Recapacitando

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El sonido de la maquina le hacía recordar que seguía aferrado a él con fuerza. Lo tenía entre sus brazos, ya sabiendo que era posible que fuera la última vez que lo pudiera tener así. Admirando su manera tan dulce y frágil de dormir, y su rostro tan calmado y relajado. Era una sensación que lo hacía no querer soltarlo. Pero tenía que hacerlo, porque el mismo se lo gano.

Dio un suspiro y zafando sus brazos de él, lo dejo recostado en la cama. Se puso de pie y lo cobijo hasta el cuello, despidiéndose con un dulce beso en la nariz esperando ver sus pequeños pucheros los cuales nunca llegaron.

Se dio la vuelta y salió de la habitación, con el corazón latiéndole a mil por hora y la mente completamente destrozada, sus emociones a punto de romperse y su cuerpo a punto de caer al piso de la desesperación.

Se mantuvo viendo por el ventanal del hospital hacia la ciudad, con una mirada de preocupación y angustia, tanta angustia y dolor. Tenía que darse cuenta en apenas esos momentos. Una voz llamo su atención pronunciando su nombre.

-¿Señor Miller?- era el médico, un hombre maduro y con canas.

-Si ¿qué pasa?-

-Tengo que hablar con usted sobre su hermano, Adrián. No pude comunicarme con usted hace unas horas, lo lamento pero tenía otro paciente... su hermano... su hermano tiene muy claras pruebas de que hubo abuso en él, violencia física... y sexual, por ahora sus heridas están sanando pero no creo que se encuentre en la mejor posición emocionalmente.

Eliot respiro y se jalo el cabello peinándoselo hacia atrás mientras escuchaba.

-Por lo tanto señor Miller, tendremos que poner una denuncia a la delegación para ayudar a su hermano, lo que nosotros sabemos sobre estos casos... es que siempre los principales... son la pareja y la familia-

-¿Qué?- no podía pensar bien, se recargo en la pared algo mareado.

-¡Alto!- Héctor apareció de la nada, con el cabello despeinado y su traje desordenado, iba corriendo por el pasillo hasta llegar ellos y sujeto un poco a Eliot para que se sostuviera bien, rápidamente se dio la vuelta y observo al médico cambiando completamente su expresión a la de siempre, con su mismo toque carismático -Mucho gusto doctor, mi nombre es Héctor Miller. Sobre este pequeño caso puedo hablar con usted un momento...- no lo dejo hablar, jalo al médico para que pudieran conversar en privado.

Cuando la policía llego al antro, se los llevaron a todos. Adén, Edward y el pasaron la noche en la prisión, los oficiales le dejaron realizar una única llamada y la utilizaron para llamar la única persona en la que confiaban para sacarlos, Yadira.

Por otro lado en la ciudad, con el frio de todos los días, usando sus típicas mañas de persona que se entera de todo, Zac se enteró (por unos amigos) de la retención de Héctor en prisión y la pelea que hubo en el lugar.

No tuvo de otra más que ir a la delegación a sacarlo, con su chamarra azul y observando su respiración en el aire. Pero en su camino escucho sobre un accidente por la avenida Corlen cerca del cementerio, los testigos que estuvieron por ahí le comentaron un poco de la situación, descripciones físicas de las personas involucradas e incluso el nombre que alcanzaron a escuchar.

No necesito más, retomo su camino a la delegación un poco más apresurado. Llego justo cuando Héctor apenas iba saliendo de ahí así que no dudo en contarle de todo lo que se enteró y Héctor hecho a correr hacia el hospital siendo seguido por el azabache. No perdió tiempo alguno.

Prácticamente, hizo lo que toda persona importante de la ciudad haría en casos como esos como primera opción. Soborno al médico para que no tocara el tema con la policía, si no funcionaba llegaría a amenazarlo. Este al principio debatió un poco, pero al final fue fácil convencerlo.

No fue mi culpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora