Cap 29: Picahielos

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La tensión del ambiente podía cortarse con un cuchillo, Amber respiró irregularmente al ver a Derek levantarse sin ningún problema y volverse se hacia ella, sin embargo, esta vez su expresión era mucho más seria.

-Buen golpe...-murmuró, limpiándose con el pulgar la sangre que salía de su labio y poniéndose en pie-He de admitir que eso no me lo esperaba. Supongo que eso significa que no te apetece hablar.

Boyd observaba sin saber que hacer aún encima de la maquina y Erica y Isaac habían comenzado a despertarse detrás de ellos, no precisamente de buen humor a juzgar por los sonidos que emitían, y eso era lo último que necesitaban. Scott dio un paso hacia Derek con intención de atacar pero instantáneamente Amber le detuvo con un gran rugido, haciéndole ver que no quería que interviniese en ningún momento.

-Llévate a Boyd de aquí-gruñó enseñando los colmillos-¡Vamos, no me mires así! ¡Llevatelo! ¡YA!

En otra ocasión hubiera insistido en quedarse con ella, en ayudarla, en servirle de apoyo. No obstante, en ese momento su expresión no parecía admitir replica alguna y por eso mismo obedeció sin esperar un segundo.

-¡CORRED!

Derek no tardó en mandar a Isaac y Erica tras ellos.

La pista de hielo se quedó desierta, únicamente Derek y Amber se encontraban allí, pero ninguno decía nada, ambos habían comenzado a moverse en círculos sin perder de vista los movimientos del otro. Muy lentamente, estudiando y analizando cada una de sus acciones con intención de prever el momento en que atacar.

-No tenemos porqué hacer esto-dijo moviéndose a su alrededor- Ya sabes que las heridas de un Alfa no se curan tan fácilmente como las otras, no quiero pelearme contigo.

-No vas a llevártelo, Derek-negó con la cabeza- Y si lo haces, será por encima de mi.

-Es cuestión de tiempo que se una a mí, no puedes impedirlo y en el fondo lo sabes tan bien como yo-se paró en seco- Entonces, explícame ¿por qué quieres que pelee contigo? Solo quiero lo que es mío, no hace falta que nadie más salga herido

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-Es cuestión de tiempo que se una a mí, no puedes impedirlo y en el fondo lo sabes tan bien como yo-se paró en seco- Entonces, explícame ¿por qué quieres que pelee contigo? Solo quiero lo que es mío, no hace falta que nadie más salga herido. No quiero que tú salgas herida.

¿Por qué quieres obligarme a hacerlo?

Hubo un momento de silencio.

-Porque quiero que sepas lo que se siente. Quiero que sientas lo mismo que yo sentí cuando me hiciste creer que... me querías-suspiró con ojos vidriosos apretando los puños- ¡QUIERO QUE SIENTAS CUANTO DUELE!

(...)

Las enfermeras habían sacado sangre a Ethan hacía una hora y se encontraba sentado en esas incomodas sillas de plástico a un lado del pasillo. Francamente, no sabía si se encontraba mareado por ver subir los ocho tubos de sangre que le habían sacado o por el horrible olor del hospital en sí. Puso una mano en la frente y suspiró profundamente, creía que de un momento a otro iba a explotarle la cabeza. Melissa sacó un sandwich y un zumo de la máquina expendedora y se sentó a su lado.

-¿Qué tal estás, Ethan?-preguntó con voz suave- ¿Te encuentras mejor?

Negó, apartando las manos de su cabeza.

-Me han sacado sangre y me han dicho que espere a lo resultados-respondió con pesadez-No creo que aguante mucho más metido aquí dentro.

-Clara, la médica que ha pedido el análisis, me ha dicho que no tardarán mucho en llegar-dándole el sandwich y el zumo- Y que deberías comer algo para paliar los mareos que te produce la pérdida de la sangre que hemos mandado al laboratorio.

-Gracias.

-¿Seguro que no quieres llamar a tus padres y decirles lo que te pasa?-preguntó ella preocupada-No deberías haber venido solo, al menos Amber debería haberte acompañado. Vosotros dos siempre estáis juntos...

-Melissa, créeme que Amber tiene suficientes problemas ahora mismo. No necesita uno más.

-De acuerdo

-Oye, lo siento. No sé lo que me pasa, es que me duele tanto la cabeza que no puedo pensar. Lo siento, no quería responderte así.

-Tranquilo

"Ethan Russel, acuda a recepción" se escuchó la voz de la recepcionista desde el altavoz del hospital.

Se levantó de su asiento y caminó un par de pasos, llegó a la segunda puerta de las habitaciones de la derecha cuando de repente notó un pinchazo en la cabeza, el pasillo había comenzado a dar vueltas dentro de su mente y oía un leve pitido en los oídos.

Se detuvo, cada vez lo veía todo más borroso.

-¿Ethan?

Ni siquiera le dio tiempo a responder, perdió el equilibrio y de golpe se desplomó en el suelo como un peso muerto.

(...)

"70GM387, Senior Company. Mañana a las 19:20" leyó en la pantalla de su movil.

Volvió a guardarlo en la chaqueta y comprobó que aún tenía lo que le habían pedido.

La dirección era la correcta y no parecía que la calle estuviera demasiado concurrida. Buscó un vehículo que concordara con el mensaje que le habían envíado y cuando lo hubo hecho, entró dentro.

-Una noche muy tranquila ¿verdad?-contestó el conductor girándose hacia ella-.

-Gerald...

-Por lo que veo no te esperabas mi visita-dijo satisfecho, Seleena se había quedado sin palabras-Ya me he enterado de que has hecho lo que te pedí. Bien hecho, ahora viene la parte más complicada... dime, ¿lo has traído?

Ella buscó en sus bolsillos, sacó un pequeño frasco de vídrio cerrado, casi del tamaño de una nuez, y lo sostuvo durante un segundo entre sus dedos pulgar e índice para mostrarselo.

Éste contenía una sustancia un tanto rojiza y oscurecida.

-Aquí está.

Gerald lo tomó con cuidado, lo agitó un par de veces y lo observó.

-¿Por que necesitas esa muestra?

- Siempre hay que tener un plan b en caso de que algo salga mal ¿no te parece?-sonrío guardándolo en el bolsillo interno de su chaqueta-¿Sabes? A Darrel le gusta hacerles creer a nuestros seguidores que vamos a ganar esta guerra contra McCall, la señorita Reeve y Hale y su manada sin discusión... Pero yo prefiero ser realista, y soy perfectamente consciente de que algo puede salir mal en cualquier momento.

Esto que me acabas de entregar, es nuestro seguro, es lo que nos va proporcionar una nueva posibilidad de vencer si todo lo demás falla.


CONTINURÁ...

Cuestión de instinto (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora