubio estaba pegándosele en la frente y de momento el corazón me dio un salto...

No podía ser...

Se rió entre dientes — Me gusta esa parte...

Siguió dirigiéndose a pasos cortos en mi dirección hasta que salió del lado tenue y en donde no alcanzaba la luz y pude ver su rostro. Suspiré dejando caer toda la tensión de mi cuerpo.

— No vuelvas a hacer eso.

— ¿Te molestó? — preguntó burlándose.

— Me asustaste, geni... — me corté mirándolo de reojo.

— ¿Por qué sigues aquí todavía? — preguntó cruzándose de brazos — ¿Éstas a patas otra vez?

— No — contesté fingiendo despreocupación — ¿Quién dijo eso?

— ¿Y qué estás esperando entonces?

Me encogí de hombros y desvíe mi mirada esperando que no se notara demasiado lo mucho que estaba divagando. — Que pase la lluvia.

Pero no estaba convenciéndolo. Luke me miró entornando sus ojos esperando a que le soltara la verdad -cosa que no iba a hacer.- Cuando realizó que no iba hacerlo -por mi mirada de obviedad- se rió entre dientes y se pasó las manos por el pelo mojado para peinarlo hacía atrás dejándose la frente al descubierto.

— Bueno... — soltó una bocanada de aire — Creo que lo menos que tengo es cara de estúpido, ¿no lo crees, Dylan? — me tensé cuando comenzó a presionarme con su mirada — ¿Quién te dejó a patas?

Tragué saliva rehusándome a darle lo que quería. Me estaba dando mala espina desde que asistí su mesa. ¿Qué coño se le había perdido ahora?

— Nadie

— Entonces, ¿en dónde dejaste tu auto? ¿En la autopista? — enarcó una ceja burlándose de mí — Vamos, Dylan... Puedo llevarte a tu casa.

   Solté un suspiro. Realmente no me quedaba de otra más que aceptar a Luke. Sino, ¿qué haría? ¿Quedarme a recibir la mañana? Quería platearme en la cabeza que era Exton el que iba a dejarme en casa para sentirme segura, pero eso era absurdo porque las diferencias sobraban. ¡No era Exton...sino, Luke! Y eso me inquietaba como el diablo. Algo no dejaba que me fiara con los ojos cerrados...

— ¿Vamos? — Luke preguntó ofreciéndome su chaqueta para cubrirme de la lluvia.

Y qué jodienda... ¿Por qué lo único que hacía mi cabeza era recordarme a Exton?

   Me la pasé por la cabeza antes de emprender la carrera hasta su auto. Luke tenía una camioneta de dos puertas color negro. Pisé un escalón para subirme y cerré la puerta. Me saqué la chaqueta empapada para frotarme los brazos antes de que comenzara a tiritar. Luke se subió con rapidez pero no se quejó de estar chorreando y mojar su asiento de piloto, en cambio yo que con una gotita ya estaba llorando del frío.

— ¿No estás muriéndote del frío? — pregunté arrugándome la cara.

Luke negó con su cabeza haciendo un puchero, como si la situación fuera normal y yo fuera la loca con frío. — ¿Tú estás muriéndote? — preguntó mirándome usar la misma chaqueta mojada para tratar de cubrirme el cuerpo — Eso no servirá...

Afternoon » njh Donde viven las historias. Descúbrelo ahora