Con el corazón podrido

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Me mantuve todo el tiempo quieto y esperando, estaba tan acostumbrado al maltrato que con un simple toque lindo pensé que sería suficiente para que todo se arreglara y me comenzara a tratar mejor, pero me engaño, y mi mente me volvió a gritar, por no hacerle caso.


Eliot busco diferentes maneras para distraerse y matar el tiempo, era la primera vez que no tenía absolutamente nada que hacer.

Pero comenzaba a despertarse. Y no era tanto por no tener nada que hacer, podría salirse a cualquier lugar si él quisiera. Más bien esperaba. Estaba esperando que el mocoso despertara para poder tenerlo en toda la plenitud que quisiera. Ya llevaba varias horas desde que lo dejo en la mañana y estaba comenzando a anochecer y todavía no despertaba.

Estaba sentado en el sillón con mueca de aburrimiento observando aquel programa de televisión cómico, que no lograba sacarle ni una sonrisa. Así se había vuelto esos años, impaciente, amargado, calculador, frio, serio, todo el tiempo con el ceño fruncido, esos eran algunos adjetivos con los que la gente lo describía.

Pero siempre estaban aquellas chicas que ya habían pasado más de una vez por su cama, y lo podían describir como el amante perfecto, aunque algo agresivo. Aun así, el placer que les daba a aquellas chicas era para continuar varias rondas más.

El teléfono comenzó a vibrar en su bolcillo y lo abrió sin mucho interés. Era un mensaje de Adén y que otra cosa podría pedirle aquel rubio mujeriego si no que los acompañara a algún lugar a pasar el rato con alguna perra de por ahí.

Eliot capacito bien el mensaje. Sabía que chiquillo dormirá todavía un buen rato y que realmente tenía ganas de follarse a alguien, aunque tampoco quería que algunas de las prostitutas de por ahí le hicieran el servicio. Llegaban a ser peligrosas y unas malditas cobradoras de todo ¿para que molestarse si ya tenía ahí algo con que jugar y pasarla un buen rato?

Todas esas mujeres no tenían lo que el niño le llegaba a brindar, su debilidad, sus gestos y expresiones de miedo, el cuerpo terso y de piel lechosa, y al momento de estar dentro, podía apretar de una manera tan deliciosa que nunca había experimentado con cualquier mujer.

De solo pensar en el menor había comenzado a sentir una presión en su parte baja, no le contesto a Adén y guardo el teléfono.


Adri estaba recostado en su cama, había despertado hace unos minutos y solo le habían quedado fuerzas para cobijarse, seguía sintiendo esa presión y esas ganas de querer ir al baño, su cuerpo temblaba demasiado y le costaba respirar.

Observo sus manos notando las vendas que recorrían aquellos pequeños dedos, continuaban sangrando constantemente. Con su boca, quito la venda que recorría su dedo índice y se lo metió a la boca, hacia eso con regularidad cuando sentía su boca reseca, lastimándose más sus dedos.

Se mantuvo unos minutos así cuando sintió un cosquilleo en su garganta, un cosquilleo bastante molesto. Se sacó el dedo de su boca y empezó a toser con fuerza. ¿Por qué se enfermaba? Tenía que ser en esos precisos instantes. Continuo temblando y tosiendo, el ardor que tenía su garganta lo hacía forzar su voz para tratar de calmarlo. Como si tuviera comezón.

Se acurruco más en aquellas duras cobijas moviendo ligeramente sus piernas, pero ahora fue interrumpido por el punzante dolor en su parte baja, que los obligaba a detener sus movimientos y llenándolo de angustia. Le dolía bastante. Quería que su agonía parara. Su continua toz lo dejaba sin pensar y un dolor en su cabeza comenzó a atormentarlo más. Estaba demasiado débil y una vez más cayó en la inconciencia.

Eliot apago la televisión después de una hora viendo ese ridículo programa. A pesar de haber continuado como normalmente lo hacía se sentía bastante presionado, como si algo lo estuviera siguiendo. No sabía que era lo que lo mantenía tan molesto, pero sabía de la perfecta manera para desahogarse, no quería esperar ni un minuto más a que se levantara, lo quería poseer en ese momento y disfrutar de ese pequeño cuerpo.

No fue mi culpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora