Cap 33: Adivina quien ha vuelto

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Una vez Thomas salió de su casa para trabajar, Derek se coló por la ventana de la habitación de Amber. Echó un rápido vistazo por el cuarto, el móvil de la chica estaba en el suelo, la cama deshecha y la puerta abierta.

Cogió su móvil y lo abrió atento a la pantalla, al momento aparecieron todas las llamadas recibidas en las últimas veinticuatro horas: Melissa, Scott y él mismo.

Entendía por qué a él no le respondía a sus llamadas, pero ¿a Scott? ¿a Melissa? ¿Ellos que eran los que mejor podían informarle de cualquier cosa que le pasara a Ethan? No. Algo no iba bien.

Suspiró pesadamente dejándolo en la mesita y trató de concentrarse en el olor que flotaba dentro de aquel ambiente, en la esencia que despedía el cuerpo de la chica cuando aun estaba allí: tristeza, dolor, soledad... Todos esos olores estaban presentes en su cama. En su mente casi podía verla, podía verla en el momento que estuvo hablando con ella, conteniéndose por seguir callada, el momento en que se produjo el temblor y luego, verla levantarse totalmente ida.

-¿Qué ha pasado contigo, Amber?-susurró para sí mismo-.

Abrió los ojos y siguió su rastro hasta la cocina y luego hasta la calle.

Caminó sin perder un segundo, sin detenerse a pensar donde podía haber acabado, eso era algo que no podía permitirse pensar y tampoco quería hacer.

Una hora después, se encontró a la entrada de la reserva, a varios kilómetros de la casa de la chica. Pasó el cartel de la entrada y se introdujo en el interior del bosque como tantas veces había hecho.

El rastro seguía siendo bien marcado y no iba a tardar demasiado en encontrarla si no se había estado desplazando en todo ese tiempo.

De repente, captó algo que no se esperaba.

Sangre.

Era la sangre de Amber lo que estaba oliendo y eso solo hizo que su pulso comenzara a aumentar cada vez más y más. Los ojos se le habían abierto como platos y juraría que hasta había empalidecido.

-¡Amber!-comenzó a gritar acompañado de zancadas rápidas, nadie le respondía y el rastro cada vez se hacía más fuerte- ¡AMBER!

Pocos minutos después la encontró tirada en el suelo, estaba a los pies del gran tocón de un árbol y su sangre estaba recubriendo el dibujo que había en él. Se acercó rápidamente y la tomó de la cabeza zarandeándola ligeramente, no obstante, ella seguía sin volver en sí.

-¿Puedes oírme?-preguntó nervioso moviendo su rostro tratando de despertarla-Amber, ¿puedes oírme?

Tenía pulso y respiraba, aunque lo hacía débilmente.

Al tocar su cuello para intentar cargarla se percató de que en la zona de su nuca tenía unas marcas bastante profundas que supuraban una sangre de un color más oscuro de lo habitual.

No se lo estaba imaginando, alguien había intentado meterse en su cabeza y ver sus recuerdos y no lo había hecho delicadamente.

Derek sacó su móvil y marcó el número de Isaac con rapidez.

-¿Derek?-respondió un poco extrañado-¿que...?

-Escucha, deja lo que estés haciendo y ven a la reserva con el coche de tu padre ¿entendido?

Date prisa.

(...)

Scott se encontraba en el hospital, sentado en una silla al lado de la cama de Ethan, quien se encontraba profundamente dormido con una máscara de oxígeno en la boca. Se había quedado mientras la Cynthia iba a casa a ducharse y coger algo de ropa para esa noche que pasaría con su hijo por miedo a que volviese a sucederle algo mientras ella no estaba.

Cuestión de instinto (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora