Llevábamos ya aproximadamente tres minutos frente a frente. Él, con su mirada fría y calculadora analizándome completamente, de pies a cabeza. Y yo, con la mirada llena de dudas, transmitiendo todas mis inquietudes por medio de mis ojos.
Tenía la cabeza llena de tantos cuestionamiento que no sabía si quiera como empezar. Lo único que sabía con certeza, era que estando cerca de él me sentía bien. Todo parecía encajar perfectamente, su aroma era como una droga y todo mi cuerpo se llenaba de una sensación de éxtasis imposible de explicar.
-¿En serio, Samuel?- su voz retumbó en mi cabeza. Era grave, fría y estaba teñida de repulsión. Mi cuerpo experimentó una descarga. Quería escuchar su voz de nuevo.
Tomé una larga bocanada de aire y puse todo mi esfuerzo en contestarle.
-¿Quién eres?- no estaba segura de sí lo había logrado, pero al ver la reacción en sus ojos, me di cuenta de que si.
-Mi nombre es Lucian
-¿Qué es lo que quieres? Este no es tu territorio- vale, probablemente mis intentos de ser amenazadora no servían de nada contra él, pero no perdía nada intentado, ¿o sí?
Escuché su risa. Era una hermosa melodía que deseé que no acabará nunca.
-¿No es obvio? Vengo por ti, eres mi mate.
Muy bien. Alto ahí ¿mate? Definitivamente este chico estaba en drogas. No tenía ni la menor idea de que estaba hablando y al parecer, él se dio cuenta. Volvió a reír y trató de aclararlo.
-Estamos destinados a estar juntos.
Lo decía como si no fuera la gran cosa. Una vocecita en mi cabeza no paraba de decirme que estaba en lo correcto. Por eso te sientes de esta manera cuando lo ves. No, todo eso era absurdo. Yo debía estar con Sam, en eso consistía el acuerdo que hizo mi padre. No puede llegar cualquier fulano y declarar que era suya.
-Mira, es complicado. Te lo puedo explicar todo pero no aquí es peligroso y...
-¡¡AMANDA!!- el grito resonó por todo el bosque y yo reconocí esa voz al instante. Era Sam.
Lucian profirió una maldición y clavó sus ojos azules en los míos.
-Te veo mañana aquí de nuevo. A eso de las 5 a.m, no faltes.
Sin más, dio media vuelta y scomenzó a alejarse. ¿Acaso estaba loco? Con trabajo me despertaba a las 10 y él quería que llegara ahí temprano. Planeaba responderle pero él ya había desaparecido.
(**)
Sam me había encontrado unos minutos después. Estaba alterado y sus ojos llenos de preocupación. Me rogó que volviera a la mansión con él alegando que habían entrado al terreno de nuevo. Fui con él sin renegar.
El resto de la tarde la pasamos juntos. Cocinó pasta y vimos una película. Me sentí feliz con él a mi lado. Estamos destinados a estar juntos. La voz de Lucian no dejaba de atormentarme a cada minuto. Pero trataba de ignorarla y disfrutar de ese día junto a Sam.
(**)
Desperté a eso de las 4:30. Los nervios me comían por dentro. Tendría que huir de la casa sin que nadie se diera cuenta.Me levanté, tomé una ducha larga y me puse cualquier cosa. Odiaba que la ropa se desgarrara cada vez que me transformaba. Salí de la habitación y muy sigilosamente salí al bosque; sin perder tiempo, me transformé y corrí rumbo al claro.
Llegué antes que él. Mi corazón frenético amenazaba con salir de mi pecho. Aclaré mis pensamientos y traté de acompasar mi respiración cuando lo vi abrirse paso por entre los árboles. Era simplemente majestuoso.
-Viniste- su voz me transmitió el alivio que al parecer sintió- ven, sígueme.
Cruzamos el claro y corrimos por alrededor de 5 minutos. Por dentro, la culpa de haber desaparecido me carcomía, no quería hacerle esto a Sam. Pero era necesario para encontrar las respuestas que tanto estaba buscando.
Llegamos a lo que parecía un castillo. Era enorme y muy ostentoso. Nos detuvimos frente a una reja que se abrió en cuanto estuvimos frente a ella.
La puerta del castillo, estaba hecha de roble tallado y pulido, era hermosa. Se abrió y dos personas aparecieron.-Espera aquí- Lucian me sacó de mis pensamientos mientras él entraba por la puerta.
Mi mirada se desvió de nuevo al castillo y a todos los ventanales que tenía. Cuando volteé un tercer hombre estaba en la puerta.
Oh. Mi. Dios.
Era indescriptible.
Tenía una tez bronceada de ensueño. Su pelo, era negro como el carbón y le llegaba hasta los hombros, sus brazos eran fuertes y perfectamente definidos y sus ojos.
Los reconocí al instante. Era Lucian. Y estaba sonriéndome. Tenía una dentadura perfecta, rodeada por unos labios perfectos, bajo una nariz perfecta, en una cara perfecta.Cierra la boca, vas a babear. Mi conciencia hizo acto de presencia y enseguida agradecí tener forma de lobo, porque de lo contrario, estaría roja como un tomate.
-Toma- Lucian dejó lo que parecía ser un camisón a mi lado.
-No mires- le dije tímida.
-No planeaba hacerlo, aún- guiño un ojo y desapareció dentro de ls puerto junto con los otros dos hombres.
Dios, este hombre iba a matarme.
Tomé rápidamente mi forma humana y me puse el camisón. Caminé hacia la puerta y solté un gran suspiro. Por fin, tendría todas las respuestas que había estado buscando.
¿Qué tal? Espero les esté gustando. No me maten por dejarlo así, mañana prometo que tendrán un nuevo capítulo. Dejen sus comentarios y/o suposiciones. Gracias de nuevo por leerla y dejar sus votos.
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Tomada por la Bestia
Hombres LoboLa habitación está oscura. Trató de moverme para ver si hay alguna ventana para escapar pero las cadenas me lo impiden. Aprisionan mis tobillos y muñecas y me dejan extendida sobre la cama. Con un trozo de seda nada más cubriendo mi cuerpo. Siento c...