Su chica.

29.

-Tengo un gran problema, papá. -Dije al teléfono.

-Cuéntame. -Suspiré.

-¿Recuerdas la chica de la que te hablé? -Asintió al otro lado. -Bueno, pues empieza a haber otra chica también. -Me puse una camiseta que usaba de pijama.

-Vaya, hijo, eres todo un rompecorazones. -Se rió. -Tanto tiempo con Ian, al final has terminado como él. -Me hizo reír un poco.

-No, no soy como Ian, pero tiene que ver con él. -Fui hasta la sala.

-Venga, hijo, estoy esperando y no tengo toda la noche. -Dijo divertido y me dejé caer en el sofá.

-La chica de las notas sigue escribiéndome y me encanta que lo haga. Creo que comienzo a enamorarme de ella, aunque creo que de lo que me estoy enamorando realmente es de las notas porque a ella no la conozco. -Miré todos los post-its ordenados en un tablón en la pared de la sala.

-Y, ¿cuál es la otra chica? -Miré al techo y tomé una bocanada de aire para decirlo.

-La chica de Ian. -Mi padre hizo un gran silencio al otro lado y estalló en una carcajada.

-Ian no tiene chica, Néstor, tiene chicas. -Recalcó la s final.

-No, esta chica es diferente, papá. Las miradas que le da o cómo sonríe viéndola todas las mañanas en la cafetería... Es extraño verlo así. -Él paro de reír.

-Hijo, pero es la chica de tu mejor amigo. -Asentí con la garganta.

-Lo sé, lo sé, pero hay algo en ella que, no sé, nos une. -Me incliné hacia adelante y apoyé mi mano en la frente. -No sé si es porque me imagino a la chica de las notas como ella porque tienen tanto en común que no lo sé, pero algo hay, papá. -Me volví hacia atrás en el sofá.

-¿Qué dice Ian? -Preguntó.

-Nada, no le he dicho nada. No puedo decirle que me empieza a gustar su chica teniendo yo a la mía y sus notas, ¿entiendes? -Asintió al otro lado. -Aunque realmente no es su chica. -Mumuré pero me oyó.

-¿Pero no dices que sí? -Bufé.

-A Ian le gusta Katie, pero Katie solo lo ve como un buen amigo y él, por algún motivo que desconozco y que no quiere decirme, no hace nada para cambiar eso. -Aclaré.

-Si él no hace nada para cambiar eso, es que mucho no le gusta. -Negué aunque no me viera.

-Sí que le gusta y le gusta mucho. Conozco a Ian de toda la vida, papá,créeme que lo sé. -Él hizo un sonido pensante al otro lado.

-Solo puedo decirte que tengas cuidado. Un amigo es para toda la vida, y más Ian que siempre ha estado contigo a pesar de todo lo que ambos han pasado. -Suspiré. -Las mujeres van y vienen, Néstor, pero aclara tus sentimientos para que no sufras tú, hijo mío. -Acabó.

-Te has vuelto un hombre muy sabio, papá. -Fruncí el ceño divertido.

-Será la edad. -Reímos.

Hablamos un poco más de lo que él había hecho durante el día y colgamos, donde dormí en el sofá y al día siguiente hice la rutina para ir a trabajar.

Como no pudo ser de otro modo, Ian abrió sin llamar y me sentí un poco culpable al verle sonreír mientras bajábamos en el ascensor.

Ese sentimiento de culpabilidad se vio sustituido por uno de alegría cuando despegue el post-it y me senté a leer la nota, viendo su caligrafía emocionada por un peludo inquilino en su nueva casa.

-Te ves estúpido. -Dijo Ian cuando Katie dejó los cafés y se fue.

-Puede, pero yo tengo a alguien que me escribe notas y tú no. -Guardé el post-it.

-Eso ha sonado muy infantil. -Frunció el ceño y rió luego.

-Tienes razón. -Me reí con él.

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¡Hola!

Acabo de escribir el epílogo de esta historia y juro que he contenido las ganas de llorar al hacerlo.

Me he emocionado al escribirlo, pero estoy muy sensible estos días, así que puede que haya alguien que, cuando lo lea, diga que exagero, pero realmente estoy orgullosa de cómo me ha quedado.

Quedan unos 20 capítulos, quizá unos pocos más pero no muchos, en el que iremos viendo cómo va avanzando la historia de nuestros tres personajes, viendo cosas que sorprenderán y que espero que sea para bien :)

Cualquier cosa que me quieran decir, me pueden dejar un comentario o un mensaje. ^^

Kat.