Isaac:
Por fin habíamos encontrado a Ana, no en las mejores condiciones, pero por fin estaba junto a mi, donde debería de haber permanecido todo este tiempo.
Estaba sentado en el sofá de los Corvin, observando atentamente la chimenea y esperando a que Ana saliese del baño, donde Sean y Harper estaban curando sus heridas.
Oi unos pasos y me giré para ver quien era. Para mi desilusión no era Ana, era el señor Jones. Se sentó frente a mi con los codos apoyados de las rodillas y las manos entrelazadas.
-¿Como va?.-pregunté.
-Mucho mejor, está consciente de todo lo que hace. Lleva preguntando por ti todo el tiempo.-me contestó el señor Jones y una sonrisa apareció en mi rostro. Me levanté con la decisión tomada de entrar en aquel baño a ver a Nirvana pero un empujón me hizo sentarme de nuevo en el sillón.- No tan rápido, adolescentes lleno de hormonas. Como ya sabrás, Ana es como mi hija pequeña y lo que menos me apetece es verla sufrir, así que, te diré las reglas para salir con mi pequeña:
1. Consigue un trabajo.
2. Entiende que me da igual lo buen chico que seas, no me gustas.
3. Estoy en todos lados.
4. Le haces daño, te hago daño.
5. Tienes que estar en casa 30 minutos antes.
6. Consigue un abogado.
7. Si me mientes, te encontraré.
8. Ella es mi princesa, no tu conquista.
9. Me da igual volver a la carcel.
10. Cualquier cosa que le hagas a ella, yo te lo haré a ti.
-¿Te ha quedado claro? Si se te ha olvidado algo te lo puedo enviar por correo.
-Me ha quedado muy claro, señor, no se preocupe.-contesté intentando ser lo mas respetuoso posible.
-Chico, me caes bien, pero tengo que ser duro, ya sabes, mantener el caché.
-Por supuesto, señor. ¿Puedo ir a ver a Ana?.-El señor Jones me miró fijamente hasta que al final contestó.
-Venga, estas tardando.-Y con esas palabras me levanté del sillón y fui a ver a Nirvana.
--------------------------------------------------------------------Nirvana:
-Echaba de menos esto.-dije mientras me acurrucaba aun mas en el pecho de Isaac.
-Yo te echaba de menos a ti. Pensaba que me volvería loco si no te encontraba.- me dijo mientras me acariciaba el pelo.
-Te quiero, Isaac.-le dije, el sonrió y me besó en la frente tiernamente.
-Yo también te quiero, Nirvana.- me contestó. Dicen que cuando te enamoras cualquiera puede decir tu nombre como si nada, pero, solo la persona a la que amas puede hacerlo sonar especial, eso mismo me pasaba. Cualquiera me podía llamar por mi nombre, pero solo cuando Isaac me miraba a los ojos y pronunciaba mi nombre conseguía que mis piernas temblasen y mi corazón palpitase desenfrenadamente.
Estábamos acurrucados en mi cama, alejando el frío. Reid y su padre se habían ido, Skylar se había quedado dormida en el salón comiendo palomitas (una tradición familiar irrompible), Sean y Harper habían salido y no había ni rastro de mi tía por ningún lado.
Me incorporé rápidamente al ver al jarrón sobre mi mesa de noche. Me acerqué y saqué una flor seca del jarrón, me senté de piernas cruzadas y miré a Isaac.
-Se ha marchitado.-dije haciendo pucheritos. El sonreía como un niño pequeño en Navidad, como si le hubiesen dado la mejor noticia del mundo.- Isaac, eoo. Reacciona.-seguía con su cara de embobado mirando la flor marchita en mi mano.- Te tengo que confesar algo... Soy necrofila, me voy a cambiar de sexo... Estaba pensando en prostituirme a cambio de harina para esnifar.
-Cállate idiota. La historia del clavel amarillo te va a gustar. Si los claveles rojos o blancos se marchitaban significaría que no sientes nada por mi, pero, si se marchitaba el amarillo quiere decir que me quieres.-me dijo sonriente.
-¿En serio? ¿Y es efectivo?.-pregunté extrañada, el asintió alegremente.- Entonces... ¿No se deberían de haber marchitado las rojas y blancas?.- Isaac me lanzó un cojín directo a la cara como respuesta. Me lancé encima de él con la esperanza de hacerle cosquillas pero me agarró por las muñecas y se puso sobre mi.
-Creo que no es buena idea... Ya sabes, lo de prostituirte por harina, yo tengo un colega que pasa de la buena, cuando vaya al supermercado te puedo pillar algo.-me dijo sonriente y acabó la frase con un beso de los que solo él sabía dar. Profundos y sinceros.
