Capítulo 19

635 43 6
                                    

-¿Te vas? - la voz de Richard hace que deje la camisa que estoy doblando encima de la cama.

-Sí -contesto, dándome la vuelta para mirarlo.

-Vale -dice él solamente, cruzándose de brazos.

Me giro para seguir haciendo mi maleta, ignorando su presencia en la habitación.

-Antes de irte, contéstame a algo. -Da unos cuantos pasos hacia delante, reduciendo la distancia que nos separa.

-¿El qué? -inquiero, mientras sigo metiendo toda la ropa que tengo sobre la cama en la maleta.

-¿Por qué me odias tanto?

Frunzo el ceño y aprieto la camiseta que tengo entre mis manos, arrugándola.

-¿Qué? -pregunto, sorprendida por su pregunta.

-Ya me has escuchado, ¿por qué me odias tanto? -repite.

-No te odio -respondo, suavizando el agarre de mis dedos sobre la tela de la camiseta.

-Lo haces -insiste. Voy a replicar pero al darse cuenta, alza más la voz para no permitirme hablar. -La forma en la que me miras, te delata. Hay momentos que tus ojos desprenden tanto odio y desprecio hacia mí... que me pregunto qué es lo que te he hecho y, por más que pienso, no logro dar con el qué.

Aprieto la mandíbula y giro mi cabeza, mirando hacia el cabezal de la cama. Suspiro.

-Me han mirado tantas veces de esa forma que sé reconocerla. He crecido rodeado de personas que me despreciaban. Personas que me acogían en su casa solo para poder cobrar el dinero que el gobierno les daba por tenerme. Pero que, en realidad, tan solo mi presencia les molestaba. Así que, no me digas que no me desprecias ni me odias porque no te creería. Solo quiero saber por qué. ¿Qué hay de malo en mí para que nadie me quiera? -pregunto, con los ojos totalmente cristalinos por las lágrimas.

Siento cómo se forman un nudo en mi garganta, impidiéndome hablar. En este momento me siento horriblemente mal.

-Rick... -logro decir tras tragar saliva.

-Solo quiero saber el porqué. Durante toda mi vida he estado buscando que alguien me quiera pero solo he encontrado desprecio. -Rio, mientras algunas lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Se sentó en los pies de la cama y entrelazó sus manos entre sí. -Me acuerdo que cuando tenía 8 años, una familia me acogió en su casa. Fue la única que tenía una casa de verdad, que no bebían ni se emborrachaban y, mucho menos, se drogaban. A mis ocho años, todavía no había recibido un abrazo de una madre ni una caricia envuelta de cariño. Durante tres meses, experimenté ser un niño normal, con una madre y un padre. Una habitación para mí solo, ropa y juguetes nuevos. Pero, todo era demasiado bonito para ser real, para no ser un sueño. Y, finalmente, tuve que despertar. Mi madre, la mujer que me había acogido y había comenzado con los trámites de adopción, se quedó embarazada. Lo que hizo que pararan mi adopción y se fueran separando de mí según pasaban los meses. Cuando tuvieron a su bebé en brazos, lo poco que quedaba de nuestra "familia" acabó. Me devolvieron al orfanato. Yo no llevaba su sangre ni había crecido en su vientre.

-Rick,... lo siento... yo...

-No, -se limpió la cara con sus manos -no, es tu culpa. Supongo que Mary tenía razón. "¿Por qué alguien nos querría si ni nuestra propia madre nos quiso?" Somos un deshecho de la humanidad.

-No, Rick... -agarré una de sus manos pero él se soltó.

-¿Sabes? -me miró a los ojos para luego volver a enfocar su mirada en sus pantalones. -Yo no hacía esto, lo de ayudarte con tu madre, solo por ayudarte. Tenía otras intenciones. -Me removí en la cama. -Quería aprovechar esta oportunidad, quería hacer que te enamoraras de mí como yo lo estoy de ti -susurro tan bajito que me costó escucharlo. -Quería hacerte ver que ser mi novia no era tan malo, que podríamos estar bien juntos. Quería que me quisieras -sollozó. Ya no aguanté más y algunas lágrimas salieron de mis ojos.

