Cap 32: Dos caras

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La figura rompió los tablones de madera bruscamente, haciendo que estos saliesen despedidos sobre el suelo y se levantara una pequeña nube de polvo dentro de la habitación, fría, oscura y envejecida. Se puso en pie lentamente, tomando una gran bocanada de aire y luego, salió de la casa con paso firme.

No tardó demasiado en encontrar el tronco del nemetón y a Amber, todavía inconsciente en el suelo, con sus cabellos esparcidos sobre su rostro y los ojos inmóviles y muy abiertos. Se agachó a su altura con una débil sonrisa dibujada en sus labios y retiró uno de los mechones, dejando despejada la zona de su cuello.

Unas afiladas garras habían crecido en sus manos, pero ella no podía moverse, todavía estaba atrapada en sus propios pensamientos, encerrada en sí misma, viajando sin rumbo en la nada.

-Veamos que es lo que encierra esa preciosa cabecita tuya...-dijo para sí mismo hundiéndolas en su nuca al tiempo que finos hilos de sangre brotaban y resbalaban sobre la parte superior de su espalda-.

Al instante, Peter echó la cabeza atrás, fue capaz de entrar en la cabeza de Amber, de observar sus recuerdos, de recorrerlos como si fuera él mismo quien los hubiera vivido, pudo ver lo que vio, oír lo que oyó... pequeños fragmentos con Derek, las trampas de Gerald, las intervenciones de Seleena, a Ethan en el hospital, las discusiones con Scott, los disparos de los cazadores, al kanima...

Todo lo que había tenido lugar hasta ese momento transcurría de forma vertiginosa ante sus ojos y cuando todas esas imágenes se esfumaron, volvió a la realidad, retirando de golpe las garras del cuello de la chica.

Se tomó un segundo para observar su mano, abriéndola y cerrándola pausadamente.

-Así... que eso es todo lo que habéis estado haciendo en mi ausencia-susurró volviendo su vista hacia ella y acariciando el contorno de su rostro- Gracias por todo, Amber. Jamás habría podido lograrlo sin ti.

Se puso en pie, dirigiendose hacia la salida, dejandola sola y abandonada en aquel lugar.

(...)

-¿Lo has sentido?-preguntó Derek-.

-Es precisamente lo que me ha despertado. Escucha, ¿Amber está contigo o has hablado con ella después del temblor?

-No, he intentado llamarla pero sale el contestador-se oyó un profundo suspiro por parte de Scott- ¿por qué? ¿que pasa?

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-No, he intentado llamarla pero sale el contestador-se oyó un profundo suspiro por parte de Scott- ¿por qué? ¿que pasa?

-Mi madre me ha llamado hace media hora, Ethan ha tenido una crisis y por poco lo pierden. Han avisado a sus padres y mi madre a Amber pero Cynthia y Richard están en el hospital y no hay rastro de ella.

Ya sabes lo que quiero decir, para ella Ethan es como un hermano, incluso si no fuera nada grave ya estaría aquí.

-Voy a buscarla

-Eh, Derek-intervino antes de que él colgara-Sé que hay diferencias entre nosotros pero Amber es algo que tenemos en común y sé que la única persona que más se preocupa por ella más que yo o Ethan eres tú, por eso te lo he contado. Así que... encuentrala. Por favor.

(...)

Mientras tanto, en el Cantuccio Seleena estaba sentada en una de las sillas de la barra visiblemente nerviosa, esperando a que Luke apareciese.

Miró la hora una vez más y fue entonces cuando el muchacho se aproximó y se sentó a su lado.

-La última vez que nos vimos creía que sabías hacer bien tu trabajo- le recriminó-Todo iba exactamente como queríamos y ahora nos vienes con esto... ¿a que se supone que estás jugando?

-A nada. No he hecho nada para que haga que sospeche de mi, todo iba bien hasta ayer-replicó- el problema es que se está cansando de pistas falsas que no llevan a ningún lado. Mi hermano está muy lejos de aquí y creo que ha empezado a darse cuenta, si no hacía tiempo que ya le hubieramos encontrado.

-No, no, no, Seleena ese no es el punto. Nadie decide de la noche a la mañana echar a la calle a sus supuestos aliados, alguien ha tenido influir en eso.

-¿Quien?

-Alguien muy específico con el poder de hacer cambiar de opinión a nuestro chucho, alguien a quien aprecia, incluso más que a ti o Scott.

Es la persona por la que sería capaz de todo, puede que hasta traicionar sus propios principios.

-Ella-suspiró-.

-Ella...-dijo mirándola fijamente- Gerald quiere que desaparezca. Amber y su amigo saben demasiado y se nos están acercando más de lo que deberían, uno de ellos ya está debil y el otro casi no tiene apoyos. Remata el trabajo, no importa como pero deshazte de ellos ya.

No pueden seguir metiendo las narices en nuestros asuntos ¿entendido? Acabalo.

-No es tan sencillo-protestó levantando un poco la voz- Derek me ha retirado su confianza y sin él no tengo ninguna excusa para acercarme a Amber y a ese... estupido crío. No puedo hacerlo todavía.

-No es una maldita sugerencia, busca una forma, y rápido-susurró entre dientes levantándose de su asiento-No vuelvas a comunicarte con nosotros hasta que al menos uno de los dos esté muerto. Ya nos has expuesto lo suficiente.

Arreglalo.

El chico salió del bar rápidamente, metiendose entre los callejones para dirigirse a su siguiente ubicación, a penas había caminado un par de minutos cuando escuchó unas pisadas detrás de él.

Siguió andando a paso ligero y repentinamente se detuvo. Los pasos hicieron lo mismo.

Decidió continuar con el juego y girar en una de las esquinas que daban a un aparcamiento aislado, se detuvo nuevamente, cubriendose con la pared en un lateral, buscando con la mano en el lateral de su cinturón el arma que traía guardada y esperó.

Escuchaba las pisadas cada vez más cerca, aproximandose a su posición, casi podía sentirlas a la vuelta de la esquina. Fue por eso que bruscamente salió de su escondite, con intención de pillar in fraganti a quien fuera que fuese que le estaba persiguiendo.

Pero no había nadie, solo podía ver el vapor del ambiente, no había nadie detrás. Su arma estaba extendida, vigilando nerviosa cualquier cosa que pudiera moverse.

Tomó aire, sentía que el corazón le latía más rápido y el aire empezaba a pesar cada vez más a su alrededor, estaba sudando y la sensación de que alguien le estaba observando no desaparecía de su cabeza.

Permaneció en silencio, sin dejar de mirar a su espalda y a los lados.

-¿¡Quién anda ahí!?-gritó al borde de un ataque de nervios-.

Nadie respondió.

Suspiró nuevamente y limpió el sudor de la frente, sin dejar de apuntar con el arma a su atmósfera.

Una figura se había movido y eso fue mas que suficiente para darle luz verde y apretar el gatillo.

-¡Vamos! ¡No te tengo miedo!-gritó desesperado-.

Una sombra le atacó por la espalda, haciendo que éste se estrellase con una de las paredes, sin soltar el arma que aún seguía en su mano y cuando esa sombra de nuevo se aproximó para volver a arremeter contra él Luke volvió a disparar.

Vio la cara de su perseguidor a menos de diez centímetros de su rostro, la bala había impactado en el abdomen de aquel hombre y estaba sangrando.

Peter le arrebató el arma de golpe y lo sujetó por el cuello con una de sus manos.

-Pues deberías...-contestó, inmutable al dolor, Luke trataba de soltarse de forma enfermiza pero era en vano-Tú debes de ser Luke, ¿me equivoco? Eres el amiguito de nuestra querida Seleena Blake.

-¿¡Que quieres!?

-Tú colaboración-susurró, lo golpeó en la cabeza y su cuerpo cayó al suelo-.

CONTINUARÁ...

Cuestión de instinto (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora