Nirvana:
Después de 5 meses de duro entrenamiento físico y mental estaba preparada para la batalla.
Si, la batalla. La que tenía contra mi padre biológico y la que tenía contra mis propios sentimientos.
Sabía que Blake podría ser un futuro estable en mi vida pero Isaac.
Isaac.
Siempre en mi mente y en mi corazón metido, viniese quien viniese y pasase lo que pasase yo sabía que él no se movería de ahí, de ese pedacito de corazón que tenía reservado para el, en el que guardaba los recuerdos del beso en la fuente, los claveles, sus hermosos ojos azules...
-Princesa, ¿Por que no mueves tu culo real y nos ayudas?.-la voz de Mandril ya no me resultaba tan molesta y de vez en cuando había empezado a llamarlo Hayden, pero muy pocas veces. Tampoco es cuestión de malacostumbrarlo.
-¿Sabes a donde te puedes ir?.- dije cortante.
Metimos nuestro equipaje en el dúplex que nos había alquilado mi madre. Honestamente, hace unos meses hubiese pensado que los vampiros se pagaban las cosas a base de coacción o robando dinero, pero no. Muchos trabajaban en multinacionales, como abogados e incluso médicos.
Teníamos toda la eternidad para estudiar la carrera que les apeteciese. O por lo menos ellos la tenían... Yo era un caso a parte.
Elegí mi habitación que estaba en la planta alta del dúplex. Había una cama bastante grande a la derecha donde podría hibernar libremente, habían tres escalones que llevaban a un vestidor, una ventana dejaba entrar la luz de las farolas justo en frente de la puerta, había una gran mesa de un color tan oscuro que parecía negro, como el resto de la habitación, supongo que tendré que darle un toque de adolescente vampira un poco desequilibrada y con problemas sentimentales. Pan comido.
Me acerqué a la ventana, era bastante grande. Beacon Hills desde aqui se veía precioso, iluminado por las luces amarillas y blancas, algunos destellos rojos, verdes o azules por aqui y por alli.
Hayden y Blake preferían la noche, no es que el sol les hiciese daño pero preferían la oscuridad, y yo había empezado a cogerle cariño a la noche también.
Blake trajo dos cajas con mi nombre en ellas y las dejó en la mesa.
-Sus pertenencias, su majestad.
-Eres imbécil.
Él se rió ante mi comentario y avanzó hasta estar al lado mio.
-¿Piensas en él, verdad?.-preguntó, podía sentir la tristeza y celos en sus palabras.
-Nunca he dejado de pensar en él, Blake.
Llevaba todo este tiempo intentando ser mas blanda, no herir sus sentimientos pero ya le había dejado claro que nunca nadie reemplazaría a Isaac, a pesar de que él ya me había reemplazado a mi.
-Cuando lo veas con otra y te vuelvas a romper el corazón tu sola ahí estaré yo para juntar las piezas... De nuevo.-Me dio un suave beso en la frente.
-Buenas noches, que descanses.- él sonrió y se dirigió a la puerta. Le dí vueltas a lo que me había dicho y reparé en una cosa.-Blake, espera.- él se giró, esperanzado.
-Dime, Nirvi.-Había empezado a llamarme así y le había cogido apego a ese nombre.
-Después de todo este tiempo creo que no te he dado las gracias y realmente creo que te las mereces. Has hecho las cosas desde el corazón en lo que a mi respecta. Y en todo este tiempo que he estado alejada de Sky, Sean y Celine, tu has sido mi familia, mas que nadie.- el momento se había vuelto mas pasteloso de lo que me gustaría.- Ahora lárgate, tengo que comprobar si esta cama y yo vamos a llevarnos bien o me tendré que buscar una amante.
Blake volvió a sonreir y le dí un beso en la mejilla.
Salió y cerró la puerta tras de él.
Abrí una de las maletas que había traído en busca de algo cómodo para dormir, en cambio encontré un libro.
-El amor en los tiempos del cólera.-dije en voz alta.
Lo abrí y sabía lo que me iba a encontrar: un clavel blanco y otro rojo entre las páginas y una entrada de cine, de mi primera cita con Isaac.
-Noche de miedo 2.-me burlé, empecé a reirme de lo absurdo que era todo. Una peli de vampiros. Miré al cielo a través de la ventana.- ¿Me estás queriendo decir algo, Dios?.
Cerré el libro, cogí un pijama y me acosté en la cama, mirando al techo recordando mi vida antes de todo el caos, era algo que había cogido por costumbre últimamente.
Finalmente el sueño me alcanzó.
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El sol de la mañana entraba por la ventana. Me sorprendí al comprobar que me había llevado bien con la cama.
Después de una media hora de ducha y otra media de intentar desenredarme el pelo estaba lista para el día de hoy.
Hoy no abría misiones contra demonios ni entrenamiento para sicarios. Hoy era día de compras para la casa nueva, no sabíamos cuanto tiempo estaríamos aquí así que tendríamos que poner el dúplex a nuestro gusto. Pero primero iría a ver a mis hermanos.
Ya que mi hermano Sean y Blake no se llevaban demasiado bien preferí que viniese Mandril conmigo, estaba obligada a ir a todos lados con alguno de ellos para protegerme si las cosas se ponían feas.
Mandril y yo estábamos frente a mi antigua casa, podía distinguir las paredes turquesas a través de la ventana que había sido la de mi cuarto.
Toqué la puerta y esperé. La puerta se abrió y vi los ojos azules de mi hermana Skylar, antes de poder decirle nada ya la tenía abrazada a mi cuerpo llorando. Yo le devolví el abrazo, la echaba tantísimo de menos que me fundí completamente con ella, la abracé como si me la fuesen a robar de los brazos.
