Dos.

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Algo no iba bien.

_______ llevaba cerca de dos horas encerrada en el interior de su habitación del hotel mientras, supuestamente, el Departamento de Policía de Chicago conducía su investigación. Sabía lo suficiente sobre escenas del crimen e interrogatorios a testigos para darse cuenta de que aquel no era el protocolo habitual.

Para empezar, nadie le estaba diciendo nada. La policía había llegado poco después de que la gerente del hotel la escoltara hasta la habitación. El detective Slonsky, un hombre de mediana edad, ligeramente calvo y extremadamente irritable, se había presentado e instalado sobre el brazo de una silla, al otro extremo de la habitación, para empezar a tomarle declaración sobre lo que había oído esa noche. Aunque _______ había dispuesto de unos dos segundos de privacidad para ponerse unos pantalones de yoga y un sujetador, seguía sintiéndose incómoda al ser interrogada por la policía, sentada en una cama de hotel, hecha a toda prisa.

Lo primero que el detective Slonsky percibió fue el vaso de vino medio vacío, que había pedido al servicio de habitaciones y seguía sobre la mesa, donde lo había dejado hacía horas. Eso, por supuesto, había suscitado varias preguntas preliminares relacionadas con su consumo de alcohol a lo largo de la noche.

Después de que por lo visto se las arreglara para convencer a Slonsky de que no, no era una alcohólica y de que sí, su declaración tenía un mínimo de credibilidad, dejaron atrás el tema de la bebida y ella comentó el detalle de que Slonsky se había presentado como "detective", en lugar de cómo "oficial". Le preguntó si eso significaba que formaba parte de la división de homicidios.

Principalmente, quería saber qué hacía sucedido con la chica de la 1308.

La única respuesta de Slonsky fue una dura mirada de advertencia.

–El que hace las preguntas aquí soy yo, señorita Lynde.

Finalmente, _______ había empezado a hacer su declaración, cuando otro detective de paisano asomó la cabeza en la habitación.

–Slonsky –será mejor que vengas aquí –señaló en dirección a la habitación de al lado.

Slonsky se puso en pie y le dirigió a _______ otra mirada de advertencia. Ella se preguntó si practicaría la mirada frente al espejo del baño.

–Le agradecería que permaneciera en esta habitación hasta que regrese –dijo.

_______ sonrió.

–Por supuesto, detective –estaba considerando la posibilidad de tirar de rango para empezar a obtener algunas respuestas pero, llegado el momento, no estuvo del todo segura. Aún. Había pasado toda la vida alrededor de policías y agentes y sentía mucho respeto por lo que hacían. Pero la sonrisa le hizo ver a Slonsky que no la impresionaba–.

–Me alegrará cooperar en todo lo que pueda.

Slonsky la miró con suspicacia, probablemente tratando de decidir si había captado un rastro de sarcasmo en su voz. Ella usaba muy a menudo esa mirada.

–Solo quédese en la habitación –le dijo mientras se marchaba.

La siguiente vez que _______ vio al detective Slonsky fue media hora después, cuando se dejó caer por su habitación para hacerle saber que debido a ciertos "acontecimientos inesperados", no solo tendría que permanecer en la habitación más tiempo de lo previsto, sino que además iba a colocar un guardia ante la puerta. Añadió que "se había solicitado" que no efectuase llamadas, ni desde su teléfono móvil ni desde la línea del hotel, hasta que "ellos" hubiesen acabado de interrogarla.

Por primera vez, _______ se preguntó si podría tener problemas.

– ¿Se me considera sospechosa en esta investigación? –le preguntó a Slonsky.

Something About You - Algo sobre ti - (Louis y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora