Los días parecían pasar más lento al saber que tenía infinitas ganas de que llegara el viernes.
Ian solo me hablaba y yo asentía con una sonrisa sin tener ni idea de lo que decía, mi pierna se impulsaba de arriba a abajo con nerviosismo y Katie se acercó con el pedido.
-Alguien está ansioso. -Puso el café frente a mí.
-No le hables, no te está escuchando. -Dijo Ian divertido y ella rió.
-¡Katie! -Exclamé.
-¡Qué! -Ella exclamó asustada de vuelta e Ian rió.
-¿Puedo hablar contigo? -Ella frunció el ceño.
-Ya estamos hablando. -Bromeó y reí.
-Me refería en privado, tú y yo. -Su rubor solo creció y asintió lentamente mirando a todos lados.
-Ven. -Me levanté con la mirada curiosa de Ian en nosotros.
La seguí hasta el pasillo del baño, pero abrió otra puerta que no era el aseo, viendo que era como un almacén muy pequeño con unas cuantas cajas amontonadas, algunas abiertas y otras no, habían productos de limpieza y unos botes de basura.
-Dime. -Ella se apoyó de espaldas a una pila de cajas.
-Verás... -Empecé. -No quiero que dejemos esta amistad porque vaya a conocer a la chica de las notas yo... Me siento un poco estúpido porque no sé qué hacer. -Ladeó la cabeza y un mechón de pelo azul cayó sobre su cara haciéndome imposible evitar pasarlo detrás de su perforada oreja.
-¿Cómo que no sabes qué hacer? Ir mañana a conocerla. -Sonrió.
-Katie, me gustas mucho. -Confesé de golpe.
Ella abrió la boca y aspiró una gran bocanada de aire mirándome. Fue soltando el aire poco a poco mientras el brillo de sus ojos crecía junto a su sonrojo.
-Tú también me gustas mucho, Néstor, pero será mejor que conozcas a esa chica. -Dijo. -Si no sale bien, ya sabes dónde encontrarme. Yo estaré trabajando aquí sirviéndote mi café como siempre. -Su sonrisa no se borró en ningún momento mientras me hablaba.
-No quiero que pienses que voy a jugar con ella o contigo, por favor. -Ella negó.
-Claro que no. -Suspiré más tranquilo. -¿Me das un abrazo? -Pidió mordiéndose el labio.
-Si me lo pides así, no puedo negarme. -Tiré de su mano y envolví su cuerpo con el mío.
ESTÁS LEYENDO
Su chica.
Short StoryDonde un hombre empieza a recibir unas extrañas notas pegadas a la silla de la cafetería de siempre. ¡ATENCIÓN! No es necesario haber leído "su hombre", que la puedes encontrar en mi perfil, para entender esta historia, ya que esta es paralela a esa...