Capítulo 20

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-Ven -me dijo, entrelazando nuestras manos -Daniela estaba dormida pero, ya sabes, lo diminutas que son sus siestas. -Una media sonrisa aparece en su rostro al hablar de su hija. Yo no dije nada, tan solo dejo que tire de mí hasta la sala.

La niña aún estaba dormida con Olaf a su lado, velando su sueño.

-¿Quieres que te traiga algo de beber? -me pregunta, cuando me siento en el sofá de cuero negro.

-Zumo de melocotón.

-Vale. -Me sonríe, tranquilo. Aunque está disimulándolo, sé que está nervioso.

Lo veo ir a la cocina y trastear allí hasta que, con mi vaso de zumo y algo de beber para él, vuelve al sofá.

-Aquí tienes -me ofrece mi bebida.

-Gracias. -Lo cojo y él se sienta a mi lado.

-Kate, -dice, mirando el vaso que tiene entre sus manos -antes que nada, no fue una apuesta. -Yo no digo nada, no quiero interrumpirlo. Solo quiero saber la verdad. Suspiró audiblemente. -Te conocí gracias a Brad -Asiento. -Él, no sé cómo te conoció pero, tenía tu libro. Me dijo que se lo había comprado para ir a una de tus firmas. No quería solo que le firmases el libro ni verte en persona, quería conseguir algo más.

-Ligar conmigo -digo yo.

-Sí, pero no algo serio. Cuando te vi en la foto de la contraportada, me llamaste la atención. Me pareciste muy guapa -me sonrío tímidamente, haciendo que yo hiciera lo mismo. -Leí la sinopsis de tu libro y me gustó, así que, como Brad me lo había dado, me lo leí en tres días. Aprovechaba cada rato libre en leer. Me enganchaste. -Yo sacudí la cabeza -Busqué información sobre ti, vi que tenías dos libros más, los compré. Me vi entrevistas, busqué todo lo que había de ti en Internet y en los periódicos. Hasta me hice con todos los artículos que habías escrito.

-¡Vaya! -exclamé.

-Hiciste que me obsesionase contigo -ríe.

Achiqué los ojos.

-¿Yo? Si no sabía ni que existías -digo, divertida.

-Pero me conociste. Y fue espectacular hacerlo, soy tu fan número uno. Brad me decía que no tenía ninguna oportunidad contigo, que ir a esa firma o las conferencias no me serviría para conseguir una cita, o tomar un café. Él ya lo había intentado y no lo había conseguido y él era mucho mejor conquistando. "Don conquistador" lo llaman -reí. -Decía que me tenía que olvidar de ti y quitarme ese tonto "enamoramiento". Aunque, en realidad, me enamoré de ti cuando te conocí. Estaba allí cuando te pedí que tomaras ese café conmigo, quería ver cómo me rechazabas. Pero, aceptaste.

-Tampoco me dejaste mucha opción. No me dejabas pasar. -Arrugué el entrecejo.

-Bueno, pero no me niegues que te lo pasaste bien.

-No -dije, riendo.

-No fue una apuesta, Kate -me dijo, volviendo al tema inicial. -De verdad, que...

-Lo he entendido -puse una de mis manos en su rodilla.

-Gracias -me agradece, poniendo su mano encima de la mía y mirándome directamente a los ojos.

-Rick, lo de antes -miré hacia la habitación- quería...

-Yo... lo siento -se disculpó, interrumpiéndome. -No debería... yo, no tengo a nadie con quien hablar y, supongo que, necesitaba desahogarme. Todo me estaba superando... -se cubrió su cara con sus manos.

-¡Eh! -lo llamé, retirándole las manos. -No pasa nada -le sonreí. -Puedes desahogarte siempre que quieras conmigo. Siento que hayas tenido que pasar por todo eso. -cogí su mano.

-No tienes que sentirlo, no ha sido tu culpa, Kate. -Apretó levemente nuestro agarre.

