Capítulo 19

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Me sentía mareada. Tanta información me había tomado por sorpresa. Me encontraba, invariablemente, en el peor de los clichés: un triángulo amoroso. Pero vaya problema el mío. Por un lado, estaba Sam; ese chico al cual siento mucho cariño a pesar de su pasado y las intenciones que tenía su clan. Ese hombre que me violó y lastimo pero que a pesar de todo, tenía una inmensa bondad y ahora tenía un lugar en mi corazón. Pero por el otro lado estaba Lucian. Aquél hombre que con tal sólo conocerlo un par de horas, podía sentir que pertenecía a su lado; que, en efecto, estaba destinada a estar con él. Pero por alguna razón, existía algo en mi cabeza que me hacía resistirme a tal atracción, algo que al parecer decía que mi lugar estaba con Sam. Toda yo era un torbellino de sentimientos, sin saber a dónde ir o qué hacer. ¿Acaso huir con Lucian causaría una guerra todavía más grave?

Ay si, ni que fueras Helena de Troya.

Mi subconsciente, siempre así de lindo.

Después de hablar con Lucian (no de mi pasado, ni de manadas, si no de nuestros gustos e intereses como la gente normal) me llevó al claro a regañadientes para que yo pudiera volver con Sam. No sin antes sacarme una promesa de volver a verlo mañana por la tarde. "No puedo estar lejos de ti", había dicho. Me fui de ahí toda confusiones y felicidad, pero al llegar con Sam, todo se convirtió en miedo e incertidumbre. No tenía que verlo para saber qué estaría furioso, realmente furioso.
Bueno y ¿qué esperabas? ¿Qué te recibiera con una fiesta y pancartas de bienvenida? Te escapaste en medio de una guerra de la que, por cierto, eres el blanco.
Si mi subconsciente tuviera una imagen, sería una pequeña niña vestida de rosa, con una voz chillona y la mando siempre a la cintura. Fastidiosa.

Y al llegar a la casa, sí que lo vi. Y en efecto, estaba furioso.

La habitación estaba oscura, pero gracias a su nueva e implementada vista logró distinguirlo pronto recargado sobre una pared. Sus ojos, brillaban con intensidad cegadora pero el amarillo parecía haberse consumido por negro. Y me miraban directamente, con una mirada que me calaba los huesos.

Será mejor que salgas corriendo, no está furioso, está lo que le sigue.

Caminó muy lentamente y encendió la luz. Por un momento, me cegué debido al cambio drástico de luz y llevé mi brazo a mis ojos.

Vaya error.

Sam aprovechó ese segundo de tiempo para colocarse frente a mí. Tomó ambas manos entre las suyas y me estrelló contra la pared. Trabó su mirada con la mía y parecía como si su iris y su pupila se funcionarán en una misma superficie negra. Su respiración era agitada y estaba segura que su aliento olía a alcohol.

-¡¿DÓNDE RAYOS HAZ ESTADO?!- su voz sonó estridente en mis oídos. Me sentía aturdida, mi mente nublada. ¿Por qué habíamos vuelto a los gritos y la violencia?

Por tu impertinencia, tal vez. De verdad quería patear a mi subconsciente, no me importa que fuera una niña, de verdad que no.

-Y...yo- las palabras simplemente no salían.

Lo que pasó a continuación fue lo que menos esperaba.

Sam se acercó a mi cuello y tomó una profunda bocanada de aire, expulsó un gruñido gutural y se alejó de mí como si algo lo hubiera quemado.
El poco amarillo que aún quedaba en sus ojos, desapareció. Me miró fijamente por unos segundos y después volé (literalmente) por los aires. Me estrellé de espaldas contra lo que supongo era una columna y me desplomé al suelo. Un dolor abrasador invadió mi cuerpo y no encontraba las fuerzas para levantarme. Pero no fue necesario, Sam ya estaba frente a mí y levantó mi cabeza por la barbilla con mucha fuerza.

Tomada por la BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora