Capítulo 13

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Por fin salí de aquella habitación. Me encontraba en el jardín caminando entre las flores y respirando el aire fresco que llegaba a mis pulmones. Era lo más cercano que estaría a mi vida anterior. A mi libertad. Cuando el sol comenzó a ponerse, decidí entrar. Me dirigí a mi cuarto y encontré a Sam sentado en la cama.

-¿Disfrutaste del jardín?- preguntó con una sonrisa. Se veía radiante.

-Si, muchas gracias. Lo necesitaba- le sonreí de vuelta.
Mi mente estaba llena de sentimientos confusos. Por un lado, estaba esa parte de mí que no podía evitar sentirse atraída a él. A su aroma y a sus hermosos ojos. Pero por el otro, me encontraba furiosa por lo que le hicieron a mi clan. No fue él. Repetía una voz en mi cabeza. Tal vez...

-¿En qué piensas?-preguntó sacándome de mis pensamientos.

-En todo lo que me ha pasado los últimos días.

Su rostro se ensombreció un poco.

-Lo sé, no sabes cómo lo siento. No quería que nada de esto fuera así. Pero mi padre..-dijo con un matiz de furia-Te prometo que lo compensaré.

Lo tenía frente a mí, sus labios rozando con los míos. Inhalé su aroma y me embriagué de él. Con un moví enmiendo rápido, uní sus labios a los míos.
Comenzó como un beso delicado, lo tomé por sorpresa. Pero poco s poco fue subiendo de tono y se convirtió en uno lleno de desesperación. Caímos sobre la cama sin separar nuestros labios. Tomó mi playera y la arrancó. Sonreí en sus labios y ahora fue mi turno de arrancar su camisa; admire su hermoso cuerpo. Comenzó a dejar un rastro de besos húmedos por todo mi cuerpo. Mi cuello, clavícula y abdomen fueron víctima de esos besos, al llegar a mi short, se me quedó viendo. Me estaba pidiendo permiso. Asentí y le ayudé a retirar la prenda.
Subió nuevamente a aprisionar mis labios. El beso ahora era suave y delicado. Lentamente retiró mi brassiere y muy suavemente tomo mis pechos entre sus manos. Estaba siendo muy delicado.
Quiero que esto funcione. Sus palabras vinieron a mi mente.
Deslizó mis bragas fuera de mis piernas y acto seguido se quitó sus pantalones y el bóxer. Se colocó encima de mí y me miró unos segundos. Sus ojos mostraban deseo, pero también necesidad y... ¿cariño ? No lo sé. Lo tomé del cuello y lo acerqué a mí.

-Hazlo-le dije con mi ojos fijos en los suyos.

-¿Hacer qué? -preguntó con duda en esos hermosos ojos amarillos.

-Márcame.

De no haberla tenido pegada, su mandíbula se habría caído.

-Te escuché el otro día discutiendo con alguien- aclaré apenada.

Me dedicó una mirada de reproche.

-No se supone que te enteraras así- suspiró frustrado. Pasó su mano por le pelo y me miró -No quiero que hagas nada de lo que no estés segura. Estamos unidos, pero no quiero forzarte a nada.

Sus ojos estaban clavados en los míos, estaba muy serio. Pero estaba segura, ese mismo día de la pelea me di cuenta de que no era un monstruo. Estaba tratando de hacer todo este proceso mejor para mí y yo era solo una egoísta. Esto puede funcionar susurré en mis adentros. Y entonces supe que había tomado una decisión.
Lo jalé hacia mí y pegué mi boca a su oído.

-Hazlo-susurré suavemente.

Me dio una última mirada antes de comenzar a besar mi cuello. Trazó una línea con sus besos hasta llegar a mi hombro. Una vez allí, me mordió.

Fue muy leve, como un piquete, e inmediatamente una sensación de placer inundó todo mi cuerpo. Solté un jadeo y sentí cada nervio en mi ser reaccionar ante su tacto. Me sentí plena y llena de deseo. En cuanto separó sus labios de mi hombro me miró a los ojos.

-Ahora sí eres mía-escuché su voz en mi mente. No era posesiva, ni dominante como lo había sido antes. Ahora era cariñosa, tierna.

-Tuya- respondí.

Y esa noche, hicimos el amor,

Tomada por la BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora