Veintinueve.

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–Aquí hay alguien que quiere verte, _______.

_______ le echó un vistazo al reloj del ordenador. Eran pasadas las dos, para su sorpresa. Había estado tan absorta tomando notas de los archivos del caso que estaba leyendo, que se había saltado la comida mientras trabajaba.

–Gracias, Elaine. ¿Ese alguien tiene nombre? –Consultó su agenda –no tenía ninguna cita programada para esa tarde.

A través del interfono, la recepcionista de la entrada bajó la voz hasta convertirla en un susurro.

–Se supone que no debo decírtelo.

Después de todo lo que había ocurrido últimamente, _______ no estuvo muy segura de que le gustara cómo sonaba eso. Descolgó el teléfono.

– ¿Conozco a esa persona, por lo menos?

–Sí. Definitivamente –dijo Elaine.

–Entonces, ¿por qué no puedes decirme quién es?

–No lo sé. Solo me ha dicho que te pidiera que salieses. Oh, está mirando. Tengo que dejarte –Elaine colgó rápidamente.

_______ depositó el teléfono en su receptor. Consideró las posibilidades.

¿Louis o Harry?

Fuera el que fuera de los dos, iba a llevarla a comer, decidió.

Estaba hambrienta.

Se levantó de su escritorio y salió al pasillo, preguntándose a qué venía tanto misterio. Su instinto le decía que era Louis. Se había dejado caer con frecuencia por la oficina el último par de semanas, tanto por motivos profesionales como personales.

Pensar en él siempre le arrancaba una sonrisa. Desde el arresto de Lombard, Louis había pasado casi cada noche en casa de _______ –con excepción de las pocas noches que ella había pasado en su loft. Ambos estaban ocupados durante la semana, de vuelta al trabajo tras la noche del ataque, pero se las arreglaban para estar juntos por la noche y los fines de semana.

Louis había decidido ocuparse de reparar la barandilla de la escalera y asumir unas cuantas renovaciones más de la casa, y _______ había decidido ayudarle –lo que significaba que se sentaba en una esquina, bebiendo vino y leyendo uno de los cientos de libros de la colección de Louis, que lentamente parecía estar trasladándose a su casa.

Levantaba la cabeza de vez en cuando para charlar y hacer sus aportaciones y entonces, en algún momento entorno al segundo vaso de vino, empezaba a notar el modo en que se flexionaban los músculos bajo la camiseta de Louis mientras trabajaba y en el delicioso aspecto que tenía sudado y despeinado y, oh, oh, de pronto estaban los dos en el suelo, sudados y despeinados, dedicándose a algo que no requería martillo ni clavos.

Sin embargo, lo mejor de todo, era que le encantaban sus conversaciones –tanto saliendo de un cine, en la sobremesa después de cenar en un restaurante, como tumbados en el sofá, con su cabeza apoyada sobre el pecho de Louis mientras él le hablaba sobre casos antiguos y ella compartía recuerdos de su padre.

Por suerte, la atención de los medios parecía estar desvaneciéndose –algo que los dos esperaban. La principal noticia en prensa durante las últimas dos semanas había sido la acusación y posterior dimisión del fiscal del distrito norte de Illinois. Considerando las circunstancias, _______ suponía que el arresto de Silas había sido lo bastante discreto.

El lunes por la mañana, después del ataque de Lombard, ella se encontraba "casualmente" en la zona de recepción cuando Louis y Horan habían llegado con la orden de arresto. Había habido montones de gritos y juramentos por parte de Silas, especialmente cuando Louis lo había esposado. De pie, a un lado, junto a algunos otros ayudantes del fiscal, _______ había observado a Louis proceder calmada y profesionalmente. Había dicho algo en voz baja, que solo había oído Silas, y acto seguido el fiscal había asentido en silencio, con labios temblorosos. Curiosamente, tras eso había mostrado plena colaboración.

Something About You - Algo sobre ti - (Louis y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora