Capítulo 1

1.5K 45 1
                                    

-En los años 70 ocurrieron muchas cosas, algunas terribles y otras esperanzadoras. Entre las primeras, nací yo.

-Sonreí al escuchar las risas de los jóvenes que ocupaban las sillas de aquel Salón de actos de la universidad. Nada como un chiste para captar la atención del público.
Llevaba dos semanas recorriendo algunos centros de estudios del país, dando conferencias en las distintas universidades que habían contactado con mi publicista.

-Qué se le va a hacer, ya estoy aquí y llevo ya un rato, demasiado tarde para plantearse si fue un error histórico o un traspiés de la genética. Pero que nadie se preocupe, mala hierba nunca huele.-Rieron.

-Entre las segundas, el psicólogo norteamericano Paul Ekman analizó las seis emociones básicas o biológicamente universales del ser humano: miedo, tristeza, ira, asco, sorpresa y alegría. Son los seis estados de ánimo que nos identifican como especie. Los seis ingredientes fundamentales en cualquier relación o emoción más elaborada, como el amor o como el odio. Las seis razones para la paz, las seis excusas para la guerra. Los seis grados de unión entre cualquier raza, sexo o condición.-Suspiré, mirando al frente. Los nervios previos antes de salir al escenario, se estaban evaporando. Me sentía más confiada que minutos antes. Mis manos habían dejado de sudar y el tic nervioso de mi pierna había parado.

-Sentir miedo. Nada ha sido más útil que sentir miedo para llegar hasta aquí. El miedo nos ha protegido, nos ha advertido, nos ha hecho huir del peligro y nos ha permitido sobrevivir. Pero también nos ha hecho valientes, nos ha puesto ante retos, nos ha forzado a mejorar, nos ha hecho construir herramientas, cobertizos y atajos. Nos ha unido a los que sentían el mismo miedo. Nos ha hecho vulnerables ante las adversidades, ante la incertidumbre, ante el futuro y ante los que supieron jugar con él. Porque mientras el peligro y el riesgo son criterios objetivos, el miedo acaba siendo siempre una elección. La que toma nuestra amígdala mucho antes de que podamos opinar.-Miré, dándome cuenta que todos los ojos estaban puesto sobre mi persona. Agaché la mirada y seguí leyendo.

Sentir tristeza. La tristeza es el abandono de la intención. -Continué con mi discurso, clavando mis ojos justo en el joven que había delante de mí. En la tercera fila. - De vivir, de querer o de quererse, de quedar o de quedarse, de proyectar o de seguir discutiendo. Por eso duele más cuanto más se acerca, y le ocurre un poco como a la oscuridad, cuanto más grande es, menos se ve. Lo más peligroso de la tristeza no es que visite nuestras ganas. Lo más peligroso es que se quede a vivir. Que se instale allí donde se deja de estar. Interpretarlo todo en clave de fado, arrojarse a un pozo sin fondo que todo lo consume porque ya en nada se cree.

Sentir ira. Rabia, furia e indignación son de las pocas que consumen más energía de la que nos proporcionan. Es un déficit emocional difícil de mantener en el tiempo, ya que no admite ni préstamo ni endeudamiento. Por eso, indignarse es un estado emocional transitorio. Un calentón. Y eso lo saben muy bien los que lo tienen que saber. Al final, si aún no se nos ha pasado, ya se nos pasará. Y por eso nos pasa todo lo que nos pasa. -En ese momento, la puerta de la sala se abrió, dando paso a alguien que hizo que me despistara del discurso. Haciéndome sentir el mismo sentimiento que estaba describiendo. Ira. Sorprendiéndome. Confundiéndome. Volví a posar mis ojos sobre alguno de los aquellos jóvenes e intenté olvidar la presencia de dicha persona.

-Sentir repugnancia. El asco es sólo el estreno de un hábito mal ignorado. A fuerza de repetirse, la repugnancia deja de provocar y se volverá costumbre. Una costumbre que algún día se convertirá en tradición. Y de ahí a patrimonio cultural de la humanidad, hay un paso. Si te ocurrió con las moscas sobre la boca del niño en Etiopía, por qué no te va a ocurrir algún día con la corrupción, que al fin y al cabo ya te la sirven nacionalizada y desparasitada.

Obligada a improvisarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora