Despedido

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Todavía no se acostumbraba a la tranquilidad y calma del lugar. Todo era tan tranquilo, que parecía irreal. Solo llevaba 3 días ahí, se acostumbraría pronto o eso era lo que esperaba, 3 días y dos semanas desde que se separó de Eliot. En esos largos tres días, su tía se había convencido de que necesitaba salir, por lo que lo llevo a cada plaza y tienda del pueblo.

Era algo muy hermoso.

También conviva bastante con Rebecca, era divertido estar con su prima, pero le molestaba que lo siguiera tratando con si pisara cascaras de huevo alrededor de él, como si fuera algo peligroso.

Iban en el auto, no bastante convencido de, pero irían a ver a la tal psicóloga que lo atendería. No tenía nada, pero Cristian le compraría su videojuego y eso era algo que no podía rechazar.

Estaba acurrucado en la puerta del auto y viendo por la ventana, Héctor iba conduciendo y su tía en el asiento del copiloto, a lado de él estaba Zac pero no le prestaba mucha atención.

El viaje era silencioso e incómodo.

Otra cosa que sabía, era que Héctor y Zac no estarían con él, tampoco Kamil, ya que Héctor trabaja en la empresa, y Zac y Kamil viven en la ciudad.

Había investigado un poco, estaban a 150km de la ciudad, por el sur. El pueblo tenía un clima tropical con lluvias de verano, bastante comerciante y turístico.

No había muchas escuelas por ahí, tampoco medios de transporte extensos, pero contaba con buenos servicios. La mejor forma de ir a la ciudad era tomando 3 autobuses de una hora cada uno. Sí, eso también lo había investigado, solo por curiosidad.

Estacionaron el auto en una calle sin mucha gente y muy bonita, donde había casas con piscinas y jardines tropicales como palmeras.

Salió del auto con pesar y solo siguió a su tía por donde lo guiara. Tocaron el timbre y la puerta se abrió por una chica de cabello castaño largo, joven y de apariencia casual, no parecía psicóloga, o eso pensaba Adri.

Los invito a pasar con elegancia. La casa por dentro se veía normal, hasta que los llevo a una habitación rara donde ya todo se veía de oficina, se detuvo observando los reconocimientos y diplomas colgados en la pared.

-Adrián- lo llamo. La observo con el ceño fruncido. No le tenía confianza.


Eliot estaba en su casa, en la cocina, observaba por la ventana que daba al jardín, había decidido quitar las cortinas que lo cubrían, las cuales estaban algo polvosas. No podía sacar de sus pensamientos a Adrián.

Era su día libre y era lo único que pensaba, prefería estar en la oficina atareado de trabajo, al menos así se distraía un poco.

Se pasó la mano por el cabello y luego abrió la alacena por un vaso, se sirvió agua de la llave, tomo un poco y luego la volvió a escupir.

El sol de mediodía iluminaba el agua y su rostro, abrió la llave y comenzó a remojarse el rostro, entonces noto algo en el fregadero. El agua comenzaba a subir y no se succionaba por el agujero. Estaba tapado.

Confundido, prendió el triturador de basura para tratar de ver lo que le molestaba, todo funcionaba bien hasta que el triturador comenzó a trabarse con algo, había algo que tapaba el drenaje.

Se agacho y abrió las puertas que ocultaban la tubería. Saco unas cuantas herramientas a la mano y destapo el tubo, pero no observaba nada. Volvió a encender el triturador de basura y tomo una linterna, pudo ver en el fondo algo que evitaba que esta continuara girando. Apago el triturador para luego meter sus dedos por las estreches del tubo. Logro tomar algo sin saber aún muy bien que era, parecía una cadena, tiro de ella con fuerza logrando sacar un objeto y algo de agua atorada ensuciándolo.

No fue mi culpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora