Mi sonrisa seguía siendo imborrable aun cuando volvimos de la cafetería de vuelta al trabajo.
Algunos compañeros me habían preguntado si me había pasado algo bueno últimamente para estar sonriendo tanto y yo solo podía afirmar con las notas en la cabeza.
Ayer Ian y yo, antes de dejarlo en su casa y que me llamara por la noche, habíamos estado en el centro comercial.
No tenía ni idea de porqué me había llevado ahí, pero dimos un paseo, hablamos y tomamos un café.
No sabía si era porque estaba acostumbrado al de Juice o porque no estaba el post-it en esa silla, pero la bebida no sabía igual.
La camarera de la cafetería de siempre sabía cómo nos gustaba el café y era difícil, por no decir imposible, de superar. Era delicioso.
Ian no dejaba de hablar de ella diciéndome las cosas buenas que tenía y me daba curiosidad saber más de ella, pero era la chica de mi amigo.
Intocable.
Ahora, sentados en la cafetería de siempre con la nota en las manos, Ian no dejaba de sonreír así que no pude evitar preguntarle antes de leer el post-it.
-¿Qué pasa? -Solo se encogió de hombros.
-Nada. -Su sonrisa solo aumentó mirando detrás de la barra.
-Me dices que no, pero estás colgado de esa chica. -Señalé a la camarera con la cabeza.
-Nos hemos vueltos buenos amigos, nada más. -Asentí.
-¿Ahora se llama así? ¿"Buenos amigos"? -Se rió.
-Se llama lo que es. -Miró la nota. -Anda, lee eso ya. -Volvió a mirar a la chica y yo a leer.
A medida que leía miraba a mi amigo y luego a la nota. Me había llevado al centro comercial ayer porque ella estaba ahí trabajando.
Maldito Ian.
Ella trabajaba en un estudio, aunque no me extrañó si me había dicho que era fotógrafa. Aunque también me dijo que era dibujante, pero optaba más por lo primero.
Quizás tendría que volver a pasarme por ahí y entrar a unos estudios en busca de una chica de ojos claros y de baja estatura.
-Te va a matar por lo del centro comercial, así que ten cuidado cuando la veas. Sabía que no me habías llevado ahí porque sí. -Le dije a Ian riendo y negó.
-No, tranquilo, puedo con ella, es demasiado pequeña. -Se tapó la boca con la mano.
-¿Pequeña? -Pregunté.
-Bueno, tiene fuerza pero no lo parece por su cuerpo en sí. Es pequeña y de estatura también, aunque eso ya te lo dije. -Asentí y la camarera se acercó.
-Es adorable, ¿no? -Se rió cuando la chica dejó los platos con las tazas frente a cada uno de nosotros.
-Te dan ganas de abrazarla todo el rato pero luego te insulta, te golpea y se te pasa. -Siguió riendo y sonreí a medida que la chica se iba.
Me gustaba eso y creía que podría vivir con algo así.
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Su chica.
Short StoryDonde un hombre empieza a recibir unas extrañas notas pegadas a la silla de la cafetería de siempre. ¡ATENCIÓN! No es necesario haber leído "su hombre", que la puedes encontrar en mi perfil, para entender esta historia, ya que esta es paralela a esa...