Mierda, ella ayer había estado aquí y había oído mi pequeña discusión con Ian sobre que él le había pedido una cita.
Tenía que haber estado más atento pero después, cuando estuvimos hablando de la vida sexual de mi mejor amigo, no había estado pendiente del local.
Más bien estuve atento a mis pensamientos egoístas de que no quería que Katie fuera otra más en la interminable lista de Ian.
De ninguna manera quería que ella fuera una cualquiera por mucho que a Ian le gustara.
Mi egoísmo no me dejaba darle más consejos de los que ya le había dado a mi mejor amigo en este tiempo y me sentía bastante mal conmigo mismo.
Seguí leyendo la nota sacudiendo un poco la cabeza, quitando mis egoístas pensamientos durante unos minutos hasta que Ian mirara a Katie de esa forma que comenzaba a ser muy desagradable y molesta para mí.
-¿Será esa la chica de las notas? -Ian señaló a una chica en una mesa detrás de mí.
-No, esa de ahí no puede ser, lleva vestido y tacones. Ella no se viste así. -Volví a mirar a mi amigo.
-¿Cómo lo sabes? -Preguntó curioso.
-Me acaba de decir en esta misma nota que la que era su mejor amiga se vestía con vestidos y tacones y las miraban raro porque ella era todo lo contrario. -Sonreí de lado con la nota en las manos y me la guardé cuando Katie se acercó con una enorme y bonita sonrisa.
-Un café con leche y azúcar por aquí y un café doble bien cargado sin azúcar por aquí. -Puso las bebidas frente a nosotros pero los había puesto al revés. -Ups. -Dijo cambiándolos de lado.
-¿Qué te tiene tan feliz hoy, peliazul? -Preguntó Ian echando azúcar. Yo no podía dejar de mirarla.
-¿Por qué tienes que ser tan cotilla? -Le devolvió la pregunta.
-Buen punto. -Dije yo.
-Eh, ¿qué es esto? ¿Se están aliando contra mí? -Se señaló a sí mismo haciéndose el ofendido.
-Quizás. -Me encogí de hombros haciendo que Katie riera e Ian me diera una mirada de "qué estás haciendo".
-Oh, muy bien. Entonces, la próxima vez serás tú el que aguante sus insultos y golpes. -Me dijo. Katie que no paraba de reír.
-Los aguantaré. -Le dije asintiendo.
Una de las veces, cuando Katie intentaba respirar mientras reía y aspiraba aire, hizo un sonido como de un cerdito y me pareció tan adorable que un "oh" se escapó de mi boca y por suerte, o no, la mirada de Ian sobre mí me indicó que lo había oído.
Unos clientes llegaron y Katie se fue a atenderlos limpiándose unas lágrimas de las carcajadas. Me encantaba cuando reía así, como si no le importara que alguien la estuviera escuchando y pudiera tratarla de loca.
-¿Qué ha sido eso? -Preguntó Ian.
-¿El qué? -Bebí de mi café el cual casi me acabé de un sorbo.
-Ese "oh" que has hecho. -Fruncí el ceño.
-No he hecho nada de eso. -Sonrió y asintió.
-A lo mejor me pareció oírlo, como Katie se ríe de esa forma tan adorable. -La miró y mi mano se apretó alrededor de la taza de café a la vez que mi mandíbula se tensaba.
Mierda, esto no está bien.
ESTÁS LEYENDO
Su chica.
Short StoryDonde un hombre empieza a recibir unas extrañas notas pegadas a la silla de la cafetería de siempre. ¡ATENCIÓN! No es necesario haber leído "su hombre", que la puedes encontrar en mi perfil, para entender esta historia, ya que esta es paralela a esa...