-Sé que tú no quieres nada conmigo ni... bueno, creo que no hace falta que yo te lo diga. Tú lo sabes mejor que yo. -Se rasca la cabeza, nervioso. -Solo tendríamos que fingir.
Yo miro al suelo, pensando en si aceptar o no. Sí, eso me podría ayudar para aguantar a mi madre pero qué sería de mí, de mis principios. En qué lugar me dejaría. Además, no es que me siente bien con él aceptar su ayuda...
Rick me está dejando pensar tranquila. No interviene pero no deja de cambiar el peso de su cuerpo sobre sus piernas y no me quita los ojos de encima, por lo que me está poniendo nerviosa y, así, no puedo pensar por muy callado que esté.
-¿Por qué me ayudarías? -pregunto, observando sus ojos azules.
Ahora es su turno de quedarse pensativo.
-Eres la madre de mi hija, futura hija -se encoge de hombros.
-Okay... -digo, haciendo una mueca,
-¿Eso es?
Me tapo la cara con mis manos, frustrada por no saber qué contestar. Hacerme pasar por su novia sería jugar con fuego, pero no, yo no voy a enamorarme de él. Y ahora que lo pienso, me debe hacerme este favor.
-Eso es que sí. -Acepto, finalmente.
Lo veo reprimir una sonrisa.
-Bien, pues, entonces, tenemos una semana para ponernos de acuerdo y conocernos lo suficiente para no ser pillados.
-Sí -contesto, comprendiendo que esto es un gran error. Y, todavía, no ha empezado.
XXX
Entramos en su casa. Hoy mismo empezados a "estudiar" nuestro teatro. Mi madre es muy meticulosa. Mucho más que yo. Y sé que va a querer saber todo. Por no decir, que se va a fijar hasta en el último detalle. Y lo más importante: va a querer saber por qué no nos hemos casado y nos atosigará con la boda. Querrá que lo hagamos antes de que dé a luz.
Yo solo espero que esté tan conmocionada con las "noticias", en plural, sobre todo, con mi embarazo que no quiera profundizar mucho en mi relación con Rick. Por ahí, sí, estoy perdida.
-Ponte cómoda, voy a ir a recoger a Daniela a lo de la vecina -me avisa.
-Vale.
Siento algo rascarme las piernas. Cuando miro hacia abajo me encuentro con Olaf, que me mira con sus patas de delante echadas en mí, moviéndola para que le haga caso. Me agacho, flexionando las rodillas, y lo acaricio entre sus orejas. Ha crecido bastante en este mes que no lo he visto. Le sonrío y el perro quita sus patas para ponerlas en el suelo. Me mira y menea su cola.
-Ya estamos aquí -oigo la voz de Castle en mi espalda.
Olaf ladra y corre hasta Daniela, que también corre graciosamente hacia él.
-Parece que llevan semanas separados y solo han sido unas horas -me dice Rick, cuando su hija se agacha a abrazar a su perro.
-Es bueno que tengan esta amistad. Él nunca la va a decepcionar ni nada. Nunca tendrá a alguien más fiel a su lado.
-¡Eh! -dice, como si estuviese molesto con mi comentario. Aunque por la sonrisa que se dibuja en sus labios, sé que no lo está. -Me tendrá a mí. Siempre. -Es tal la seguridad y la intensidad en su mirada al decir la última palabra, que yo asiento de inmediato y no soy capaz de contestar.
XXX
-¿Dónde se supone que nos conocimos? -me pregunta, poniéndome un folio en blanco delante y ofreciéndome un bolígrafo. Yo lo miro desconcertada. -Para que lo apuntemos y lo estudiamos. Así, no se nos olvidará nada. -Acepto el bolígrafo y escribo la pregunta.
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Obligada a improvisar
Fanfiction-Richard, Richard Castle. Contestó, dando un paso a adelante. /-O ¿ya se te ha olvidado? Si quieres te lo recuerdo. Tú y yo, desnudos en la cama... / -Sí, nos acostamos, ¿y qué? ¡Ni qué fuese la primera vez que dos desconocidos terminan en la cama...