Capítulo cinco

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Estoy roja, caliente, exasperada de la furia.

Pero se pone peor aún que en los últimos minutos porque empiezo a sentirme más estúpida que antes y hasta avergonzada. Quise pensar que en realidad Jade se había perdido y cuando vi sus llamadas perdidas me convenció más, sin embargo, cuando la vi festejando con aquel grupo de idiotas me sentí tonta y bien estúpida. ¡Me abandonó literalmente por un cabrón que conoció la misma noche; está loca! Yo nunca la hubiera dejado sola y menos con el mismo corillo de rubios psicópatas de la otra noche. Estoy furibunda con ella.
Exton no volvió a reírse de mi. En realidad me preocupaba que siguiera vivo o no -aunque estuviera caminando- porque a penas le escuchaba respirar. Desde que emprendimos nuestro camino lo único que ha hecho es caminar cabizbaja con las manos guardadas en las bolsas de su pantalón. Me pregunto si sabe que todavía sigo caminando atrás de él.

— ¿Quieres dejar de mirarme de una puta vez? — su voz me respingó como si me hubieran dado una colleja bien dura. Dejé de mirarlo haciéndome la loca.

— ¿Quién te estaba mirando?

— Desde hace siglos me di cuenta.

— Entonces eres tú el que está mirando al otro.

Exton se río entre dientes — No te emociones.

La conversación quedó muerta haciendo que los sonidos de las olas rompiendo y nuestros pies hundiéndose en la arena mientras caminábamos fueran lo único que llenaran nuestra área. Mi culo curioso y presentado era el que me hacía mirar de soslayo a Exton. Aún no me creo que haya pasado más tiempo con él en sólo dos días que con mi propia madre. Tampoco me creo cómo es que todavía yo no lo mato ni él a mi.
De momento comencé a mirarlo de arriba a bajo porque me dio la gana y soy como el gato que se suicida por curioso. Lleva unos pantalones que van jodidamente ajustados a sus piernas y lo peor es que no se ve como una Drag o algo por el estilo; le sientan bien. Sus piernas son delgadas, así que el pantalón sólo hacía que se le tonificaran y se vieran más mulliditas cuando caminaba. Éste marica iba vestido todo de negro como posiblemente esté su cerebro, alma y corazón. Y no me tomó mucho tiempo caer en cuenta de que todos los rubios iban de los mismos colores ayer, incluyéndolo a él. Por la penumbra de la luna sobre nosotros veo cómo se refleja la luz en su cabeza y de momento pensé que tenía un hoyo calvo en el centro de su cabeza, hasta que comprendí que tenía unas gafas encajadas en su cabellera rubia. Bajando mi vista, -y aunque de verdad estuviera oscuro nuestro alrededor- el cuello de su chaqueta no alcanzaba a taparle toda la nuca, en donde se asomaba una sombra negra hacia arriba como si se trataran de tatuajes.

— Me siento mejor que estando de exhibición en un museo. — Volví a hacerme la loca y en definitiva dejé de mirarlo.


Exton había cogido un atajo para llegar más rápido al otro lado del festival (que la verdad, al principio pensé que estaba llevándome al lugar de mi asesinato). Caminamos toda la orilla de la playa escuchado el bullicio del festival de fondo. Pero una vez ya estábamos acercándonos de nuevo hacia dentro de las facilidades, reparé en que el festival se estaba acabando. La mayoría de las carpas ya habían sido removidas y los artesanos ya estaban recogiéndose. Algunos buses de comida habían cerrado sus puertas y apagado sus luces mientras que a la tarima ya estaban removiendo sus piezas.
Todos estaban listos para volver a casa y a mi comenzó a acelerárseme el corazón. Por un momento pensé que ésta parte de la noche en donde tenía que regresar a casa jamás llegaría. ¿Qué se supone que haga ahora?

— Ya todos están yéndose a casa... — comenté un pensamiento en voz alta pero Exton no inmutó ninguno de sus sentidos — ¿Por qué ustedes no?

Afternoon » njh Donde viven las historias. Descúbrelo ahora