Capítulo 24

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Estaba ahí parado, sin moverse ni un poco.

Mi primer instinto fue pararme y acercarme a él, lo había extrañado, mi cuerpo lo deseaba; desdeñaba estar en sus brazos y aspirar su aroma. Pero paré de pronto por tres razones:

1. Estaba desnuda
2. No se veía nada contento de verme y
3. El recuerdo de la última vez que lo vi se hizo presente

Entonces cambié mi táctica. Busqué mi ropa y me quedé ahí parada, devolviéndole la mirada. Mi loba interior estaba gimiendo de desesperación, moría por correr hacia él, pero no lo haría. Me había lastimado  demasiado.

Fue entonces él quien se empezó s acercar. Lentamente, como si tuviera miedo de que fuera a huir. Cuando estuvo frente a mí, tomó mis manos y las entrelazó con las suyas. Mi cuerpo entero se estremeció ante el contacto.

-Amanda, yo...lo lamento tanto. - su voz estaba rota. Y sus ojos ya no estaban furiosos, sino llenos de dolor y arrepentimiento. -Creo que me merezco esto- volvió la cabeza hacia Lucian, quien seguía plácidamente sobre el suelo- he sido horrible. Te lastime, te traicioné y eso no me lo voy a perdonar nunca.

Paró un momento. Y yo pude sentir como poco a poco el orgullo y el odio abandonaban mi cuerpo, no podía estar enojada con él (y me odiaba por ello) a fin de cuentas lo seguía amando.

-Pero joder, como te he extrañado. Sentía como si me muriera cada día que pasaba sin ti. -me miró con esos ojos amarillos que yo tanto adoraba y no pude resistirlo. Acorté la distancia que había entre nosotros y dejé que sus brazos me rodearan con una firmeza que hizo que los últimos pedazos rotos dentro de mí volvieran a su lugar.

Nos quedamos así por cosa de 10 segundos y después nos separamos lentamente.

Me miró con sus ojos de incredulidad y felicidad y una sonrisa empezó a formarse en sus labios.

-No te emociones tanto, vaquero. Aún sigo enojada contigo- señalé con mi dedo sobre su pecho.

-Lo sé. Y no espero que me perdones, lo que hice fue - sacudió la cabeza en frustración- soy un idiota. Un jodido idiota.

Mi corazón de nuevo se encogió.

No le creas ni una palabra, Amanda. Sólo está jugando con nosotras.

Mi subconsciente realmente estaba molesta.

-Lo primero que pensé después de "aquello" fue ir s buscarte, pero me detuve. Me detuve porque sabía que no te merecía, que estar lejos de ti era mi castigo. Pretendía dejarte ir y hacer tu vida lejos de mí, como lo mereces. Simplemente volver de vez en cuando para que no murieras- sonrío débilmente. Una sonrisa triste, la más triste que jamás había visto- ya sabes, por el pacto.

^Pero no podía. Extrañaba tus ojos, tu sonrisa, tu voz, tu pelo, toda tú. Y entonces de di cuenta. - levantó la mirada hacia mí, antes la había tenido clavada sobre algún punto más allá, como perdida- me di cuenta de que te amo, Amanda. Y que por lo mismo, soy un egoísta que no puede soportar estar lejos de ti.

Sus ojos tenían tal intensidad que parecían más amarillos que nunca.

Tenía tanto que decirle. Que lo odiaba por haberme traicionado de aquella manera, que me había lastimado, engañado y utilizado a su antojo y que había vuelto mi vida un infierno. Pero también que lo extrañaba, que yo también me sentía muerta sin él, que extrañaba sus besos sus caricias que..

-Yo... yo también te amo, Sam. - susurré casi de manera inconsciente.

En un segundo, estaba nuevamente estampada contra su pecho hundida en un abrazo.

Levantó mi barbilla y depositó un suave beso en mi frente antes de que su cuerpo se tensara por completo.

Un gruñido fuerte y amenazador se escuchó por el bosque.

-Mía. -la voz retumbó por todo el bosque.

Sam me colocó detrás de él de manera protectora.

Era Lucian, ya completamente vestido, parado a eso de cinco metros de nosotros. Ahora sus ojos eran los que echaban chispas. Irónico, ¿no?

-Mia -repitió aún más alto esta vez. Su voz tenía un tono autoritario. Su pecho estaba subiendo y bajando rápidamente, presa de la furia que lo poseía.

-Lucian- habló Sam. Dijo su nombre con desprecio, como si fuera alguna basura- no quieres hacer esto. Ambos sabemos cómo terminaría.- su voz tenía un tinte de arrogancia que no se molestó en disimular.

Toda yo era un caos. Ellos seguían hablando pero yo era incapaz de escucharlos. Mi loba interna estaba dando vueltas como loca, aullando sin saber qué hacer. Y mi cerebro, también era un desastre. ¿Se pelearían aquí? ¿Y si alguien escuchaba y veía la escena? ¿Existía alguna ley sobre eso? Seguro que sí. Algo así como "protección de identidades".

No sabía que estaba diciendo, mi mente trabajaba a mil por hora sin poder parar.

No fue hasta que escuché el familiar sonido de la ropa, la piel y los huesos rasgándose que salí de mi trance.

Lucian estaba ya convertido y a Sam le tomó menos de un segundo hacer lo mismo. Se miraban fijamente, en posición de batalla; enseñando los dientes, gruñendo y con las patas arañando el suelo, listos para atacar.

-¡Paren! Los dos, ahora. -supliqué a través de nuestra conexión.

Ninguno de los dos me hizo caso, como era de esperarse. Todo pasó demasiado rápido.

No pude distinguir quién dio el primer paso, pero de pronto, ambos estaban en un remolino de dientes, garras, callas y pelos. Los hombres lobos se movían rápido, por lo que sólo lograba ver manchas negras y grises que se volvían borrosas. Los gruñidos se volvían más y más fuertes y el olor a sangre lo empapaba todo.

Piensa, Amanda. Haz algo por primera vez en tu puta vida.

Y entonces seguí mi instinto.

Me transformé y corrí hacia ellos. Y con un par de rasguños de por medio, logré interponerme entre ambos. Al darse cuanta que era yo, ambos lobos retrocedieron aunque sin dejar de gruñirse y mirarse con odio.

-Sal del camino, Amanda -la voz de Lucian resonó en mi cabeza.

-Amanda, no. No quiero lastimarte- ahora era Sam.

-No. -respondí a ambos. -¿qué no ven el daño que me están haciendo? Por favor paren.- supliqué.

Con un ultimo gruñido, Sam tomó su forma humana. En otra situación, la visión de él desnudo me habría alterado, pero no en ese momento. No ahora.

Mi mirada se volvió suplicante hacia Lucian, que soltó lo más cercano a un bufido y también se trasformó. Finalmente lo hice yo.

-Bien. Ahora sí, hablemos.

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¡Chan, chan, chaaaaaaan!
¡Hola! ¿A que no se esperaban capítulo tan pronto? Es que de verdad me encanta la historia y hasta yo quería saber qué pasaría.

¿Siguen odiando a Sam? Yo de verdad que si lo quiero, jaja pero tal vez porque soy la autora.

En fin, no me canso de agradecerles por sus votos. Son geniales.

Dejen sus comentarios, me encanta leerlos. Las quiero❤️

Tomada por la BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora