Estos últimos tres días han sido un auténtico caos. Cosas para aquí, cosas para allí. Comprar un dormitorio para que duerma mi madre en el loft de Castle, que ocupará una de las habitaciones del piso superior. Quería pagarla yo, ya que es por mí por lo que se compra, pero Castle se ha negado. Dice que luego se la quedará él y no sería justo. Después de pelear, algo común entre nosotros, he podido pagar el 25% por ciento. Poco para mí, demasiado para él.
-¿Está todo? -me pregunta, entrado a su habitación, o nuestra habitación, como será en estos días. Aún me da dolor de cabeza pensarlo.
-Sí. -Afirmo, mirando a mi alrededor, viéndolo todo ordenado. Por fin, he terminado de colocar toda mi ropa en el espacio que me ha dejado en su armario.
-¿Has tenido suficiente espacio o...?
-Sí, me ha cabido todo. -Le sonrió con esfuerzo. Estoy muy cansada. Si ya de por sí me siento cansada desde que estoy embarazada, estos días de un no parar me han dejado agotada. Camino hasta la cama y me siento.
-¿Estás muy cansada?
-Un poco -miento. No estoy "Un poco" estoy MUY cansada.
Cuando va a decirme algo, Olaf entra corriendo en la habitación con un peluche de Daniela en la boca y la niña detrás llorando, intentando alcanzarlo, interrumpiéndolo.
El perro se escapa, del intento de Rick por atraparlo, por la puerta que comunica la habitación con el despacho de Castle. La pequeña se quedó quieta cerca de mí, con uno de sus dedos metidos en la boca, sin dejar de llorar.
Rick fue a buscar al perro para quitarle el juguete.
-Ven, cariño -la agarro de la mano y la acerco lo suficiente para poder cogerla en brazos sin tener que ponerme de pie. Le limpio las lágrimas de la cara con el dedo pulgar y le sonrío. -Tu papi ya ha ido a por él. -Ella no dice nada y yo la abrazo para intentar calmarla y porque, simplemente, tengo ganas de abrazarla.
-Aquí está -dice Rick entrando con el peluche en la mano. Camina hasta nosotros y se lo da a su hija, que se ha separado de mí nada más ver el juguete.
Aunque ha dejado de llorar, todavía se le escapan algunos sollozos.
-¿Qué te parece si te limpiamos la cara y vamos a jugar nosotras? -le sonrío. Acerco mis labios hasta su oído -pero solo nosotras dos, ¿eh? -cuando me separo puedo verla sonreír y, eso, hace que yo también lo haga, porque la sonrisa de un niño es la cosa más bonita que existe.
La bajo de mis piernas y caminos hacia el baño para lavarle la cara y quitarle el rastro que le han dejado las lágrimas. Luego, le quito la coleta deshecha y se la hago bien.
-Ahora sí, ¿vamos a jugar?
-Sí -me dice, dándome la mano y tirando de mí hacia fuera del baño.
XXX
-¿A qué jugamos? -le pregunto cuando ya estamos sentada en su alfombra de juegos.
No dice nada, tan solo me da un muñeco. Río al verlo, es casi más grande que ella. Le cuesta hasta cogerlo.
-¿Quieres que le demos de comer?
-Sí. -estira tanto la "s" que sonrío.
-Vale, pásame el bibi -le pido.
Cuando me lo pasa, sonríe, enseñándome todos sus pequeños dientes blancos.
Tras unos segundos dándole de "comer" al muñeco. Arrugo la nariz y pongo cara de asco.
-Oh, Oh. Creo que alguien necesita que le cambien el pañal. -Alzo al muñeco y señalo con mi dedo índice su culo.

ESTÁS LEYENDO
Obligada a improvisar
Fanfiction-Richard, Richard Castle. Contestó, dando un paso a adelante. /-O ¿ya se te ha olvidado? Si quieres te lo recuerdo. Tú y yo, desnudos en la cama... / -Sí, nos acostamos, ¿y qué? ¡Ni qué fuese la primera vez que dos desconocidos terminan en la cama...