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Lo que me faltaba

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Lo que me faltaba.

No solo tenía que aguantar que Ian le hubiera pedido una cita sino un vecino coqueteando con ella.

Y encima quería contarme de sus ex-novios.

Bufé.

No sabía si quería saber de eso, aunque así la podría llegar a conocer más.

-¿Qué pasa? -Dijo Ian bebiendo café.

-Quiere contarme de sus ex-novios. -Gruñí.

-No sé para qué te pregunto si a veces estoy con ella cuando te escribe los post-it. -Me recordó.

-Dile que sí, que me lo cuente. -Me armé de valor y acepté.

-¿Estás seguro? A mí solo me contó del primero, dice que del segundo no le gusta hablar. -Asentí.

-Bueno, que me cuente lo que ella quiera. -Guardé la nota.

-¡Hey, peliazul! -Ian llamó a Katie.

Ella estaba limpiando la barra y miró para Ian con un suspiro derrotado cansada de decirle que no la llamara así, pero se acercó de igual modo.

-¿Sí? -Se cruzó de brazos mirando a mi amigo.

-Siéntate. -Ian arrastró una silla que estaba en medio pero a un lado de ambos y ella frunció el ceño.

-No puedo, Ian, estoy trabajando. -Miró todo el local.

-Está vacío hoy, siéntate con nosotros. -Ella suspiró. -Oh, ya entiendo... -Mi amigo me miró. -No quiere sentarse con nosotros. -Negó con la cabeza, pero Katie se sentó del revés en la silla de igual modo.

-¿Contento? -Preguntó ella e Ian asintió.

-¿Por qué no nos ayudas a repasar las pistas de la chica de las notas? -Propuso Ian y Katie lo miró sorprendida.

-Qué... -Carraspeó. -¿Qué pistas? -Me miró.

-Hemos ido apuntando las cosas que me ha estado diciendo en las notas, pero algunas cosas son relevantes. -Me encogí de hombros. -Por ejemplo que tiene cuatro hermanos mayores. Tú también los tienes, no es algo que sea único de una persona. -La miré y tragó saliva.

-Exacto, Katie también tiene cuatro. -Habló Ian.

-Realmente tengo tres mayores, porque uno de ellos es mi mellizo. -Aclaró. Sabía que no podía ser ella. -Pero, ¿qué más tienes? -Me preguntó.

-Sé que se ha mudado dos veces porque se ha independizado hace poco, es fotógrafa y dibujante, tiene 22 años y trabaja en un estudio por las tardes, aunque no sé de qué pero intuyo que de fotografía... Pocas cosas son relevantes, la verdad. Con eso podría ser cualquiera. -Suspiré derrotado.

-No te lo pone fácil. -Se rió ella. -¿Y físicamente? ¿Tienes algo? -Suspiré.

-Físicamente casi nada. Ojos claros, bajita y con un cuerpo pequeño, como el tuyo. -Ella se ruborizó.

Quizá recordó cuando el viernes en el pub le dije que no podía dejar de mirarla porque me recordaba a la chica de las notas. O quizá recordó nuestra despedida.

Carraspeé apartando la mirada de ella al darme cuenta que la había estado mirando fijamente con una sonrisa mientras recordaba cómo besó la comisura de mis labios y cómo deseé que no fuera la chica de Ian.

Mi mejor amigo me miró con una ceja levantada preguntando indirectamente qué estaba pasando y porqué ambos nos acabábamos de comportar así, pero le aparté la mirada bebiendo de mi taza de café.

Ahora que lo pensaba bien, sentía que había traicionado a Ian aunque no tenía porqué sentirme así ya que realmente no había hecho nada.

Aparte de que ellos dos no eran pareja, ella solo lo veía como un buen amigo.

La culpa venía porque sabía lo que él quería con ella y saber que estuve a punto de besarla el viernes, me carcomía por dentro.

Su chica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora