-Déjame en paz, Ivy. -Susurré cuando la oí llamar mi nombre a mis espaldas y me giré poniendo buena cara.
-Tengo muy malas noticias. -Dijo poniendo una cara triste muy forzada.
-¿Pasa algo? -Pregunté con cuidado.
-Creo que me van a despedir. -Se lanzó a mis brazos.
Fingió llorar mientras yo no sabía qué hacer, así que le di unas pequeñas palmaditas en la espalda sin abrazarla ni tocarla mucho, no quería que pensara cosas que no eran.
-Oh... Pues... Lo siento. -Sonó más a pregunta que a afirmación.
-No te volveré a ver por aquí. -Dijo y una imagen de mí en miniatura comenzó a saltar con alegría mentalmente.
-Una pena. -Me separé de ella bastante incómodo.
-Bueno, siempre nos podemos ver por fuera, ¿no? -Preguntó sonriendo.
¿Pero no estaba llorando hasta hace diez segundos?
-Eso no va a hacer posible. -Le dije intentando no sonar borde.
-¿Por qué? -Frunció el ceño.
-Por varios motivos, Ivy. -Estaba dispuesto a decirle que me dejara en paz... Por milésima vez.
-¿Qué motivos? -Preguntó cruzándose de brazos.
-El primero, y no pretendo ser cruel, es que no me interesas y nunca me has interesado. Ya te lo he dicho varias veces, no soy el hombre que buscas porque... -Me interrumpió con rabia.
-¿Porque qué? -Suspiré.
-Tengo novia. -Mentí pensando en las notas y ella se alejó un paso al ver mi sonrisa. -Desde hace unos meses. -Ivy se llevó una mano al pecho indignada, como si hubiera dicho alguna locura.
-Nunca pensé que me harías algo así. Pensé que eras diferente, pero eres como todos los hombres. Os odio... ¡Te odio! -Gritó y se fue resonando los tacones en el suelo.
Unas palmadas sonaron a mis espaldas y me giré con las manos en los bolsillos para ver a Ian aplaudiendo y limpiándose una lágrima invisible.
-Estoy tan orgulloso de que por fin se lo hayas dejado claro. -Fingió sollozar y ambos estallamos en una carcajada.
Al día siguiente en la cafetería, no podía creerme lo que estaba leyendo en el post-it.
Ella había estado ayer en la oficina. ¿Por qué? Fue lo primero que pensé pero luego leí que vio a Ivy abrazándome, aunque fue falsamente, y pensó que tenía algo con ella.
Maldita sea.
-¡Joder! -Ian me miró. -Ella estuvo ayer en la oficina y vio a Ivy abrazada a mí. -Me llevé una mano al pelo y lo despeiné.
-¡Mierda! -Exclamó él. -Sabía que tenía que decirte algo ayer. Era eso. -Señaló la nota. -Estuvo ayer en la oficina porque pensó en darte una sorpresa y que la conocieras. -Bebió de su café.
-¿¡Qué!? -Exclamé haciendo que la gente de la cafetería me mirara y miré a Ian de nuevo que reía.
-Tranquilo, le explicaré la situación de Ivy. Ayer cuando se lo iba a explicar salió corriendo pero yo no sabía porqué hasta que la vi abrazada a ti. No te preocupes que ya se lo diré cuando la vea. -Suspiré y miré al techo deseando que no se hubiera molestado.
///
¡Hola!
Ups...
¿Alguien se imaginó alguna vez, cuando leyó el post-it de Katie, que fue a la oficina de Néstor para darle la sorpresa de conocerla?
¿No?
Oh, oh.
Kat.
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Su chica.
القصة القصيرةDonde un hombre empieza a recibir unas extrañas notas pegadas a la silla de la cafetería de siempre. ¡ATENCIÓN! No es necesario haber leído "su hombre", que la puedes encontrar en mi perfil, para entender esta historia, ya que esta es paralela a esa...