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Capítulo treinta y dos

— ¿Qué se te perdió a ti aquí? — Exton remató chocando su hombro con el mío cuando llegó a mi lado.

   Lo señaló con el mentón mirándolo de arriba a bajo apáticamente. Sabía que yo nos había metido en la boca del lobo. Éstos dos nunca me dieron razón para encerrarnos juntos en una lata de salchicha y no asesinarnos. Siempre que los veía juntos lo único que hacían eran chocar y chocar con cada cosa que dijera el otro. ¿Ahora qué estarían pensando? ¿Que planeé verle la cara de idiotas a ambos? Aunque eso no estaría nada mal...

— ¿Para ti nada es suficiente, Exton? — Luke fue el primero que se exaltó, acercándose y empujándolo para provocarlo.

Exton cerró los ojos buscándose autocontrol en lo más profundo. — Más te vale que cierras esa bocota, imbécil. No querrás...

— ¿Y qué vas a hacer? — lo interrumpió — ¡Vamos! ¿Quieres más golpes de los que tienes? ¿Por qué no empiezas? — Luke retrocedió dejándole todo el espacio a Exton para que iniciara.

   No iba a negar que me había alarmado desde que vi la carota de Luke aparecerse. ¡Era el jodido colmo! Ahora solo pensaba en que saliéramos de esta para no echarle más leña al fuego de la que tenía. Todavía me acordaba de lo encojonada que me puse con Luke. ¿Por qué pensó que iría a olvidarlo saliendo con él? ¡Para empezar! ¿Quién le dijo que yo había aceptado? Es por eso que supe que también debía intervenir -aunque no supiera mierda de lo que estuvieran insinuándose, yo iría por mi lado.- Así que, cuando estuve en pleno ademán Exton se encargó de volver a meterse.

— Sube al auto, Dylan. — ordenó sin si quiera girar a mirarme.

Luke resopló burlándose — ¿En serio, Dylan? — se cruzó de brazos en mi dirección para mirarme — ¿Qué hay de nuestra cita?

   Juro que se me apretó el culo, tensándome todo el maldito sistema. No quería parecer que de verdad estaba muriéndome de los nervios. El momento fue peor en cuanto Exton se giró en mi dirección para mirarme dudando de su incredulidad. Exton también resopló, esperando a que dijera algo que negara a Luke.

— ¿De qué carajo está hablando? — Exton me preguntó.

— ¡Creo que estás confundiéndote! — solté mirando a Luke — ¡Ni si quiera me acuerdo de haber llegado a una acuerdo contigo! ¡Lo mal interpretaste!

   ¡Y no estaba diciendo nada que no fuera cierto! ¡Tampoco estaba haciéndolo porque Exton estaba a un lado de mí tratando de apuñalarme con su mirada; de todos modos, hubiera hecho lo mismo si él no hubiese estado! Pensé que Luke iba a encabronarse, pero me di cuenta que todos los Scott venían con el mismo rollo venenoso de la sonrisa y el tono. Y pensar que él mismo me había negado el parecido que tenían entre sus jodidas actitudes. Todos eran iguales...
   Luke alzó ambas de sus cejas, mirándome por unos segundos. Tal vez esperó a que yo me retractara, pero yo solamente estaba mirando de lado a lado desde que la situación me había puesto bien nerviosa. Luke se echó a reír -supongo que de sí mismo o de su sorpresa- y me miró con la misma expresión que Exton solía hacer cada vez que estaba listo para encabronarme burlonamente.

— Me aprendí muy bien ésta parte de ti anoche... La de mentirosa. — dijo burlándose —  ¿Es una faceta?

— ¡No des un paso más, maldita sea! — Exton tiró de mi muñeca hasta ponerme a sus espaldas una vez Luke había empezado a encaminarse cautelosamente en mi dirección.

— ¿Cuando dejarás de hacernos enojar, imbécil? — Luke vociferó.

   Encaró a Exton acortando la distancia de una zancada y lo volvió a empujar. Chocó contra mí aún y así sin soltar mi muñeca. Tiró para sacarme de sus espaldas pero me pegó a su costado. Supuse que estaba apretándome inconscientemente, así que quise zafarme pero él no me lo permitió, no obstante, aflojó la fuerza. Luke y Exton estaban carcomiéndose con sus miradas. Los dos eran rubios, de la misma estatura y con unas iris que se le dilataban demasiado de salvajemente. Yo no sabía dónde meter mi cara, pero estaba ahí entré medio del problema. De momento pensé que estaban discutiendo por el mero hecho del por qué de la aparición de Luke, pero lo que se decían no me concordaba. Había algo más. Algo que solamente ellos estaban al tanto.