Nirvana:
¿Pero qué diablos estaba haciendo? No podía dejar a mi hermano solo con mi tío.
Me levanté del suelo y corrí hacia el bate de béisbol que me había regalado mi padre cuando tenía 6 años. Si, lo sé, un regalo muy femenino. Agarré el bate y lo pegué a mi pecho mientras caminaba hacia la puerta, todavía se escuchaban los golpes desde fuera de la habitación. Abrí la puerta y me encontré a mi tío intentando asfixiar a Sean contra la puerta del baño. Me estaba dando la espalda así que decidí acercarme y atizarle con todas mis fuerzas. Mi tío soltó un grito de dolor y soltó a Sean para darse la vuelta con los ojos cargados de ira sobre mi, se lanzó hacia mi y me estampó la cabeza contra la pared. Sean se abalanzó contra él y le empezó a dar puñetazos aunque, mi tío fue rápido y para cuando me di cuenta él ya estaba encima de Sean golpeándole. Lo mire fijamente un poco aturdida por el golpe. Mi tío, el que no había dudado ni un segundo en disparar a Isaac estaba pegando a mi hermano. La furia se apoderó de mi y le volví a golpear, esta vez con más fuerza. Este se tambaleó y cayo por las escaleras.
Oí un grito, pero esta vez no procedía de Michael, sino de mi tía. Estaba mirándome horrorizada con lágrimas en los ojos y la mano sobra la boca que formaba una enorme O.
-¿Habéis montado una fiesta o que?.-Preguntó Skylar mientras salía bostezando de su cuarto y se rascaba la cabeza despreocupada. Skylar abrió los ojos como platos cuando nos vio a Sean intentando recuperar el aire, a mi tío tirado en el suelo del salón, a mi tía horrorizada mirándonos a todos confusa y a mi, con un bate en la mano y los ojos negros como los de un oso panda gracias al bendito rímel "a prueba de agua" que se me había corrido con las lágrimas. Menudo panorama ¿no?
-Tía Rosie, te lo explicaré todo.-me apresuré a decir pero mi tía me calló con un bofetón en la mejilla derecha. Me llevé la mano a donde había recibido el golpe. Sean agarró a mi tía por las muñecas y la estampó contra la pared. Skylar en cambio, se acercó a mi muy preocupada y me abrazó.
-Tuve que hacerlo, estaba haciendo daño a Sean. Disparó a Isaac.-dije yo. Estaba impactada por lo que había pasado. Mi tío había atacado a mi hermano y mi tía me había dejado su huella dactilar en la cara. En parte la entendia, el defender a alguien que quieres cuenta como una muestra de amor, si alguien hiciese daño a Isaac yo reaccionaria de la misma manera, aunque bueno... Le había atizado con todas mis fuerzas a mi tío por Isaac, con eso dejaba bastante claro que le quería.
Mi tía se zafó del agarre de mi hermano y se deslizó hacia el suelo hasta quedar sentada, sollozando mientras decía 'está muerto, esta muerto'.
Me fui a acercar a mi tía pero un dolor de cabeza horroroso me lo impidió. La cabeza me empezó a arder y yo empecé a gritar. Caí de rodillas al suelo sin parar de gritar. Sentía que la cabeza me iba a estallar y que el color de las paredes de la casa pasarían de marrón claro a color de cerebro frito. El dolor de cabeza iba de mal en peor, Skylar me abrazaba y me decía algo que yo no lograba escuchar, me había empezado a pitar los oídos. Sentí que alguien me cargaba en brazos y me sacaba de allí. El dolor se hizo más y más intenso hasta que finalmente perdí el conocimiento.
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Desperté en lo que esperaba que fuese una camilla de hospital, aunque no fue así, estaba en la incómoda camilla en la que había estado Isaac hace unas horas. Me senté en la camilla con la cabeza martilleándome.
-Por fin despiertas.-dijo una voz desde el fondo de la sala, escondida entre las sombras. El dueño de la voz salió de su escondite y caminó hacia mi.-Pensábamos que nunca llegaría este momento. Por fin eres una de los nuestros.-estaba atontada. El hombre se acercó a los pies de la camilla y me miró fijamente. Era muy guapo, moreno, con los ojos azules y muy atractivo. Hablaba en un tono suave, tranquilizador.-No le puedes decir a nadie que eh estado aquí ¿vale?.-asentí y el sonrió. Me inundó una sensación de mareo y una necesidad de hacer feliz a aquel hombre, no comprendía por qué, pero así era.-Será nuestro pequeño secreto. Te vendré a visitar pronto.-me dijo mientras acariciaba mi pierna. Yo sonreí y asentí como una niña pequeña.
Como un rayo ese chico desapareció y el mundo volvió a ser tan nítido como antes, ya no tenía náuseas y el mareo se había esfumado junto al martilleo de cabeza. Sean entró como un tiro en la habitación y me abrazó con fuerza.
-¿Qué ha pasado?.-pregunté.-no me acuerdo de nada.
-El tío Michael me atacó y tu le disté con un bate y cayó por las escaleras. Después a la tía Rosie le dio un ataque de histeria y a ti te empezó a doler la cabeza y... Te salía sangre por la nariz y por los oídos, mucha sangre. Pensábamos que te perdíamos.-mi hermano no era de esos chicos que suelen llorar pero esta vez pude ver las lágrimas que amenazaban con salir. Seguía un poco confusa, no entendía ese repentino dolor de cabeza.
-¿Y Sky?-pregunté. Mi hermano se apartó un poco y pude ver a Skylar en la puerta sollozando. Extendí los brazos y ella vino corriendo a abrazarme, acurrucó su cabeza en el hueco entre mi hombro y mi cuello y empezó a llorar.-no te preocupes, Sky. Estoy bien.- ella seguía llorando en mi hombro y se aferraba a mi con fuerza.-Oye Sean, ¿qué ha pasado con el tío Michael?
-Tía Rosie ha llamado a la ambulancia para que se lo llevasen.-su rostro se volvió sombrío.
El doctor Deaton entró en la sala y se acercó a mi, Skylar se apartó y Deaton empezó a mirarme las pupilas con una pequeña linterna.
-Está todo bien.-contestó a la interrogante mirada de mi hermano.-podría haber sido peor.
-¿Pero qué le ha pasado?-preguntó Skylar.-¿por qué le salía sangre de los oídos y la nariz?
-Tengo mis teorías aunque no estoy seguro de ninguna. Es muy extraño, se supone que debería estar muerta. Tuvo un derrame cerebral debido al golpe que le dio tu tío, y el tortazo que le dio tu tía tampoco ayudó mucho.- confirmo Deaton.
Me quedé impactada, se suponía que debía estar muerta. Si, muerta, pero aún así estaba aquí, rodeada por mis hermanos y un veterinario bastante raro.
Después de un par de revisiones más, el doctor Deaton decidió que sería mejor que nos fuésemos a casa a reconfortar a nuestra y a asimilar todos los hechos traumáticos de esta puta noche (bueno, tal vez el adjetivo "puta" haya sido un añadido personal). Skylar y Sean se adelantaron al coche, yo, en cambio esperé junto a Deaton para poder preguntarle algo que estaba deseando preguntar.
-Isaac está bien, ¿verdad?.-pregunté.- es decir... ¿Esta enfadado conmigo? Al fin y al cabo fue mi tío quien le disparó.
Sólo me gané una sonrisa divertida por su parte. Me acompañó hasta la salida hasta que al final dijo:
-¿Sabes la parte graciosa de la pregunta que me hiciste?-me preguntó, yo solo me encogí de hombros.-Isaac me preguntó exactamente lo mismo cuando te fuiste de aquí. Sólo te puedo contestar lo mismo que le contesté a el. Vuestros corazones encajan a la perfección, creo que, pasase lo que pasase vuestros corazones se seguirían amando, vosotros sois uno. Vuestro amor es real, sólo encargare de cuidarlo.
Y con esas palabras salí de allí, hacia el coche con una sonrisa de oreja a oreja. Skylar se sentó conmigo en el asiento trasero, abrazada a mi, sin soltarse ni un segundo.
Finalmente llegamos a casa. Todos nos miramos, sabíamos lo que nos esperaba dentro de aquella casa: policías, muchas preguntas y bastante riesgo.
Abrimos la puerta y mi tía estaba en el sillón, abrazandose las piernas con la mirada perdida en algún punto de la chimenea.
-Tía Rosie, ¿Qué ha pasado?.- preguntó Sky.
-No... No lo se. Fui un segundo a por el teléfono para llamar a la ambulancia y cuando... Cuando volví al salón ya no... Ya no estaba.
-¿A qué te refieres tía Rosie?.- preguntó Sean. Quería sentarme al lado de mi tía y reconfortarla, pero no me atreví. Me había cargado a su marido...
-Se ha ido, su cuerpo ya no estaba.-contestó.
-Pero si su cuerpo desapareció eso quiere decir...-se me entrecortó la voz. No quería decir esas palabras aunque al final lucharon por salir y ganaron.- que sigue vivo.
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Eres mi ancla (Isaac Lahey Fanfic)
FanfictionDespués de tantos años intentando olvidar aquel día, el destino me ha traído de vuelta a mi ciudad natal, Beacon Hills, el lugar de dónde provienen todas mis pesadillas solo que, esta vez no será todo tan malo.