INTRO
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La lluvia caía violentamente sobre la calle, aparentemente desierta. Los relámpagos iluminaban el cielo partiéndolo cada pocos segundos con un cegador haz de luz y el ensordecedor estallido de los truenos.
Una silueta corría por la acera intentando resguardarse, luego de un par de minutos buscando se colocó debajo del tejado más cercano y esperó sacudiéndose la ropa un par de veces. Miró al cielo y suspiró pesadamente al ver su aspecto.
No era un hombre demasiado joven aunque lo parecía, era alto y delgado, vestía unos pantalones oscuros y una chaqueta de cuero color café que realzaba su físico.
Estuvo andando durante un tiempo calle abajo, durante ese trayecto había creído escuchar pasos a su espalda más de una vez pero, cada vez que se daba la vuelta no encontraba a nadie.
Siguió caminando con ese sentimiento saltándole en la cabeza cada pocos instantes. Intentando convencerse de que solo era su imaginación, la viva imaginación de un hombre paranoico que ya había visto demasiadas cosas en su vida.
De repente, notó como algo o alguien le hubiese rozado su hombro bruscamente, haciendo que se girase de golpe y provocándole una terrible sensación de vértigo al ver que no había nadie.
Se tomó unos segundos para observar bien su alrededor. Se había percatado de que tenía unos extraños cortes en su chaqueta que no recordaba haberse hecho, deslizó sus dedos sobre ellos y levantó la vista de forma brusca al darse cuenta de que unos brillantes ojos dorados le observaban desde la oscuridad de la calle expulsando grandes nubes de vaho.
- Mierda... -susurró dando un par de pasos atrás - ¡Joder, mierda!
Sin pensarlo dos veces salió corriendo de allí tan rápido como le permitieron sus piernas, sintiendo como el corazón fuese a salírsele por la boca y buscando desesperadamente su arma en el bolsillo interior de su chaqueta.
Giró hacia un callejón varios metros más adelante sin dejar de comprobar si le seguía y continuó corriendo con el arma en la mano hasta llegar a vislumbrar el final de la calle pero, en el último segundo alguien lo sujetó del cuello y lo arrastró de nuevo atrás, estrellándolo contra la pared y haciéndole una pequeña brecha en la cabeza que comenzó a resbalar por su frente. Trató de apuntarle a la cabeza pero, su contrincante se la arrebató sin el más mínimo esfuerzo.
- ¿DÓNDE ESTÁ? -replicó Derek sujetándolo con fuerza al mismo tiempo que lo levantaba sobre el suelo con respiración irregular - .
- ¿Quién...?- consiguió decir luchando por liberarse de la presión a la que estaba sometiendo su garganta - ¿De qué... estás hablando?
Tensó su mandíbula y comenzó a oprimir su cuello impulsándolo un poco más arriba, provocando que un grito ahogado saliera de la garganta del cazador, el cual parecía estar teniendo problemas para respirar.
Scott llegó poco después.
- No es una buena idea cabrearme - gruñó entre dientes con voz grave, sus ojos se habían iluminado de un flamante color rojizo y su pecho subía y bajaba rápidamente - ¡No voy a preguntártelo otra vez! ¿¡Dónde está!? ¿¡DÓNDE ESTÁ ELLA!?
- No lo sé - susurró de forma ronca con los ojos abiertos como platos - Lo juro... yo no sé nada de eso
- Quizá esto te ayude a recordar -respondió haciendo crujir uno de sus brazos al mismo tiempo que el cazador emitía un fuerte alarido y se retorcía de dolor-.
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Cuestión de instinto (Libro 2)
FanfictionAVISO: SPOILER SI NO HAS LEIDO LA NOCHE DE LA BESTIA Desde la muerte de Amber nada ha sido lo que esperaban. De repente todo lo que conocían había cambiado ante sus ojos: los aliados, los enemigos, los sentimientos, incluso, las personas como Scott...