-Pero te he hecho sentir que es tu problema, te he hecho daño, Rick. Yo no quería hacerte sentir así, ni decirte todas esas cosas que te he dicho -mis ojos comenzaron a aguarse. -Yo... estaba confundida. Estaba dolida. -Agaché la mirada cuando algunas lágrimas comenzaron a escapar de mis ojos.

-No pasa nada. Te entiendo. Yo siento que pensases que todo era una apuesta. Si hubiese sabido que era eso... -levanté la cabeza al sentir una caricia en mi mejilla.

-Rick, no tienes nada malo. Tú no tienes ningún problema. -Le sonreí algo nerviosa. -Además, Daniela te adora y estoy segura que Amy -me acaricié mi vientre -también lo hará.

-¿Amy? -preguntó, ilusionado. Asentí. -¿Se va a llamar como yo dije?

-Sí, ¿no quieres? -inquirí, sabiendo la respuesta.

-¡Claro! ¡Claro que sí! -exclamó, contento. Tan contento que mis labios se curvaron hacia arriba. -Gracias, Kate -me agradeció y me abrazó, entusiasmado. Correspondí al abrazo tras recuperarme de la sorpresa. -Lo siento -se disculpó cuando se separó.

-No, no importa.

-¿Puedo? -preguntó, señalándome la barriga con uno de sus dedos. Yo no contesté, me limité a cogerle la mano y ponerla sobre mi vientre. Le sonreí cuando sus dedos rozaron mi piel. -Hey, Amy -se agachó, poniéndose de rodillas delante de mí. -Aún faltan 5 meses pero ya estoy deseando conocerte, tenerte entre mis brazos. Y tu mamá también -me miró y cuando nuestros ojos se encontraron, sonreí. -Es muy guapa, ¿sabes? Tienes que parecerte a ella. Es muy lista.

-Tu papá también es muy listo. -lo interrumpí.

-¿Y guapo? -inquirió, alzando las cejas.

Rodé los ojos. -Sí, y guapo, muy guapo.

Esbozó una gran sonrisa.

-Lo que más me gusta de él, son sus ojos, sobre todo, cuando se iluminan como a un niño pequeño. Exactamente, como ahora. Y su sonrisa, me gusta mucho su sonrisa. -Confesé algo ruborizada por cómo me miraba.

-¡Vaya! Ni en mis mejores sueños -dijo. Le di un pequeño golpe en el hombro. -Auch - se quejó, divertido.

-Tu papá también es un graciosillo, Amy. -Le conté a mi hija.

-¡Eh! No le digas esas cosas a nuestra hija. -Me miró, negando la cabeza, fingiendo estar indignado.

Yo reí a carcajadas.

Un ladrido de Olaf, hizo que dejásemos de bromear y mirásemos hacia el centro de la sala. Daniela, se acaba de despertar y se estaba poniendo de pie. Rick fue a cogerla y volvió con ella en brazos, sentándose a mi lado.

La niña se acomodó en su pecho.

-¿Has dormido bien? -le preguntó, retirándole el pelo de la cara.

Daniela asintió con un movimiento de cabeza.

-La pequeña dormilona aún tiene sueño -le dijo a su hija, acariciando su espalda, viendo como a esta se le cerraban los ojos.

-Papá leche -pidió con los ojos cerrados.

-¿Se lo hago yo? -le pregunté, poniéndome de pie.

-¿Quieres?

-Claro -le sonreí.

XXX

-Toma, cariño -le entregué el biberón a Daniela, ahora más despierta. Me sonrió agradecida. Se llevó la boquilla directamente a la boca, comenzando a succionar.

-Despacio, Daniela -le dijo Rick al ver su ansia.

-Tiene hambre.

-Esta glotona siempre tiene hambre. -Me contestó, acariciando a su hija. La niña agarraba con una mano el biberón y con la otra se acariciaba la oreja, una manía que tenía siempre que tomaba leche. -Kate,... -dijo, poniéndose serio -antes me dijiste que Daniela me quiere y que Amy me querría, pero... ¿y tú? -me preguntó con nerviosismo.


N/E: ¿y bien? ¿todavía tendré que esperar un cap mas?

Obligada a improvisarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora