Una vez mas

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No cerré mis ojos... esta vez no los cerré.

Adrián tomo su consola de videojuegos portátil para entretenerse un rato, era muy temprano en la mañana y apenas se veía el sol salir. No tenía nada que hacer, ni manera de como pasar el rato.

Había despertado muy temprano, no tenía hora de levantarse, lo hacía al azar. Eliot aun no despertaba y eso lo sabía, se suponía que el entraba al trabajo temprano. Eso sí lo sabía. Había aprendido las horas en las que Eliot entraba y salía del trabajo. No debería tardar mucho en despertar y no quería estar ahí cuando lo hiciera.

Se la pasaban peleando y discutiendo. Eliot lo obligaba a hacer esas cosas, cosas de las que nunca había tenido experiencia, ya que (a pesar de ser un chico pesado y que se metía en constantes problemas) nunca le había llamado la atención todo lo relacionado con el sexo o el tipo de cosas los chicos de su edad ya empiezan a comentar.

Tampoco era de los que se la pasaran hablando con groserías y palabrotas, tal vez una que otra para el momento. Siempre había podido intimidar a las personas con el lenguaje común, usando una simple frase era suficiente. Pero eso era antes.

Mientras seguía en su cama con los soniditos de fondo de la maquina cada que ganaba puntos comenzó a pensar en sus peleas, había comenzado a resistirse con más fuerza cada que Eliot intentaba hacerle algo. Y es que ya no quería que todo eso continuara. Ya empezaba a ser suficiente.

No le gustaba. No sabía porque lo hacía ¿Qué era lo que pretendía? ¿Por qué lo besaba con intensidad haciendo que su mente se desvaneciera y luego lo lastimaba cuando lo mordía o golpeaba? ¿Por qué hacía que se estremeciera con sus toques a través de su cuerpo y luego arremetía contra el como si fuera la peor escoria?

Él tampoco lo entendía pero no quería seguir averiguándolo. Lo que más le parecía curioso es que esos momentos en los que abusaba de él (que solía ser diario) habían comenzado a ser con menos frecuencia.

No era que lo lamentara, al contrario, simplemente le daba curiosidad. Y no solo eso. Trataba de hacer que su corazón no se confiara tanto en ello, que evitara pensar de eso y se rectificara que no iba a ser nada que perdure y que tarde o temprano le volvería a hacer daño. No iba a dejar que volviera a engañarle.

En lo siguiente que pensaba era en buscar una forma de escapar. Ya no quería que siguiera. Iba a salir de ese infierno, no le importaba como, saldría y cuando lo hiciera buscaría la manera de contactar a su tía y si ella no lo quería ayudar no le importaba, viviría en la calle como las personas del parque, después de todo, ya estaba acostumbrado al trabajo y el hambre.

Paso el nivel del juego con sus típicas excelentes puntuaciones. Se aburrió de jugarlo, lo quito observando en la pantalla del aparato la hora. La hora en la que Eliot entraba al trabajo ya había pasado. Pero, nunca lo escucho salir.

Se levantó de la cama y salió de su cuarto asomándose por el pasillo. Camino por este hasta el cuarto de Eliot, la puerta estaba entrecerrada, así que se asomó, seguía durmiendo. Pero se suponía que entraba temprano ese día ¿Por qué seguía durmiendo? ¿Se habrá quedado dormido? No, eso no era posible. Pero podía pasar por ese momento. Empezó a debatirse mentalmente si debía despertarlo o no.

Pero no lo pensó mucho tiempo. Eliot abrió los ojos un poco y después se levantó de golpe, reviso el reloj y se levantó con desesperación. Se dio la vuelta y vio al menor recargado en la puerta observándolo con asombro.

-¡¿Por qué no me despertaste?!- le grito.

Adri se hiso para atrás -No tengo porque despertarte- susurro para luego salir corriendo antes de que Eliot lo alcanzara, ya que el mayor lo había escuchado perfectamente.

No fue mi culpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora