Luna Creciente

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Nirvana:

Abrí los ojos, no estaba en casa, estaba en medio del bosque con sangre por todos lados, en la ropa, el pelo, en la hierba que había debajo de mi...
Por primera vez desde la transformación estaba empezando a sentir miedo de verdad, pero no hacia nadie, hacia mí misma, a lo que era capaz de hacer. Era oficialmente un monstruo, una bestia sanguinaria, lo mejor que pude haber hecho fue dejar a Isaac, mejor que sufra ahora por una ruptura que más tarde cuando me viese asesinando gente, aunque... Visto lo visto y mirando a mí al rededor ya había matado a alguien.
Camine un poco por el bosque y vi que había restos humanos en el suelo, ¿cómo no, Ana? Esto lo has tenido que hacer tu, zorra carroñera.
Ignoré el cadaver que había frente a mí y seguí caminando sin rumbo.
No sé cuánto tiempo estuve caminando ni que distancia había hecho pero unos ruidos me alertaron de que no estaba sola. Un chico rubio salto de una rama hasta el suelo, levantó la cabeza sonriendo risueño. Hayden.
-Princesa, ¿qué haces aquí tan solita?-preguntó sonriente.
-¿ a ti qué te importa? No necesito a alguien estorbándome.-dije lo más cortante que pude.
-Todos te buscan, princesa.
Lo ignore, seguí caminando como si no hubiese oído nada, pero él me seguía.
-He oído que lo has dejado con el hombre lobo.
-Pues si, ¿algún problema?
-No, para nada, es más bien una alegría, una mezcla de razas no sería nada bueno para nosotros.
-Nosotros somos una mezcla de razas, imbecil. Y lárgate de aquí antes de que te arranque la lengua y te la meta por el culo.-vaya, no sabía que podía sonar tan agresiva.
Hayden rió como si le hiciese mucha gracia mi comentario, hizo una reverencia y salto hacia una rama y se alejó de rama en rama como un mandril, de estos con el culo rojo.
Me senté bajo un árbol, me quedé mirando a la nada pensando en todo lo que había pasado, en como había llegado a esto. No me acordaba de la transformación, me acordaba de los mordiscos pero no del lugar ni de cómo había sucedido todo, era todo tan extraño...
Conociéndome debería estar gritando como una histérica pero aun así había una calma incomprensible dentro de mi, como cuando te acostumbras a algo, solo que, ¿Cómo te puedes acostumbrar a ser un monstruo?
Se oían ramas moverse pero no había viento por ningún lado , sentía a alguien cerca pero no era una amenaza, era...
-¿Blake?, ¿Cómo averiguaste donde estaba?
Blake apareció de entre las sombras, sus ojos destellaban con la luz de la luna.
-Está todo el mundo buscándote y Hayden es el mejor rastreador así que me limité a seguirlo hasta llegar hasta ti.- dijo con su calmada voz de siempre.
-Hayden le dirá a todo el mundo donde estoy, jodido mandril.- suspiré.
-Te aseguro que no dirá nada, ya me encargué de eso.- se sentó al lado mío.- Por lo que veo ya te has alimentado.
-Eso creo, no me acuerdo y la verdad, prefiero no hacerlo. Cuando me desperté estaba rodeada de restos humanos. Me estoy volviendo un monstruo, ¿verdad?-le pregunté, honestamente no era una pregunta, yo sabia en lo que me estaba convirtiendo, alguien que destroza a una persona hasta dejar trozos de piel y órganos hasta en las hojas de las flores ya deja bastante claro lo que es.
Blake me miraba directamente a los ojos, no me había fijado en lo bonitos que son con la tenue luz de la luna. Me agarró la mano y apoyó su espalda en el árbol que tenía detrás.
-No creo que seas un monstruo, solo estás confusa con lo que se te ha venido encima tan de repente.- hizo una pausa mientras me dejaba de mirar a mi y desviaba sus preciosos ojos azules al cielo oscuro iluminado por una solitaria luna creciente en lo alto de éste. Me agarro la mano.- Vas a salir de esta y yo estaré ahí para ayudarte.
Dicho esto pasó su brazo detrás de mi cuello y dirigió mi cabeza a su pecho y su otra mano, que seguía sosteniendo la mía la llevó hacia sus labios y besó mis nudillos dulcemente.
-Descansa, Ana. Yo vigilaré de que nadie se acerque.- concluyó mientras yo cerraba los ojos.

Eres mi ancla (Isaac Lahey Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora