Deserción

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Todo quedo en silencio de la impresión que causaron aquellas palabras.

-¿Qué?- pregunto Eliot sin poder creérselo.

-Como lo oye, lo dejo todo al mando de Derek Ferrer.

-Pero...- hablo Yadira. -Ustedes no pueden hacer eso. Por política de la empresa si se retira el presidente de este lugar, quien lo sustituye es el siguiente encargado, en ese caso...-

-Cierre la boca- se metió un aciano.

-¡En ese caso! Héctor seria quien estuviera al mando- no se detuvo. -Y no solo eso. No tienen motivos suficientes como para mandar un despido si no es por ley oficial-.

-Oh, no será mucho problema conseguir una señorita. Si usted señor Miller- se dirigió a Eliot -acepta retirase de la empresa sin ninguna protesta. Podrán conservar el trabajo todos sus empleados-

Eliot observaba al anciano con rabia.

-No, sabe algo usted. No es necesario que nos dé el privilegio de quedarnos con el trabajo. O al menos en mi caso, yo renuncio.- dijo Adén caminando hacia Eliot.

-Yo también- dijo Edward.

Yadira simplemente se pasó junto a los demás.

-Perfecto, están todos despedidos-

Los demás trabajadores en la empresa simplemente observaron cómo sus superiores renunciaban.

-¿Los acompaño a la salida?- sugirió Derek.

Eliot apretó los puños, mientras el castaño camino con una sonrisa falsa por la sala y Eliot empezó a seguirlo.

-¿Dónde mierda esta Héctor?- le pregunto Edward a Yadira.

-No tengo la más mínima idea. Pero eso no importa ahora Eliot se ve furioso, en cualquier momento podría atacar a Derek- ellos caminaban a la salida al igual que Eliot.

-Da lo mismo, se lo merece- replico Adén.

Bajaron por el elevador, los despedidos, Derek y los ancianos, junto con dos policías. En silencio. Observando los números cambiar. Apenas había pasado por el piso tres cuando Eliot le soltó un golpe a Derek en el rostro, el cual pudo ser evadido por este. Los presentes ahí se asustaron, inmediatamente los policías intento detenerlos.


Llegaron al último piso donde Adén, metiéndose en la pelea aventó a Derek fuera del elevador mientras ellos salían en calma. Pero este no se inmutaba para nada. Solo los observaba con una sonrisa.

-¡Eres un hijo de puta!- grito Adén pero los policías lo sostuvieron tratando de sacarlo del edificio.

-No duraras mucho tiempo... puedes estar muy feliz por tener la empresa pero no duraras nada- le dijo Eliot, siendo igual detenido por dos policías.

-Y ¿cuál crees que ha sido mi objetivo desde el principio?- le dijo con su sonrisa agrandándose más y deteniendo a los policías de que intentaran sacarlo. -Me apodere de esta empresa pero voy hundirla en lo más profundo del abismo. Y para asegurarme de que no interfieras te propondré un pequeño trato. Lárgate de aquí, de la ciudad, del país y de todos sus alrededores. Si eres obediente con eso, yo me asegurare de que nada malo le suceda a tu hermanito.-

-Púdrete-

-Sabes... al principio creí que no te importaba, por ello decidí no meterme con ese niño. Pero me fui dando cuanta que es algo bastante importante para ti ¿no? Sé dónde está y con quienes, en un segundo, puede simplemente desaparecer. Tienes una semana para irte.-

No fue mi culpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora