Analizando la situación.
Era un jueves por la noche, rondando casi las diez, Katie estaba sentada en uno de los sofás de mi casa riendo a carcajadas por una anécdota que le acababa de contar y yo no podía dejar de mirarla mientras pensaba en todo lo que me gustaba que riera de esa forma tan escandalosa.
-No me lo puedo creer, ¿y qué hiciste tú? -Dijo limpiando una lágrima de la risa mientras se sentaba sobre sus piernas cruzadas.
-Le dije que si volvía a tirar una gallina por el barranco, mi madre nos iba a matar. -Ella siguió riendo.
-Ian estaba loco hasta de adolescente, ¿cómo se le ocurre hacerle eso a una pobre gallina? -Reí yo.
-No te preocupes, no le pasó nada. Luego bajé a buscarla y la volví a subir a mi casa. -Se tapó la cara con una mano riendo y fue parando poco a poco.
-Yo también vivía en una casa con animales. -Dijo.
-¿Sí? -Asintió.
-Sí, se llaman Jake, Evan, Brian y Charlie. -Enumeró y comenzamos a reír. -No, en serio, sí tuvimos gatos, perros, un cerdo, lo típico. -Se encogió de hombros casual.
-¿Un cerdo? -Pregunté confuso.
-Sí, lo conseguimos en una feria. Brian lo ganó para mí en un puesto de esos donde tienes que lanzar el aro y meterlo en un palo o algo así. -Me quedé mirándola esperando que dijera que era broma pero no pasó.
-Claro, es lo normal. Ganar un cerdo en una feria, ¿quién no lo ha hecho alguna vez? -Asintió y volvimos a reír.
-Una vez, el novio de Evan le regaló un pavo por su cumpleaños, pero un día desapareció y al día siguiente había pavo para comer en mi casa. Sospechoso, ¿verdad? -Me miró entrecerrando los ojos.
-Muy sospechoso. -Bebió de su vaso con Ron y Coca-Cola que le había servido con anterioridad y yo le di un sorbo al mío sin dejar de mirarla.
-¿Tú tienes hermanos? -Preguntó y miré el vaso entre mis manos.
-Tenía una hermana. -La miré. Mordió su labio retractándose de lo que había dicho.
-Lo siento. -Le sonreí.
-No importa, ¿cómo ibas a saberlo? Además, pasó hace muchos años. -Ella seguía mordiendo su labio sin saber qué decir ahora.
Apartó la mirada hasta el vaso entre sus manos y mordió más fuerte su labio inferior mientras fruncía el ceño, seguro que arrepintiéndose de su pregunta y maldiciendo mentalmente.
Carraspeé arrastrándome en el sofá hacia mi izquierda hasta estar al lado de ella, pasé un brazo por su espalda apoyándolo en el asiento y ella levantó la mirada lentamente.
Alterné la vista entre sus labios y sus ojos repetidamente. No estaba pensando en nada, ni en Ian ni en la chica de las notas.
Ahora mismo solo estaba pensando en Katie, en mí y en lo que me estaba muriendo por besarla cada vez que la veía mordiendo su labio inferior.
Cuando me quise dar cuenta a ambos solo nos separaban unos pocos centímetros y ella no hacía ningún movimiento por alejarse, es más, había puesto una mano en mi pecho agarrándose del primer botón desabrochado de mi camisa, ya que me había quitado la corbata hacía rato.
Un simple e imperceptible movimiento y mis labios estarían sobre los suyos.
Pero el timbre sonó y me alejé un poco mirándola pensando lo que iba a hacer hasta que volvió a sonar y me levanté a abrir.
No.
-¡Hey, hermano! -Ian entró y se puso de espaldas a la sala.
-Ian, ¿qué haces aquí? -Cerré la puerta mirándolo.
-Nada, no quería seguir en la cena y ya que estaba de camino, me pasé a visitarte. -Se dio la vuelta y me miró.
Katie se había levantado y se había puesto la chaqueta y las botas, ya que se las había quitado anteriormente para estar más cómoda.
Nos miró con las manos en los bolsillos de su vaquero acercándose a nosotros y se colgó la mochila a un hombro.
-¿Te vas? -Le pregunté y asintió cohibida.
-Sí, eh... Así pueden hablar mejor entre ustedes, más cómodos, y además que yo mañana tengo que trabajar en la cafetería, así que... -Nos miró a ambos. -Hasta luego. -Besó nuestras mejillas y se fue sin dejarme tiempo para ofrecerme a llevarla a casa.
Después de unos segundos de silencio entre nosotros donde ambos mirábamos a algún punto infinito parados al lado de la puerta, Ian habló.
-¿Qué hacía ella aquí? -Tenía el ceño fruncido y una expresión confusa.
-Hablar. -Respondí encogiéndome de hombros.
¡Hola!
En multimedia he dejado un dibujo que hice de Katie y Néstor en el momento del casi beso.
¡Espero que os guste!
Kat.
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Su chica.
Short StoryDonde un hombre empieza a recibir unas extrañas notas pegadas a la silla de la cafetería de siempre. ¡ATENCIÓN! No es necesario haber leído "su hombre", que la puedes encontrar en mi perfil, para entender esta historia, ya que esta es paralela a esa...