Capítulo 5.

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Haymitch

Desde hace mucho que no dormía tan bien.

Lo de anoche solo nos llevo a caricias y besos desesperados pero no mas. La mujer que logro ahuyentar mis pesadillas dormía tranquilamente a mi lado. Su brazo vendado era lo que no me tenía tranquilo, pero me relajaba la paz que reflejaba su rostro.

De a poco comencé a dejar pequeños besos en su cuello, a lo que soy correspondido con una pequeña risa por parte de ella.

-Hora de levantarse cariño, hoy tenemos un largo día.

-Cinco minutos mas-exigió.

-¿Quieres dormir mas tiempo?, vaya sorpresa cariño, ahora si creo que el fin esta cerca.

Bostezo antes de hacerme a un lado para poder darme la espalda.

-Es algo temprano.

-Cuando yo te pedí dormir mas tiempo me tiraste de mi propia cama diciendo que ya era tarde.

Esos días fueron los mas tranquilos en esta casa.

Ella solía tener su horario listo, obligando a que estuviera de pie tan solo a las seis de la mañana limpiando el desastre que hacían los gansos.

Sin embargo su actitud cambio cuando las pesadillas volvieron. Solía dormir menos, el orden despareció y nuestras discusiones aumentaron.

Ahora aquí estaba, haciendo un intento inútil por sacarla de la cama. Me pare trayendo conmigo las sábanas que la cubrían dejando a la vista esas lindas piernas que la camisa no llegaba a cubrir.

La mayoría las usaba ella, pero cuando tenía que vestirme rápido tomando cualquiera al azar, se sentía todo su olor estaba impregnado en esa prenda.

-Nunca te levantas tan temprano.

-Voy a contar hasta tres y te quiero fuera de la cama Trinket, a menos que desees probar agua fría en esta linda mañana.

-No te atreverías.

-Uno.

-Son solo unos minutos.

-Dos.

-Es domingo. ¡Por Dios!

-Tres.

Tome el jarrón que estaba sobre la mesa de noche, esta mujer siempre insistió en traer flores para adornar el lugar. Lo llenaba con agua todos los días colocando una rosa en él.

Me parecía absurdo, sin embargo en estos momentos es lo que mas pude usar a mi beneficio.

Derrame todo el agua sobre su cuerpo, por su cara al sentir el agua fría supe que era momento de retirarme.

-¡HAYMITCH ABERNATHY!

Sus grito pareció escucharse en toda la aldea de los vencedores, ya que tanto Katniss como Peeta me estaban esperando al final de las escaleras.

Ambos me miraban como si hubiera matado a la princesa.

-Habla, ¿qué le hiciste ahora?

-No se quiso levantar de la cama es todo.

-Te conocemos bien-añade el chico del pan-, y también sabemos que Effie no gritaría así por nada.

-Esta bien, solo le tiré un poco de agua encima. Deberían agradecer que no le puse un ganso a empollar en su cabeza.

-Bien, así es como nuestro ex mentor firma su sentencia de muerte, hora de irnos Peeta.

-Espera Katniss, recuerda que veníamos a preguntarles a los dos si querían venir nosotros, tendremos un día de campo junto al lago

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