Isaac:
Estaba en mi piso, tumbado en la cama mientras me comía la cabeza pensando en todo lo que había pasado el día anterior. Seguramente después de lo que vio Nirvana no querría verme. Su mirada de pánico se había clavado en mi corazón.
Deseaba con todas mis ganas ir a verla, aunque en realidad, no sabía si ella querría verme a mi. Agite la cabeza intentando que esos pensamientos se esfumasen con el viento que entraba por la entreabierta ventana de mi habitación.
Cogí una camiseta y me la puse. Caminé en dirección al salón y cogí la chaqueta que había dejado el día anterior en el sofá. Salí por la puerta y sin dudarlo ni un momento me dirigí a la casa de Nirvana, pero, primero tendría que hacer una parada.
Cuando llegué a la calle caminé y caminé hasta llegar a la calle principal y entré en una floristería. Allí estaba todo inundado de flores y plantas, casi ni se podía caminar sin tropezarte con alguna maceta. Una dependienta se acercó a mi.
-¿Te puedo ayudar en algo?.- me preguntó con sus grandes ojos marrones muy abiertos. Era una chica joven, no mucho más mayor que yo.
-Estaba buscando alguna flor bonita para regalar a una chica.-contesté. Y los ojos de la chica se iluminaron aún más.
¿Son para tu novia?.-me preguntó simpática, yo asentí.-¡Abuela, necesito tu ayuda!.-gritó a pleno pulmón. Su voz resonó en toda la tienda. Rápidamente salió una mujer mayor de lo que supuse que era la trastienda. La señora me miró sonriente.
-¿En qué quieres que te ayude Harper?.-preguntó la señora mayor.
-Este chico necesita flores para una chica.-le dijo mientras le guiñaba un ojo y ponía cierto énfasis en la palabra "chica". La señora mayor se alejó y entró en la trastienda. A los minutos salió de allí con varios Ramos de flores.
-Estos creo que te irán bien. Son claveles españoles.-dijo sonriente la señora mayor. Un cliente entró y Harper se fue a atenderle.- Te he traído tres tipos: Rojos, blancos y amarillos.
-¿Amarillos?.-pregunté. Ella sólo río
-Es un truco para saber los sentimientos de la chica amada, en este caso a la chica a la que vas a regalar las flores. El blanco simboliza la pureza, un amor trasparente y puro. El rojo simboliza la pasión, un amor incondicional, irrompible. Y el amarillo... Bueno, al ramo de claveles rojos y blancos se le esconde un clavel amarillo que todavía no haya florecido. Si el clavel amarillo florece es que la chica no te quiere, aunque, si el clavel amarillo se seca eso quiere decir que vuestro amor será puro e irrompible.-la señora sonrió satisfecha, yo le devolví la sonrisa.
-Creo que me las llevo.-contesté.
-Buena elección.
La señora preparó el ramo y me lo entregó. Yo saqué el dinero del bolsillo y me dirigí a pagar. La señora negó con la cabeza y retiró el dinero de la mesa poniéndomelo en la mano.
-Pero...
-No te voy a cobrar nada. A un chico que se molesta en comprarle flores a su amada para saber si realmente le quiere no le voy a cobrar.-contestó.- sólo tienes que hacer una cosa.
-Si, por supuesto. Dígame.
-En una semana tendrás que venir y decirme si el clavel amarillo se marchitó. Ah, y trae a la chica, tal vez le guste alguna otra flor.
-Muchas gracias.-contesté y caminé hacia la salida.
A medio camino choqué con un chico. Me golpeó justo en el hombro, todavía dolía gracias al maldito aconito. El chico se dio la vuelta y me miró.
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Eres mi ancla (Isaac Lahey Fanfic)
FanfictionDespués de tantos años intentando olvidar aquel día, el destino me ha traído de vuelta a mi ciudad natal, Beacon Hills, el lugar de dónde provienen todas mis pesadillas solo que, esta vez no será todo tan malo.