Besos robados

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Isaac:

Por fin había llegado el sagrado viernes lo que significaba fin de semana y mucho tiempo libre para pasar con Nirvana. Nos habíamos pasado toda la semana juntos, dándonos la mano en clase, besándonos en la biblioteca... Generalizando, que había sido una semana de la hostia. Por un momento me había olvidado de los problemas de ser un hombre lobo y de todo el rollo del Benefactor ya que, mi nombre había aparecido en la lista nada más volver al pueblo con el señor Argent.

Ahora vivía sólo en un piso cerca del de Derek, lo había conseguido por buen precio, aunque, más bien lo había conseguido el señor Argent, ya que, era él quien pagaba el alquiler. Me sentía muy en deuda con él, me había llevado con él a Francia para ayudarnos mutuamente a superar la muerte de Allison.

Allison. Pensaba en ella continuamente, su muerte todavía estaba fresca y sus últimas palabras todavía se clavaban en mi corazón. Si, lo sé, sus últimas palabras no fueron dirigidas a mi, fueron a Scott, pero todavía me dolía. Había empezado a sentir algo fuerte por ella y como sí nada se había esfumado.

Estaba dando vueltas al rededor de la mesa del salón de mi piso cuando el sonido del timbre me sacó de mis pensamientos.

Me acerqué a la puerta y mire por la mirilla. Eran Scott, Lydia y Stiles. Abrí la puerta y les deje entrar.

-¿Se puede saber que hacéis aquí?

-¿Eres siempre tan agradable o solo cuando estás en esos días del mes?.-me preguntó Stiles.

Le mire y sonreí pero sin una pizca de simpatía. No hace falta que diga que Stiles y yo no nos llevamos muy bien. Nunca nos habíamos soportado el uno al otro y no empezaríamos ahora.

-Bueno, ¿Vais a contestar a mi pregunta?

-Es sobre la lista.-dijo Scott.

-Ha subido el precio de algunas personas, incluido el tuyo.-contestó Lydia.

-¿El mío? Antes valía 10 millones. ¿Cuánto valgo ahora?

-Ahora unos 15 millones. ¿Sabes lo que significa?.-comentó Scott.

Pensé en lo que quería decir eso. Significaba que ahora vendrían más a por mi.

-15 millones es mucho, la verdad.

Todos se encogieron de hombros. Ninguno sabía cual sería el siguiente en ser cazado.

Cuando Lydia, Stiles y Scott se fueron yo me tiré en el sofá. Pensé en por qué mi valor habría subido, ni siquiera era un alfa, no podía valer tanto mi muerte.

De repente, un sonido me sacó de mis pensamientos. El móvil. Me acerqué a la mesa y lo cogí, tenía un mensaje, un mensaje de Nirvana.

"Hola guapetón ¿Tienes algo interesante que hacer esta tarde a parte de estar conmigo?"

Ese mensaje me sacó una sonrisa, esa chica tenía un sexto sentido, cuando estaba triste o preocupado por cualquier cosa siempre aparecía ella, ya fuese con un mensaje o ella en la puerta de mi casa con un batido. Todavía no sabía como decirle mi secreto, al fin y al cabo, era como mi media novia. No podía decirle Ey Nirvana, no se sí lo sabrás, pero, ¿Sabes todas esas historias de hombres lobo, vampiros y esos rollos ficticios? Pues resulta que no lo son, y es más, resulta que yo soy un hombre lobo. Si, al chico con el que te has estado enrollando toda la semana le sale pelo de todos lados y colmillos con la luna llena"

Me olvidé de esos pensamientos y me limité a contestarle

"No se me ocurre ningún plan mejor que pasar la tarde contigo"

Me vestí para ir con Ana y me dirigí a la puerta. Caminé hacia casa de Nirvana, que resultó no estar tan lejos como pensaba. Me quedé en la entrada de su casa un minuto. Iba a ver a su familia por primera vez. Me acerqué y toqué la puerta. Al cabo de unos segundos se escuchó la cerradura de la puerta y de ésta salió una mujer delgada de melena castaña oscura que caía en rizos hasta su cintura.

-Tu eres Isaac, ¿Verdad?- me preguntó.

-Si, estaba buscando a Nirvana. ¿Está aquí?

-Oh, si. Debe de estar en su cuarto.-contestó sonriente.- Por cierto, me llamo Rosie.-me tendió una mano que yo agité en forma de saludo.- Soy la tía de Anie. Por favor pasa.

Entramos a la acogedora casa de los Corvin , por fuera era grande pero por dentro... Era inmensa y muy bonita. El salón estaba repartido en tres sillones marrones al rededor de una mesa situada frente a una chimenea rodeada de piedras oscuras y una televisión colgada de la pared unos centímetros más arriba de la chimenea. A la derecha del salón había una gran escalera que llevaba al piso de arriba donde se veían varias puertas.

-Sube, seguramente te estará esperando, pero nada de cerrar puertas.-me dijo Rosie y me guiñó un ojo.- Su puerta es la segunda a la derecha, pone Nirvana en la puerta así que no te perderás.

Sonreí y subí las escaleras, fui a donde me había dicho la tía de Ana y pude ver en letra cursiva Nirvana. Toqué la puerta y escuché un gruñido del interior.

-Déjame en paz. Estoy hibernando.-se oyó la voz de Nirvana desde dentro. Abrí la puerta y entré, deje la puerta medio abierta.-¡Déjame dormiiiiir!

-Marmorta.-le contesté mientras iba a la ventana y abría un poco las cortinas blancas para que entrase un poco de luz en las penumbras de la habitación de Ana. Me dirigí a la cama y me senté en una esquina al lado de la cabeza de Ana. Tenía los ojos cerrados y el pelo en la cara, le quité el pelo de la cara y le acaricié el rostro. Hasta dormida era guapa.-Se te va a quedar cara de cojín si te pasas durmiendo todo el día.

No hizo caso, sólo gruñó de nuevo y se giró. De repente saltó de la cama sentándose en esta. Me miró impresionada. Los ojos se le iban a salir de las órbitas.

-¿No te han dicho que irrumpir en las habitaciones de las señoritas es de mala educación?.-me preguntó muy sería.-podría haber estado durmiendo en pelotas.

- No será algo desagradable para la vista.- le contesté y ella rió y me lanzó un cojín.- Buena puntería.

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Después de que Nirvana se preparase me presentó a toda su familia. Desde sus hermanos hasta su acojonante tío. Nos despedimos de todos y su tío nos acompañó a la salida de la casa y me golpeó el hombro de forma confidente, aunque, no resultó nada confidente debido a la fuerza del golpe, parecía más una advertencia, hecho a conciencia. Me alejé de la puerta en dirección a Nirvana. Me di la vuelta y vi a Michael, el tío de Ana mirándonos desde la puerta. Tenía los ojos entrecerrados y nos sonreia. Daba miedo, me recordó a una serpiente dispuesta atacar en cualquier momento.

Me acerqué a Ana y le pasé el brazo por los hombros.

-¿Estas intentando meterme mano, Lahey?.-Me preguntó arqueando una ceja.

-Tienes un sexto sentido para predecir mis acciones, Corvin.-Ella sólo rio.- Oye, tu tío da un poco de miedo.

Me miró detenidamente con el ceño fruncido mientras caminábamos.

-No, no da un poco de miedo. Da un miedo de la hostia.-contestó ella. A pesar de ser una broma ella pareció un poco preocupada.

-Ey, ¿Qué te pasa?.- Le pregunté mientras parábamos de caminar, me puse frente a ella y le rodeé el rostro con mis manos, acariciándole las mejillas con los pulgares.- Sabes perfectamente que le puedes contar lo que quieras a tu novio, ¿No?

-¿Con qué eres mi novio?.-preguntó enarcando una ceja de nuevo. Sentía mis mejillas ardiendo y ella se dio cuenta y se puso de puntillas para poder darme un rápido beso. Sonrió como una niña pequeña.-Te he robado un beso.

-¡Vaya! Estas hecha toda una criminal.-Le besé la frente y ella me abrazó. Estuvimos así un rato, y, la verdad me encantó.

Eres mi ancla (Isaac Lahey Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora