El cielo se había oscurecido, una leve niebla paseaba por aquel lugar, frío y vacío, deslizándose sobre el suelo lleno de hojas secas, acariciando los troncos de árboles con formas grotescamente irregulares.
Solo había una persona allí, un chico joven cavando una tumba con la excavadora, quitando la tierra para el nombre que había grabado en la lápida y que iba a ser enterrado al día siguiente:
"Nadia Sylver de 1983 a 2014, tu hermano, padre y familia nunca te olvidarán, descansa en paz "
Isaac se tomó un momento para mirar un lado de su cara en el espejo de la máquina. El moratón que tenía debajo del ojo izquierdo aún le dolía con solo pasar la punta de sus dedos por su superficie.
Suspiró y presionó suavemente sobre él al tiempo que soltaba un pequeño quejido, volvió la vista al frente al escuchar algo fuera.
Alumbró con los focos a la zona de donde creía haber oído que provenía aquel sonido pero, no había nada, no veía a nadie.
De repente, ese mismo ruido se había trasladado a la otra punta del cementerio, unos cuantos metros más cerca de su posición y luego a su izquierda, mucho más cerca de él.
Era como si algún tipo animal estuviera escarbando entre las tumbas y sus uñas chocasen contra la piedra.
Estaba empezando a ponerse nervioso, se giraba hacia los lados una y otra vez tratando de averiguar de dónde provenía, qué o quién se encontraba allí, sin embargo, la luz de los focos no era suficiente para que pudiera ver con suficiente claridad.
Estaba seguro de haber visto una mano, agarrando con fuerza una de las lápidas y desaparecer en cuestión de décimas de segundo.
-¿Qué cojones...?-susurró entrecerrando los ojos intentando forzar su visión y luego volviendo a girarse hacia atrás-.
Un silencio sepulcral impregnó el ambiente del cementerio aunque, no era esa la quietud que Isaac estaba esperando. Sentía como su corazón se aceleraba a cada segundo que trascurría sin pasar nada.
Esa cosa, fuera lo que fuera, estaba jugando con él.
Trató de mantener la calma, suspiró y volvió a observar el lugar lentamente intentando convencerse así mismo de que estaba a salvo y por un segundo pareció creerlo.
Notó como algo corría rápidamente hacia él, solo vio una sombra acercarse por el rabillo del ojo pero, para cuando se quiso dar cuenta había salido despedido hacia el lado contrario, al igual que la excavadora.
Cayó de un golpe seco al suelo escuchando como una lluvia de cristales caía detrás de él, se incorporó aterrado pegándose a la pared de tierra.
¿Qué diablos era lo que lo había golpeado?
Esperó a escuchar algo más, sabía que aquella cosa aún seguía ahí fuera, miró arriba y al instante vio pasar una figura aparentemente humana sobre la máquina a cuatro patas.
Comenzó a moverse de forma nerviosa, intentando verla de nuevo sin llegar a levantarse pero no le fue posible, así que se puso en pie torpemente a pesar de tener las piernas agarrotadas de miedo.
Se asomó hasta llegar a ver el suelo, agarrándose en el borde de la fosa.
Aquella cosa estaba escarbando en una tumba, estaba comiendo y él podía escucharla comer de forma desenfrenada, instintivamente apartó la vista volviendo a quedar sentado en el suelo.
Un nuevo rugido atravesó sus oídos y de nuevo, el silencio se hizo presente.
No se movió, en aquel momento se había olvidado completamente del dolor que le provocaba el moratón de su ojo.
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Cuestión de instinto (Libro 2)
Fiksi PenggemarAVISO: SPOILER SI NO HAS LEIDO LA NOCHE DE LA BESTIA Desde la muerte de Amber nada ha sido lo que esperaban. De repente todo lo que conocían había cambiado ante sus ojos: los aliados, los enemigos, los sentimientos, incluso, las personas como Scott...