Unos ruidos nos sacaron de nuestra sesión de morreos.
-Me cago en la putaa.-dije. Si, lo se, que raro que yo diga palabrotas en momentos románticos.
-Serán Harper y Sean.-contestó Isaac. Nos miramos extrañados durante unos segundos y nos levantamos de la cama como tiros.
-Si están liados hay que verlo. Y grabarlos. Y subirlo a YouTube, seguramente tendríamos montón de visitas.-dije mientras abríamos la puerta silenciosamente y nos asomábamos al pasillo. Bajamos poco a poco las escaleras cuando oímos un disparo. Isaac y yo nos petrificamos. Isaac se adelantó y se puso frente a mi en posición protectora, como un dios griego en camiseta y calzoncillos. Ese es mi hombre lobo.
Llegamos al salón y no había nadie, completamente desierto. Isaac fue al sótano y yo a la cocina. Una vez en la cocina intente encender la luz pero la bombilla estaba fundida. Cogi las cerillas cuando de repente oí un portazo y una brisa helada me hizo saltar del susto.
-Hola, ¿Quieres un sándwich? Me salen muy ricos.-Dije asustada y me arrepentí al segundo. Bravo Nirvana, un premio por cortita de mente y tus maravillosos comentarios cuando puede haber alguien en tu casa. Seguro que el ladrón se sienta junto a Isaac y a mi en la cocina a hablar del tiempo y la política del país.
Isaac.
El portazo.
Salí de la cocina corriendo pero me choque contra algo. No algo, alguien. Me caí al suelo e intente hacerme la valiente.
-Pequeña Erzebet, pensaba que no te volvía a ver.-dijo aquella voz.
-Leviatán. ¿Como sabes mi segundo nombre?.- pregunté asustada.
-Hija mía, un padre tiene que estar informado sobre su polluela.-me contestó mientras sentía que se acercaba mas a mi y yo me alejaba mas. Me alejaba gateando hasta que sentí algo liquido en la mano. Encendí una cerilla y vi al demonio que se alzaba frente a mi, gire la cabeza intentando amortizar el miedo que sentía hacia aquella cara. Recordaba todo lo que me había obligado a hacer, a beber su sangre, a beber la mía propia...
Mire el líquido rojo que me empapaba la mano. Sangre. Mis instintos fueron más fuertes que yo y para cuando me di cuenta ya tenía la mano ensangrentada en la boca, saboreando la sangre que la cubría.
-Se nota tu naturaleza strigoi. Despiadada y sanguinaria.-dijo Leviatán. Ese comentario me hizo salir de mi sangriento extasis.
-Yo no soy como tu, no soy un monstruo.-contesté enfadada.
-No creo que eso sea muy cierto, te estás bebiendo la sangre de tu hermana.-se limitó a contestar y a salir por la puerta como si nada. Las luces se encendieron de golpe al segundo de que Leviatán hubiese desaparecido.
Me levanté corriendo del suelo y me dirigí corriendo al cuerpo sangrante de Skylar.
-ISAAAAAC.-grite a pleno pulmón y al segundo Isaac estaba junto a mi ayudándome a parar la hemorragia de Sky.
-¿Que le ha pasado, Ana?.-preguntó serio, en el fondo sabía que pensaba que había sido yo.
-Ha sido Leviatán.-conteste.
-No ha sido el, cariño. He sido yo.-al escuchar esa voz todo el cuerpo se me erizo. Me gire y pude ver a mi tío Michael sonriente apoyado en el umbral de la puerta.-Es increíble como una bala puede ser dañina para los hombres lobo.-dijo mirando a Isaac con los ojos entrecerrados.- en cambio, con los humanos son letales.-dijo sonriente mirando a Sky.------------------------------
Pichurrinaaaas, estoy de vuelta🎉🎉 Espero que el capítulo les guste mucho y me lo demuestren votando y comentando lo máximo posible😘
Quería pedir disculpas por la agonizante espera del capítulo pero he tenido unas semanas horrorosas, mal de amores, mi madre ha estado enferma... (En fin, que he estado muy ocupada planeando como pasarles el ebola a todos los chicos)
Pues eso, que comenten y voten mucho mis amores😘
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Eres mi ancla (Isaac Lahey Fanfic)
FanfictionDespués de tantos años intentando olvidar aquel día, el destino me ha traído de vuelta a mi ciudad natal, Beacon Hills, el lugar de dónde provienen todas mis pesadillas solo que, esta vez no será todo tan malo.