Cap 3: Espejismos

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Deaton abrió la puerta de la clínica rápidamente y desconectó la alarma que estaba sonando

El edificio estaba parecía estar vacío pero, sabía que la alarma no había saltado sola. Dio un par de pasos sin siquiera encender las luces, muy atento a cualquier tipo de sonido y se dirigió a la habitación donde trabajaba sin hacer ruido.

Se sorprendió al ver encima de la mesa metálica a un hombre joven tumbado boca arriba, no podía verlo con claridad pero no se movía y podría jurar que tampoco parecía estar respirando. Tenía unos profundos arañazos perforándole el pecho de arriba a abajo, es como si hubieran intentado abrirle por la mitad.

-¿Qué diablos...?-dijo pasando dentro de la habitación-.

No se acercó mucho más, fuera quien fuere sabía que no había podido llegar solo hasta allí y a juzgar por su aspecto y la ausencia de sangre debía de llevar muerto varios días.

Una sombra se movió cerca de él haciendo que se girase repentinamente hacia el otro lado.

-Me preguntaba si... me daría su visión médica sobre lo que haya podido pasarle -dijo la extraña figura apoyándose en el marco de la puerta-.

Podía reconocer esa voz en cualquier parte, era Darrel.

-No sé si se ha dado cuenta pero esto es una clínica veterinaria

-Soy consciente de ello- sonrió caminando hacia él- Al igual que también soy consciente de que... sabe mucho más de lo que dice

-No sé a qué se refiere-respondió acercándose a su mesa-.

-Vamos, Alan. No pretenderás hacerme creer que de alguna manera no estás involucrado en esto ¿verdad?-contestó con voz tranquila encendiendo las luces de la habitación y siguiendo al veterinario- No intentes jugar al despiste conmigo porque nada de lo que digas servirá. Sabes perfectamente de lo que estoy hablando y también sé que has estado ayudando tanto a Derek como a Scott desde el principio

Deaton permaneció en silencio.

-¿Qué es lo que quieres, Darrel? ¿Estás intentando asustarme? ¿Es eso?

El cazador se colocó a un lado de la mesa y tomó aire un poco molesto por su repentina respuesta.

-Por si no te has percatado, este hombre era de los míos. Mis chicos y yo lo encontramos hace unos cuantos días justo cerca de la antigua casa Hale.

Solo tenía veinticuatro años...

-Hay asesinos de todas las edades -le cortó de repente- y tú lo sabes de sobra.
Habéis perseguido a criaturas sobrenaturales durante toda vuestra vida y sabíais muy bien a que os enfrentabais cuando llegasteis a esta ciudad así que, ahora no conseguirás convencerme de tus conclusiones solo porque responda a un par de preguntas

-Escucha, no he venido aquí a asustarte, solo quiero saber qué o quién le ha hecho esto. Si me ayudas a descubrirlo te doy mi palabra de que no habrá represalias por mi parte, al menos...-hizo una pausa- no hasta que no sepa a qué nos enfrentamos.

-Eso no es precisamente un buen argumento que me incline a actuar a tu favor y mucho menos que me inspire confianza... a demás, ¿que te hace pensar que voy a ayudarte?
Por lo que he oido, el código que os diferenciaba de los asesinos normales se ha roto...

-Todos podemos cometer errores

-Pero no ese tipo de errores-replicó Deaton-.

Darrel se separó de la mesa esbozando una pequeña sonrisa

-Te doy dos días, Alan. Eso es el tiempo que tienes, ni uno más... si para entonces no has averiguado nada que me interese, vamos a tener un problema.
Averigua quien le ha hecho esto a Sean antes de que volvamos a vernos -concluyó comenzando a salir de la habitación- No me gustaría tener que enseñarte que es lo que le hacemos a la gente que juega a dos bandas.

Cuestión de instinto (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora