Estaba sentado a la orilla del río con los pies descalzos dentro del agua. Llevaba ahí aproximadamente quince minutos esperando cuando los vi: dos pequeñas figuras que estaban corriendo con toda su energía hacia al río desde arriba de una colina. Tenían las caritas rojas del esfuerzo y aún más por su pálida piel. La niña, con su largo pelo negro intenso recogido en una alta coleta se estaba ahora dedicando a recolectar piedras en una canastita que traía consigo. El niño, corría por toda la orilla recogiendo palos y sujetándolos como espadas. Yo estaba alejado de ellos, evitando que me vieran.
De pronto el niño golpeó a la pequeñas con su palo a manera de espada de esgrima. Un grito que resonó en todo el valle se alzó.
-¡¡MAMAAAAAAAAÁ!!
Como si hubiera sido invocada, que en parte fue así, apareció una mujer en lo alto de la colina.
Amanda.
Tenía un holgado vestido y el pelo suelto se movía al ritmo del viento. Comenzó a bajar lentamente la colina, caminando como in pingüino y no fue hasta que llegó que pude distinguir su gran barriga. De nuevo estaba embarazada.
-¿Qué pasa Scarlett?- su tono sonaba cansado, pero amable.
-¡¡AIDEN ME PEGÓ!!- era un mar de lágrimas y sollozos incontenibles pero, ¿qué esperan de una niña de cuatro años?
-Fue un accidente- se excusó el niño rápidamente.
-¿De verdad?- soltó Amanda. Ella sabía perfectamente lo que había pasado.
-S..si- declaró el pequeño.
-No es cierto- los gritos de Scarlett habían disminuido a pequeños susurros.
Con cierto esfuerzo, Amanda tomó a la pequeña en sus brazos y salió del río. No sin antes dar un sermón a Aiden quien miraba ahora avergonzado hacia el suelo.
Las mujeres fueron a sentarse a la colina donde Scarlett, ya olvidado el drama, admiraba sus piedras y las presumía a su mamá.
Decidí aparecer.
Lentamente me acerqué hasta quedar dentro del campo de visión del pequeño. Sorprendido, dejó todo lo que había estado haciendo y me miró fijamente.
Increíble, no creía que funcionara.
Sus ojos amarillos me miraron fijamente mientras yo le hacía señales para escondernos detrás de un árbol. Una vez ahí, Aiden corrió a mis brazos y yo lo recibí con euforia.
Había esperado tanto tiempo...
Lo abracé y me mantuve así por no sé cuanto tiempo a pesar de las quejas del pequeño sobre no poder respirar.
Platicamos y jugamos por un buen rato. A las espadas, lanzarnos agua, y demás juegos que e pequeño inventaba en el momento.
-Voy por mi hermana- dijo antes de desaparecer.
Cuando regresó, Scarlett venía con él. Se le veía tímida y dudosa pero en cuanto nos miramos, salió corriendo hacia mi igual que su hermano lo había hecho antes.
-Niños, no se alejen demasiado.
-No, mamá.-fue la respuesta de los niños al unísono.
Jugamos a todo lo que ellos quisieron. Inventaban juegos, me enseñaron su lenguaje secreto, corrimos por todo el río y hasta cantamos un par de canciones. Eran niños maravillosos. El sol comenzó a ponerse y el cielo se tornó amarillento. Fue entonces, cuando decidí acercarme a ella, era el momento perfecto.
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Tomada por la Bestia
WerewolfLa habitación está oscura. Trató de moverme para ver si hay alguna ventana para escapar pero las cadenas me lo impiden. Aprisionan mis tobillos y muñecas y me dejan extendida sobre la cama. Con un trozo de seda nada más cubriendo mi cuerpo. Siento c...