Doce.

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En el lado oeste de la ciudad, Grant puso cara de poker al aproximarse al bar, que se anunciaba con luces rojas de neón como "Club Rio". Se sentía desnudo sin el arma y la pistolera pero solo un hombre con ganas de morir trataría de colarlas en un sitio como aquel.

Abrió la puerta y un fuerte ritmo de salsa lo recibió. Casi nada más poner un pie en el interior, un portero vestido de negro, con un pingajillo en la oreja, lo cacheó. Grant le preguntó dónde podía encontrar al señor Black –era todo lo que le había dicho su contacto, que preguntara por el señor Black.

El portero señaló con la cabeza unas cuantas cabinas vacías al fondo del local. Grant escogió la de la esquina y tomó asiento. Parecía dudoso que alguien fuera a poder oírlos a él y al "señor Black" por encima del elevado volumen de la música pero, dado lo que había motivado su visita no quiso arriesgarse a exponerse a ningún oído indiscreto. Una camarera se acercó a tomarle nota y pidió un whisky solo. No pensaba beber pero las apariencias lo eran todo en esa clase de situaciones y no quería parecer demasiado nervioso o sospechoso.

Una vez regresó la camarera con su bebida, se acomodó en el reservado y fingió interesarse por los bailarines que se encontraban en la pista del centro del club. En mitad de la segunda canción, un hombre alto y delgado, de unos cuarenta años, se acercó a su mesa. Llevaba una camisa blanca de algodón de cuello abierto que colgaba sobre unos vaqueros oscuros y el pelo rubio teñido muy corto. Sus brazos, expuestos al ir arremangado, estaban cubiertos de tatuajes. No cuadraba exactamente con la imagen que había tenido en mente.

– ¿El señor Black? –preguntó Grant.

–Exacto –dijo el hombre con una voz ligeramente ronca. Tomó asiento al otro lado de la mesa–. He oído que está buscando información sobre una investigación del FBI, señor Lombard.

Grant decidió no preguntarle cómo sabía su nombre.

–Yo he oído que Roberto Martino podría ayudarme.

El señor Black encendió un cigarrillo y exhaló el humo por encima de la mesa.

–El señor Martino no ayuda a la gente, señor Lombard. La gente le ayuda a él. Dígame una cosa – ¿sabe el Senador Hodges que está aquí?

Grant decidió no preguntar tampoco cómo sabía para quién trabajaba.

–No necesita saberlo. Me envía su jefe de personal –dijo, representando la charada de que solo seguía órdenes de Driscoll.

Tampoco es que fuera muy probable que alguien fuese a enterarse de que había tenido lugar aquella reunión. El club Rio no era un bar que revelase sus secretos.

– ¿Por qué debería importarme el jefe de personal del Senador Hodges? –preguntó el señor Black.

–Es la mano derecha de un hombre muy influyente. Tener una conexión con el Senador Hodges podría serle útil a su jefe algún día.

El señor Black lo consideró mientras le daba otra calada a su cigarrillo.

–Tal vez sí. Tal vez no.

–Quizá le interesaría saber que el Senador Hodges y el señor Martino tienen un enemigo común.

–Martino tiene muchos enemigos. Tendrá que ser más específico.

–Louis Tomlinson –Grant captó el destello de reconocimiento en los ojos del señor Black–. Así que, lo conoce.

El señor Black asintió.

–Sí... Conozco a Louis Tomlinson. Aunque tenía otro nombre cuando lo conocí –ahora parecía mucho más interesado–. ¿Qué sabe sobre Tomlinson?

–Sé que se infiltró en su organización –dijo Grant–. Que traicionó a Martino y se cargó a varios hombres en el proceso.

El señor Black se detuvo un instante.

– ¿Qué es lo que quiere, Lombard?

–Tomlinson es el agente encargado de una investigación por asesinato que implica a Hodges. El FBI nos está ocultando algo. El jefe de personal del Senador me pidió que descubriera qué es. Por supuesto, les estaría muy agradecido por la ayuda. Como principal asesor del Senador, desearía poderles devolver el favor algún día –vale, había embellecido las órdenes de Driscoll pero Grant supuso que si Roberto Martino pretendía cobrarse alguna vez el favor, no sería su problema sino el de Driscoll.

Como si el silencio constituyese alguna clase de seña, una camarera apareció salida de la nada y depositó un cenicero ante el señor Black.

Él sacudió la ceniza y luego hizo rodar el extremo del cigarrillo por el cenicero. Dio otra calada y Grant percibió que estaba considerando su oferta.

–Mírelo de esta forma –ayudándonos, estaría jodiendo la investigación de Louis Tomlinson –añadió Grant–. Lo que sea que está ocultando es lo bastante importante como para que no quiera que nadie lo descubra.

El señor Black se reclinó en el reservado con una sonrisa irónica.

–Parece muy seguro de que le proporcionaremos esa información solo por el placer de hacerlo. Creo que ha sobrestimado el desagrado de Martino por Tomlinson.

– ¿En serio?

El señor Black no dijo nada inmediatamente. Tras otra calada de su cigarro, se puso en pie.

–Espere aquí.

Grant soltó el aire lentamente. Siempre que no regresara con un par de matones y un coche con el maletero plastificado, quizá lograra obtener unas cuantas respuestas.

El señor Black volvió unos minutos después. Depositó un papel plegado sobre la mesa.

–Este hombre le ayudará. Reúnase con él en esta dirección, el sábado por la noche a las diez en punto. Nos lo debe, Lombard. Ni un jefe de personal ni ninguna otra persona –usted. Así que, espero que le compense la información que este hombre le pueda proporcionar.

Grant sintió que lo invadía la ira, pese a que no mostró ninguna reacción. Él también esperaba que la información mereciera la pena.

Contaba con ella.

Desplegó el papel y vio un nombre y una dirección. Alzó la cabeza, seguro de que le estaban tomando el pelo.

–Esto no puede ser correcto.

–Es correcto –el señor Black se alejó de la cabina y desapareció entre el gentío.

Grant volvió a posar la mirada en el papel que sostenía en la mano.

Era un sorprendente giro de los acontecimientos. No conocía personalmente al hombre pero, por descontado, reconoció el nombre.

Cualquiera relacionado con la política y las fuerzas de la ley de EEUU, especialmente en Chicago, lo reconocería.

SilasBriggs..

Something About You - Algo sobre ti - (Louis y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora