Los nombres de la lista

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Isaac:

Después de la sesión de besos y abrazos en medio de la calle, Nirvana y yo fuimos a una cafetería cerca del parque. Durante el camino nos limitamos a caminar, yo con mi brazo al rededor de sus hombros y ella con sus brazos rodeando mi cintura. Empezamos a criticar a los maestros del instituto, aunque, ella se desvió de la conversación unos segundos, los justos para intentar ver quien pasaba en un todo terreno negro, podía parecer perfectamente un Jeep si no te fijabas en la marca. En este caso era un Land Rover Freelander, muy bonito y muy caro.

-Ey, estas distraída, estábamos empezando a criticar al profesor Finstock. ¿Me vas a decir por que estas así?.-le pregunté con el ceño fruncido.

-No lo se. Ese coche perece que me acecha, lo veo por todos lados. El otro día estaba aparcado cerca de mi casa y no puede ser ningún vecino nuevo por que nadie se ha mudado a parte de mis hermanos y yo.-me contestó. No pude evitarlo y escuché los latidos de su corazón. Iban muy rápido, y eso significaba que estaba nerviosa. Pasé la mano que tenía en su hombro a su cabeza, la acerqué a mi y le di un beso por encima de la oreja. Ella cerró los ojos y respiró hondo.- ¿Sabes que?.- me preguntó

-¿Qué?

-Que soy la chica más afortunada del mundo por tenerte a mi lado.

Con ese comentario me giré, la abracé por la cintura y la alcé en el aire mientras la besaba. Alejé un poco mi cara de la suya y dije:

-El afortunado he sido yo por encontrarte.- le dije y me gané una de sus espléndidas sonrisas. La dejé en el suelo con mi cara a la altura de la suya y seguimos nuestro camino hacia la cafetería.

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Al llegar a la cafetería nos sentamos en una terraza, bajo una sombrilla que nos protegía de los rayos del sol. Desde la terraza podías ver perfectamente los altos Robles del parque y... ¿El Land Rover negro?. Nirvana los observaba con admiración, no se había fijado en el coche.

Esa chica realmente me gustaba. Se me pasaron por la mente imágenes de nosotros en un futuro, en la universidad, tal vez con hijos, aunque, esas fantasías se nublaron cuando pensé en tener que esconderme una vez al mes cuando hubiese luna llena...¿Y si perdía el control delante de ella? Me vería como un monstruo y no querría acercarse a mi.

Tenía que decírselo, era mejor decírselo pronto y así evitar romperle el corazón cuando fuese demasiado tarde. Me quedé mirándola embobado. No sabía si podría aguantar su mirada de miedo cuando se enterase de la verdad, no sabía como aguantaría sin sus besos ni sus abrazos... No sabía que haría sin ella en general.

-Ana.-la llamé.

-Dime.-me contestó apartando su mirada del hermoso parque donde jugaban niños y paseaban parejas agarradas de la mano. Nirvana me miró sonriente.-¿Pasa algo?

-Es sólo que... Te tengo que contar algo. Algo muy importante.- me miró curiosa.- puede que después de que te lo diga es muy probable de que no quieras volver a verme, incluso que me tengas miedo.- su mirada pasó de ser curiosa a extrañada.

-Isaac... Nada de lo que me digas hará que deje de estar a tu lado. -me dijo y extendió una mano para que yo se la cogiese.-Te quiero, ¿Sabes? Y te va a costar separarme de ti. Sea cual sea la situación.

Sus palabras me impactaron. ¿Había dicho que me quería? Rebobiné la conversación y si, así fue, me dijo que me quería y que no se apartará de mi lado. Estreche su mano y reprimí las lágrimas, por fin podía contar con alguien. Ya no estaba tan sólo.

Nirvana sonrió de oreja a oreja.

-¿Qué?¿Te he impactado?.- preguntó con una ceja alzada. Yo sólo me incliné hacia delante y le di un delicado beso en los labios mientras ella sonreía.

Eres mi ancla (Isaac Lahey Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora