Nunca fue tu culpa

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El sonido del silencio fue suficiente para despertarlo, para abrir sus ojos y dejar que la luz se acomode dentro de tu ser.

Era una habitación, una muy grande habitación elegante y hermosa. Los colores que podían representarla eran un azul oscuro y dorado o café, con grandes ventanales de los cuales podía observa toda la ciudad. La habitación estaba vacía. Levanto su mirada hacia el techo, la luz provenía de un par de linternas de luz amarillosa. La bajo y observo sus pies, los tenis que portaba estaban juntos, pegados con una fuerte cinta adhesiva.

Podía sentir el sudor bajar por su cabeza y el mareo creciente del despertar. Movió un poco sus manos pero las sintió pegadas, adheridas a su espalda. La silla donde estaba era de madera barnizada e incómoda.

Se sentía cansado y perdido, dejo caer su cuerpo con su mirada también. Suavemente volvió a cerrar los ojos.



Eliot llego a la empresa, agitado y cansado. Su respiración estaba acelerada y tenía el ceño fruncido de su todavía enojo.

Subió por el elevador hasta uno de los pisos más altos. Todos los empleados se sorprendieron de verlo ahí. Salió del elevador y camino hasta su oficina, entro con la esperanza de que nadie hubiera movido sus cosas el tiempo que no estuvo ahí.

Abrió los cajones y reviso en todo el papeleo que había tratando de encontrar algo.

Solo estuvo uno minutos revisando, cuando rápidamente entro Adén acompañado por Edward a la habitación.

-¿Qué sucedo?- pregunto el rubio a Eliot alterado.

-Ese imbécil...- susurro mientras se sentaba enfrente de la computadora.

-¡Eliot! ¿Qué pasa? ¿Por qué tu casa estaba desecha?-

Eliot ignoro al rubio y prendió el monitor, para poder entrar necesitaba poner una contraseña. Trato con la suya pero la cuenta no accedió. Trato diferentes opciones sin saber realmente cual podría ser.

-Eliot ¿Qué sucede?- esta vez pregunto Edward.

-Adén, cuando contrataste a Derek ¿De dónde lo buscaste?-

-Estaba entre las personas que enviaron curriculum para el puesto-

-Y supongo que fue el mejor ¿no?-

-Claro-

-Aparte de eso, que más sabes sobre él, datos personales, familia, amigos, eventos-

-Pues para ser sincero no es algo que le haya preguntado. Eliot ¿Qué sucede?-

-No puedo acceder a la cuenta de la computadora, necesito averiguar todo lo posible sobre el-

-¿Porque?- preguntaron ambos.

-Secuestro a Adrián- se quedaron sorprendidos. La manera en la que se había expresado, con esas simples palabras les dijo todo. No se iba a quedar parado sin hacer nada, iba a buscarlo y de paso recuperar todo lo demás. - ¿Alguna idea de cómo acceder al sistema?- pregunto sin darles más detalles.

Adén lo observo un momento atónito, pero luego su rostro cambio por completo a una sonrisa ladina. Saco de su chaqueta su celular y llamo por marcación rápida.

-¿Yadira?...-



-He llamado a su tía- dijo la mujer observando al rubio y al azabache, aun en el hospital -Ella dice que no lo ha visto, pero se escuchó bastante alterada, debe venir para acá-

No fue mi culpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora