Capítulo 8

619 41 3
                                    

-¡Olaf! -escucho que se queja Daniela, tirando de un peluche que el perrito agarra con sus dientes. -¡Mío! -pero el animal sigue sin soltarlo. -Jooo, Olaf... -este abrió la boca, soltando el juguete y la niña se cayó hacia atrás, parando el golpe con su pañal.

Castle salió corriendo hacia su hija. -Cuidado, Daniela, la herida -la tomó entre sus brazos.

Al girarse se topó conmigo, todavía a unos cuantos pasos de la puerta.

-Perdona -se disculpa -ven, pasa. La cena está casi lista. ¿Quieres beber algo mientras? -Yo niego.

-Esperaré a que esté lista.

-Como quieras -me dice tragando saliva.

Vuelve a dejar a la niña en el suelo ante las protestas de esta. -Ten cuidado, sabes que no puedes darte ningún golpe, sino podría abrirse de nuevo la herida y...

-Duele -dijo la pequeña, poniendo cara de dolor. Rick le acaricia la mejilla con una ternura infinita.

-Ve a jugar con Olaf pero ¡cuidado! -le vuelve a advertir con una sonrisa.

-Sí. -Afirma, acompañándolo con un movimiento de cabeza.

Va hacia el perrito que está sentado sobre sus patas traseras mirando a la niña pero nada más que Daniela está a unos cuantos pasos de distancia, sale corriendo de nuevo. Quiere jugar con ella. Sonrío cuando veo a la pequeña correr detrás de él.

Castle me pilla con la sonrisa en la cara y cuando mis ojos se encuentran con los suyos, me sonríe.

-Siéntate, al menos. Puedes hacerlo donde quieras, en la sala o en uno de los taburetes de la cocina. -Yo asiento y me dirijo hasta el sofá que está cerca de donde está jugando Daniela.

Observo a la niña jugar con su mascota. El perro intente quitarle todos los juguetes que su dueña coge.

-No, no, no -niega, mueve su dedo también para darle más énfasis. -Mío. -Coge una pelota amarrilla que está a su lado derecho. -Tuyo. -Se la da pero el perro no parece muy conforme, sube por encima de la pierna de la niña y muerde el peluche que esta tiene en sus manos.

Daniela tira hacia un lado, mientras que Olaf lo hace para el otro. -Joo -se queja. -Malo -gimotea al borde de las lágrimas al no conseguir que el animal lo suelte. Finalmente grita.

Me pongo de rodillas a su lado y quito al perro de sobre su pierna, rápidamente intenta hacer lo mismo pero yo se lo impido.

La niña me mira con los ojos brillantes por las lágrimas. Le sonrío y acaricio su pelo. Enseguida vuelve a jugar con su peluche. Me quedo allí, sentada a su lado. Cojo la pelota del perro y empiezo a moverla entre mis manos, haciendo que Olaf vuelque su atención en ella y olvide el peluche.

Se la tiro pero aún es demasiado pequeño como para ir a cogerla y traérmela.

Da unos pasos hacia atrás y se queda mirándome. Me ladra, o eso intenta, rio. El sonido que hace es más parecido a un gruñido que a un ladrido. No sabe ladrar todavía.

Noto que algo roza mi mano y agacho la mirada. Es un juguete. Daniela quiere que lo coja, cuando lo hago me sonríe, enseñándome sus pequeños dientes.

-Es muy bonito.

-Sí -me dice solamente. Acaricio su carita, fijándome en sus enormes ojos verdes. Es una niña muy guapa. Me pregunto cómo será mi bebé. Aún no sé si será niño o niña pero ya quiero saber cómo será. -¿Qué es? -me pregunta pasándome otro juguete.

-Es un zorro -le respondo.

-Ah -dice y me da otro. -¿Qué es?

-Un delfín. -Sonríe.

Obligada a improvisarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora