Su chica.

30.

-Puedes sentarte ya. -Dijo Ian riendo.

-Voy, tengo que ir al baño. -Despegué la nota y la dejé sobre la mesa.

Fui por el pasillo que daba hasta el baño mientras saludaba a Katie con un guiño de ojos quien parecía ir a tomar nuestro pedido y entré al aseo.

Vacié mi vejiga y me lavé las manos mirándome al espejo. Peiné un poco mi corto pelo con las manos intentando verme bien y pensé en qué estaba haciendo.

Salí y Katie estaba al lado de la mesa hablando y riendo con Ian, lo que hizo que algo me recordara por enésima vez que era su chica y no la mía.

Mientras me acercaba a la mesa lentamente para darles tiempo a hablar, miré alrededor buscando si había otra chica que fuera como Katie o similar por aquí, pero no había nadie como ella.

Unos hombres del trabajo desayunando como Ian y yo, unos jóvenes tomando unos batidos, una mujer con un bebé, un solitario anciano en otra mesa y mucha más gente, pero nadie similar a Katie.

Quizá me estaba confundiendo y no tenían parecido.

-¿Qué miras, hermano? -Dijo Ian y me di cuenta que estaba parado justo detrás de Katie.

Un centímetro más y mi pecho chocaría con su pequeña espalda. Solo imaginarlo aceleró mi corazón, pero más se aceleró cuando se giró y miró hacia arriba sonrojada.

-Lo siento. -Me senté y ella se giró de nuevo.

-Bueno, yo... Esto... Tengo... Tengo que limpiar y... Ah... -Tartamudeó de esa forma tan adorable. -Nos vemos. -Se dio la vuelta y, prácticamente, se fue corriendo detrás de la barra.

-La has puesto nerviosa. -Se rió Ian.

-Tonterías. -Leí la nota.

Había llamado Suit a su cachorro porque le recordaba a mi traje, ¿en serio?

Sin duda tenía demasiado imaginación.

Me reí guardando el post-it y contándoselo a Ian, pero me dijo que ya lo sabía, lo que me hizo recordar que él la conocía.

Había muchas cosas que tenía que recordar últimamente e Ian estaba en todas ellas.