Estábamos las dos llorando, estábamos tan absortas en nuestro abrazo que no me dí cuenta de que Sean había salido y me abrazaba también.
Los tres nos soltamos de mala gana y entramos acompañados de Hayden.
-Chicos, ¿Que pasa?.- una voz familiar salió de la cocina seguida de unos pasos. Ahí estaba Lydia, con un bol y una batidora en la mano, cuando me vio los soltó en donde primero vio y se lanzó a abrazarme.- ¡Ana!
Después de una sesión de abrazos y llantos me explicaron que Sky había conocido a un chico que se llamaba Liam y que Sean y Lydia habían empezado a salir. También me hablaron del resto del grupo, de que estaban todos bien. Y de Isaac.
-Empezó a quedar con una chica pero ninguno la conocemos, honestamente él nunca ha dejado de pensar en ti.-La voz de Lydia sonaba cautelosa, como si no quisiese herirme.- ¿Vas a ir a verlo? Me envió un mensaje antes para quedar. Ven conmigo si quieres.
-No.- dije tajante, aunque lo único que quería hacer era verlo.-Todavía no puede ser. Y de todos modos, si está saliendo con alguien prefiero dejarlo así y que pueda ser feliz con ella. No hay por que abrir viejas heridas. Y a parte, tenemos que ir al centro a hacer compras para la casa nueva.-mentí a medias. Era cierto que teníamos que fundir la tarjeta platino que nos había dejado mi madre, pero de resto todo mentira. No quería a Isaac con nadie mas, por muy egoista que eso fuese.
-Tal vez ninguno de los dos haya cerrado esas heridas.-pensaba que eso lo habría dicho Sean, pero no fue así. Lo había dicho Hayden.Isaac:
-No quiero salir.- dije.
-Isaac, escuchame. Has estado quedando con esa chica de la cafetería, no le des plantón ahora.-La voz de Chris sonaba desde la cocina.-Se que no te apetece pero sal con ella, diviértete un poco.
Me levanté del sofá y fui a la cocina.
-Pero es que no me gusta Rachel. No me malinterpretes, es una chica muy guapa y todo eso pero...
-Lo se, lo se. Te aburre ¿no?.
Chris había dado en el blanco, Rachel era encantadora pero no era Nirvana. Cuando Ana se había ido me había propuesto llenar el vacío que ella me había dejado.
Había conocido a Rachel, una chica muy guapa de ojos verdes y pelo rubio. Al principio había pensado que saliendo con ella se me olvidaría Ana pero no, no la podía olvidar y lo comprobé de la peor manera.
Un día que me permití salir con Rachel habíamos ido al parque Hills, donde tantísimas veces había estado con Ana. Caminamos y hablamos un buen rato, o por lo menos ella hablaba. Nos sentamos en un banco y ella siguió hablando de algo que yo no me molesté en escuchar. En ese momento ella me llamó por mi nombre, la miré y me besó.
Al principio me quedé petrificado, pero me acabé dejando llevar por Rachel y su beso hasta que, las imágenes de mi cabeza cambiaron, empecé a ver a Ana, en su cuarto con Sam Smith de fondo, sentada en el alféizar de la ventana con un libro en las rodillas.
Y dije su nombre en voz alta. En ese momento Rachel dejó de besarme y después de una pequeña discusión se había ido y yo me había quedado ahí, pensando en Ana y que en ese mismo banco me habían disparado y Nirvana me había ayudado.
Chris chasqueó los dedos muy cerca de mi cara.
-Vuelve al planeta Tierra, Isaac.- dijo él. Me apuntó con el cuchillo con el que había estado cortando tomates.- Si no quieres ir no vayas, pero tampoco vas a conseguir nada quedándote encerrado aquí lamentándote. Se perfectamente lo que es que te arrebaten a la persona que quieres, pero el mundo es tan rebuscado que creeme, si ella es la chica con la que estas destinado a estar, tal vez hoy, en un año o en diez, volveréis a estar juntos. Creeme.
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Chris, después de una larga charla sobre mujeres mientras comíamos se había ido, me había dicho que podría quedar con Scott o con Lydia y eso hice.
Cogí el movil de la mesa del salón y escribí a Lydia.
"¿Algo que hacer hoy? Necesito terapia banshee. Sin Sean, no quiero aguantar velas."
La respuesta no tardó en llegar.
"Te iré a buscar después."
El tiempo se me hacía eterno, necesitaba salir y desahogarme y por eso necesitaba a Lydia. Ella era la única que sentía que realmente me entendía. El ruido de un coche seguido por el claxon me sacó del trance.
Cogí una chaqueta y salí. Allí estaba Lydia esperandome, me subí al coche.
-Hola, hombre perro.-saludó ella.
-Hola, mujer gritona.
-Bueno, ¿A donde vamos?.-preguntó mientras se pintaba los labios.
-No lo se, solo quería salir de casa. Hoy no he parado de pensar en ella y no se por qué.
-Yo me puedo imaginar por qué.-murmuró. Se quedó callada unos segundos con el ceño fruncido. Soltó un bufido.- ¿Y que tal si vamos al centro? Tengo un presentimiento.
-Pues al centro entonces.-dije.
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Eres mi ancla (Isaac Lahey Fanfic)
FanfictionDespués de tantos años intentando olvidar aquel día, el destino me ha traído de vuelta a mi ciudad natal, Beacon Hills, el lugar de dónde provienen todas mis pesadillas solo que, esta vez no será todo tan malo.