-¡Buenos días, peliazul! -Dijo Ian saludando a Katie.
-Buenos días, idiota. -Saludó Katie. -Buenos días, Néstor. -Me saludó con una sonrisa que devolví guiñándole el ojo.
-Hey, ¿por qué a él no le insultas? -Se quejó mi amigo.
-Porque tú te lo mereces y él no. -Apuntó nuestro pedido.
-No es justo. -Dijo Ian y yo reí jugando con el post-it en las manos.
-La vida no es justa, Ian. -Se dio la vuelta y fue detrás de la barra.
-¿Le habrá pasado algo? -Pregunté por la frase que había dicho.
-Sí. -Escuché con atención. -No la besaste aquel día. -Se rió y yo solo carraspeé nervioso, pero cuando fui a leer la nota ella volvió con los cafés.
-¿Estás bien, Katie? -Le pregunté y me miró poniendo las bebidas frente a nosotros.
-Sí, ¿por qué? -Sonrió.
-Por nada, me pareció extraño lo que dijiste. -Se encogió de hombros.
-Bueno, al fin y al cabo no dije ninguna mentira. -Respondió.
-Oye, peliazul, ¿a qué edad diste tu primer beso? -Le preguntó Ian haciendo que a ambos nos resultara extraño.
-Pues, creo que a los quince, ¿por..? -Ella entrecerró los ojos en su dirección, Ian rió, ella le golpeó el brazo y se fue.
-¿A qué ha venido eso? -Le pregunté.
-Nada. Lee la nota ya, que a este paso se te va a desgastar de tanto tenerla en las manos. -Asentí dándole la razón.
Ahora sabía que mi chica había dado su primer beso a los quince.
Espera, ¿a los quince? ¿Igual que Katie?
Quizá por eso Ian le preguntó ahora.
También me decía que había dejado a ese chico porque prefirió seguir sus sueños; la fotografía y el dibujo. No era una chica de ataduras por lo que veía. Era una chica soñadora y eso me gustó bastante.
Me pregunto cuáles serán los sueños de Katie.
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Su chica.
Short StoryDonde un hombre empieza a recibir unas extrañas notas pegadas a la silla de la cafetería de siempre. ¡ATENCIÓN! No es necesario haber leído "su hombre", que la puedes encontrar en mi perfil, para entender esta historia, ya que esta es paralela a esa...