Afternoon » njh

Capítulo treinta y seis

Me resultó piedra despegarme los párpados. ¡Pero qué flojeraaaaa! Tenía la garganta como un desierto. Tampoco podía hacer el intento de mover el cuerpo. No por ahora, joder. A penas sabía que acababa de salir de una jodida fiesta...

— ¿Dylan?

Todavía podía sentirme entre el sueño y el despertar. Quería enfocar a la persona que estaba hablándome pero la vista no me dejaba lo suficiente. Inspiré hondamente para tratar de relajar el proceso.

— ¿Estás bien? — volvió a preguntar.

Bingo parte tres. A lo mejor no podía verlo con claridad pero ya no iba a confundir más su voz.

— Essstoyyy de maravillaaa... — arrastré mis palabras mientras fui estirándome los huesos.

— Dylan, mírame — Exton me agarró de la mandíbula — ¡Despierta y mírame!

— Joderrrr... — me revolví — ¡Quítate!

Escuché como resopló moviéndose un poco a mi lado. — Tómate esto.

— Que no — Sentencié haciendo ademán de incorporarme sobre la cama pero Exton me detuvo de golpe haciendo que cayera de espaldas otra vez. La cabeza me palpitó. — ¡Mierrrrda!

— Quédate quieta y tómate esto. — ordenó ofreciéndome un vaso — ¿Eso puedes hacerlo sin berrear?

Me apoyé sobre mis codos con la cara arrugada. Cuando lo miré de hito en hito, pude divisarle los rasgos de su rostro como si el sol estuviera dándome en la cara.

— ¿Y qué cojones es eso?

— Solo tómatelo... — me agarró del mentón llevándome el vaso a los labios para obligarme a abrir la boca.

No tenía olor por lo que no supe de antemano lo que iba a darme. Sin embargo, una vez lo saboreé me entraron ganas de escupírselo en la cara.

— ¡No lo escupas! — me advirtió — ¡Traga!

Me lo tragué retorciéndome en la cama comenzando a berrear. ¡Pero qué asquerosidad! Era indescriptible pero realmente asqueroso.

— ¡¿Por qué me das mierda?! — grité recuperando la respiración como si la hubiera retenido por un siglo.

Lo sé, era una dramática. Lo aceptaba.

— Tenía que desintoxicarte ya que lo que te digo te entra por un oído y te sale por el culo. — ironizó levantándose para dejar el vaso apoyado y luego regresar — ¿Fue mejor que morirse cagando?

— ¿Desintoxicarme? — pregunté con toda la mete en blanco.

Exton decidió ignorarme poniendo los ojos en blanco. Intenté organizar mis pensamientos pero lo único que conseguí recordar fue que salí de una fiesta. Me espabilé de repente. ¿Intoxicación? ¿De qué cojones me intoxiqué en la fiesta? ¿Cómo llegué aquí?

— ¿Qué hora es? — pregunté.

— Más de las tres de la madrugada.

— ¿En dónde estamos? ¿Se acabó la fiesta tan pronto?

Exton soltó una risita cargada de ironía. — La fiesta se acabó hace una hora y estamos en mi departamento. ¿Qué tal este? ¿Vas a criticarlo también?

Bufé — ¿En tu departamento? — dije sentándome en la cama más despacio que la primera vez — ¿El mismo a dónde traes a Ariel?