-Rick...

-¿Por qué, Kate? ¿Qué te he hecho? ¿Qué he hecho?-inquirió, mirándome con los ojos rojos e irritados y con varias lágrimas deslizándose por sus mejillas.

Volví a coger una de sus manos entre las mías y con la otra le limpié las lágrimas, terminando por acariciar su barba.

-No te odio, Rick, ni te desprecio. Estoy dolida. -Confesé.

-¿Por qué? ¿Por haberte dejado embarazada? Yo... No fue aposta.

-Lo sé.

-¿Entonces?

Suspiré. -Sé lo de la apuesta.

-¿Qué apuesta? -inquirió, confundido.

-Rick...

-No, de verdad, no sé de qué me estás hablando.

-No lo niegues, lo leí. -solté su mano.

-¿Qué leíste? Kate, -me llamo, cogiendo de la barbilla, obligándome a mirarlo. -¿Qué leíste? -repitió, cuando nuestras miradas se encontraron.

-El mensaje de WhatsApp -intenté retirar mi mirada, pero me lo impidió.

-¿Qué mensaje? Kate, por favor, dímelo -me suplicó, acercando su cuerpo más al mío.

Cerré los ojos y suspiré.

-El día que me invitaste a tomar un café y terminamos en el hotel -me ruboricé pero seguí hablando. -Cuando fuiste al baño después de... eso -dije, recolocándome un mechón de pelo detrás de la oreja -quería ver la hora pero no encontraba mi bolso, vi que el tuyo estaba en la mesita de noche. Al desbloquearlo, me salió la página de notificaciones, tenías un mensaje: "he visto que la escritora ha aceptado. Aunque me duele reconocerlo, me has ganado." -cité. Ahora sí, retiré mis ojos de los suyos.

-No, Kate, no. No fue una apuesta -me dijo, terminando de reducir toda la distancia que había entre nosotros. -Kate -dijo para llamar mi atención -no fue una apuesta, de verdad. Mírame, Kate -me pidió. -Es un mal entendido. -Lo miré duramente antes de levantarme para seguir con lo que estaba haciendo: hacer mi maleta. -Me tienes que creer. Kate -me quitó la ropa que tenía entre mis manos. -Por favor, hazme caso. Escúchame -suplicó.

-¿Para qué? ¿Para que te crea? Ya lo ponía muy claro: "me has ganado". Yo tan solo era un premio para vosotros dos. Y, ahora, -me llevé una mano a la frente, -no sé si estás haciendo todo esto porque de verdad te importo o por la apuesta. -Me mordí el labio inferior para controlar las lágrimas que se habían acumulado en mis ojos de nuevo.

-No, no, no -negó, rápidamente. -Yo nunca me he acercado a ti por querer ganar algo. Me acerqué a ti porque me gustabas, me gustabas mucho. Me he enamorado de ti -paso uno de sus brazos por mi cintura, atrayéndome a su cuerpo y acarició mi mejilla. -¿Qué tengo que hacer para que me creas? ¿De verdad, me crees capaz de jugar con tus sentimientos de esa forma? Yo nunca haría eso y, mucho menos, después de lo que he vivido.

-Rick... -sollocé.

-Déjame explicarte, por favor -me pidió, juntando su frente con la mía. -¿Sí?

Asentí con un movimiento de cabeza.

-Gracias -susurró tan cerca de mis labios que podía sentir su aliento.

N/E: Creo que se avecina una avalancha de comentarios pidiendo perdón por amenazar con disparos y amputaciones. Bueno el siguiente cap dirá quien tiene razón ¿verdad?

Obligada a improvisarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora